Capítulo 6

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Había llegado el día de Nochevieja. La cena de Chiara con su padre había sido un poco triste, como pasaba siempre en Navidad tras la muerte de su madre. Una cena silenciosa, pero no incomoda. Acabaron pronto, Fernando le dio dos besos a su hija y explicó que prefería irse a dormir ya. Chiara fue al baño a terminar de prepararse.

Se había puesto un vestido negro, corto y ajustado. No era nada del otro mundo, pero le sentaba bien, sacaba partido a sus formas, la favorecía. Eran sólo las 11, pero Violeta les había dicho que ellos no cenarían demasiado tarde, así que podían ir cuando quisieran.

Carol y Julia no habían puesto ningún problema con ir a casa de Violeta. La verdad es que los bares y discotecas en Madrid durante Nochevieja se masificaban. Había quedado con ellas en que pasarían a recogerla en taxi, y Chiara bajó de la habitación cuando Carol la avisó de que estaban llegando.

- ¡Vamos a por el nuevo año, guiri! –gritó Carol abriéndole desde dentro la puerta del taxi, en el que la chica se metió.

- Perdónala, está muy intensita hoy. –Dijo Julia. - Estás guapísima, Chiara.

- Tú también. –Y lo estaba. Iba en un pantalón negro de cuero y una camisa blanca. Puede que no fuera el típico look de Nochevieja, pero le sentaba de miedo.

- ¿A mí nadie me va a decir nada? –preguntó Carolina.

- Tú también. Y no te pongas celosa, que no te pega nada. –Contestó Kiki, consiguiendo que Julia rompiera a reír.

Carolina puso los ojos en blanco, pero no contestó, merecía la pena soportar un zasca si conseguía sacarle una sonrisa a su compañera de piso. Esta Navidad estaba siendo dura para ella después de la ruptura con su novio. La relación se había enfriado mucho, pero llevaban tantos años juntos que Julia se encontraba ahora muy desubicada y triste.

Durante el viaje hasta casa de Violeta continuaron haciéndose bromas, buscando incluso la complicidad del pobre taxista. Le dejaron propina extra, que trabajar en un día como ese era una putada bastante grande.

- ¡Vaya! Tu amiga vive en un piso de puta madre, ¿no? –preguntó Julia, de la que estaba descubriendo que de diplomática tenía poco.

- Pues es la primera vez que estoy, antes vivía en otra zona. Pero sí, el edificio tiene muy buena pinta. –Explicó Chiara. Era un edificio antiguo, pero a la vez se notaba que estaba muy cuidado y que por dentro debía de contar con todas las comodidades.

- Joder con Violetita... -Carol iba caminando hacia el portal mientras hablaba-. ¿En qué piso hay que tocar?

- En el ático B.

- ¡Ala! Encima un ático. Coño Chiara, ¿no me habrás traído a una fiesta de pijos? –preguntó Julia.

- Que no, pesada, que Violeta no es una pija. Y su novia no lo parecía tampoco.

Tocaron el timbre y no contestó Violeta, sino un chico, pero al decir que eran amigos de Violeta les abrió el portal rápidamente. El exterior no engañaba, el edificio era fantástico. Al llegar a la puerta del ático donde vivía Vio, la andaluza los estaba esperando. Llevaba un vestido largo negro con encajes y algo de pedrería, hasta los muslos se le ajustada al cuerpo. El pelo lo tenía recogido en un moño bajo. Estaba impresionante.

- ¡Coño Violeta! ¡Estás brutal! –Carol le dio dos besos. Se adelantó a Chiara que se había quedado parada al verla tan deslumbrante.

- ¡Carolina! Cuánto tiempo sin vernos, qué alegría. –Kiki por fin reaccionó y se acercó a la pelirroja que la abrazó. - No sabes lo feliz que me hace que vayamos a pasar la Nochevieja juntas. –Violeta lo dijo bajito, susurrando al oído.

Le presentaron a Julia y las invitó a entrar al piso, había unas 15 personas.

- Después de las uvas vendrán algunos amigos, aunque no seremos muchos más. –Aclaró la andaluza-. Las copas y demás están en la cocina, no os cortéis ni un poco. Ya os dije que no trajerais nada, que lo hemos cogido todo del bar, que nos sale más barato. Venid que os presento.

Violeta les presentó a los que ya estaban en la casa, aunque Chiara se quedó solo con los nombres de los amigos de los que Vio le había hablado días antes. Alfred, Omar y Amaia, la chica del bar. Violeta se disculpó por no poder enseñarles el piso. Los dejó allí mientras iba a preparar algunas cosas con Yuls, Chiara las observó y no pudo negar que tenían mucha complicidad.

Carol enseguida se perdió entre la gente, mientras que Julia y Chiara se quedaron hablando con Amaia y Alfred. Le cayeron genial. El chico parecía muy especial e interesante. Y Amaia, bueno, era divertidísima. Espontánea y genuina. De repente la castaña notó como un brazo le cogía la cintura con suavidad.

- ¿Te lo estás pasando bien? –le preguntó Violeta dulcemente.

- Sí, tu amiga es la bomba. –Hablaban bajito, alejándose un poco del grupo.

- ¿Amaia? Pues no has visto nada, con la confianza se crece aún más.

- ¿Más? Pues no sé si Julia, lo soportará. Lleva muerta de la risa con ella desde que llegamos.

- Si, la verdad que parece que han hecho buenas migas. –Violeta las miró sonriendo.

- Es guay ver a Julia así, no la conozco mucho, pero Carol me ha contado que está pasando una mala racha después de una ruptura.

- Pues genial, porque con Amaia tendrá risas y diversión durante toda la noche. Es un no parar. –Violeta la abrazó-. Y así yo te tengo toda para mí.

Esto no era algo raro entre ellas, pero a Kiki se le pusieron los pelos de punta. Le devolvió con fuerza el abrazo a su amiga, y luego siguieron charlando de todo un poco, hasta el momento de las uvas.

Llegó el momento de las uvas, donde Chiara puso toda su concentración en no atragantarse y hacer el ridículo.

- ¡Feliz 2024! ¡Feliz año nuevo! –gritaban distintas personas.

- Vamos a seguir también la tradición americana. –Dijo Amaia. Chiara la miró sin entender muy bien a qué se refería-. La del beso, chicos.

Kiki ya sabía a qué se refería, pero su sorpresa llegó cuando Amaia puso sus manos sobre las mejillas de Julia y le plantó un beso. Carol estaba tan sorprendida como ella, pero parecía que a Alfred aquello no le llamaba nada la atención.

Se dio la vuelta para mirar a Violeta, que le explicara de qué iba el asunto. Pero la pelirroja se estaba riendo como una loca.

- ¡Joder! Ya empiezo el año hambriento mientras como los demás comen. -Se quejó cómicamente Omar.

- Anda, ven aquí. -Yuls se acercó a su amigo y le dio un pico.

- No flipes tanto, Kiki. -Le dijo Violeta-. Oye, yo también quiero un primer beso del año.

Violeta puso sus manos en la nuca de Chiara y la acercó. La castaña no podía creérselo cuando sintió los labios de Violeta sobre los suyos. Probablemente no era el primer pico que se daban en su vida, pero hacía mucho que eso ya no pasaba. Además, el beso se prolongó un poco más de los estrictamente necesario. Pese a eso a Chiara se le hizo corto cuando Violeta se separó. La granadina hundió su cabeza en su cuello.

- Feliz año, Kiki, me alegro mucho de que estés aquí y de que hayas sido mi primer beso del año. Me vas a traer buena suerte seguro.

Acto seguido rompió el abrazo, dejándola con la mayor cara de idiota del mundo. Se abrazó y se besó con su novia, y empezó a felicitar el año a todo el mundo.

- ¿Pero eso qué ha sido? –le preguntó Carol.

- Pues una tradición americana, o no has oído a Amaia. –Respondió Chiara, sonrojada.

- Anda que sí, vaya morro que tiene la de Pamplona. Eso ha sido raro de cojones, y el beso que te acabas de dar con Violeta aún más. –Carol se lo decía al oído, pero Kiki se separó.

- No ha sido raro, ha sido una tontería. No me comas la cabeza, ni a Julia. Vamos a empezar bien el año, Carolina. No me seas intensita ni telenovelera.

Y se alejó dejándola plantada en mitad del salón. Esa noche quería disfrutar de la fiesta, y de Violeta. 

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora