Capítulo 63

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Kiki abrió la puerta de su piso y dejó que Violeta entrara primero. Venían del hospital. Ya le habían hecho la extracción, y aunque había ido bien, también estaba dolorida.

- Túmbate un poco en el sofá. ¿Qué quieres cenar? –preguntó Kiki mientras la ayudaba a quitarse la chaqueta.

- No tengo hambre, ganas de tumbarme sí, pero hambre...

- Vio, tienes que comer algo. Mira, piénsatelo y te cocino algo en un momento. Voy a bajar a la farmacia a por los medicamentos que te han mandado.

- Venga, vale. Pero mientras me voy un poco hasta la cama.

Chiara cogió la cartera y salió de casa. Estaba muy preocupada, pero también le daba tranquilidad que Violeta se dejará cuidar por ella. También había aceptado que les contaran la situación a sus amigos, aunque no había cedido en cuanto a su padre. Hasta no tener los resultados de la biopsia no quería decirle nada.

Volvió de la farmacia con los medicamentos que le habían recetado a Violeta para el dolor del pinchazo. Según abrió la puerta escuchó ruidos que le indicaron que había más gente en la casa.

No había nadie en la entrada ni en el salón así que fue directa a la habitación. Vio estaba en la cama dormida, pero a sus lados estaban tumbadas Ruslana y Amaia.

- No te enfades. –Susurró Rus-. Estaba despierta cuando llegamos. Se ha dormido y no la estamos molestando.

- Tampoco estamos moviéndonos nada de nada, para no correr el riesgo de hacerle daño. De verdad. –Añadió Amaia.

- No pasa nada. Al contrario. –Kiki sintió como las lágrimas amenazaban por salir.- Gracias por venir a estar con ella, chicas.

- Pero no llores. –Ruslana hizo amago de levantarse.

- No. Quédate ahí con Vio. No pasa nada, estoy bien. Voy a la cocina a hacer algo para que cenemos.

- Hemos traído pizza, están Carol y Julia en la cocina.

- Vale, pues ahora os vengo a llamar. Tranquilas.

Kiki fue a la cocina, donde Carol y Julia preparaban los platos para poner la mesa.

- ¡Kiki! Vio nos dijo que estabas en la farmacia. ¿Te molesta que vengamos? –Carolina se acercó a ella.

- Hemos traído pizzas. Pensamos que no os apetecería cocinar. Hay de piña, para contentar a Violeta.

- Es guapa, elegante, graciosa, tiene gusto para las mujeres... Lo de la piña en las pizzas se lo podemos perdonar.

Y Kiki quiso reírse, pero en su lugar rompió a llorar. Rápidamente notó como Carol la abrazaba. Se hundió entre sus brazos.

- Ay, Kiki... -exclamó la chica.

- ¿Pero está todo bien? –preguntó asustada Julia-. Por mensaje pusiste que la prueba había ido bien.

- Sí, sí. –Chiara rompió el abrazo para contestar y limpiarse la cara-. Ha ido rápido y bien. Y su doctora es estupenda, ha metido presión al laboratorio y dice que mañana ya nos llama con los resultados.

- ¿Es la tensión de todo el día, no? –preguntó Carol, y la castaña asintió.

- Y el miedo. –Añadió-. Estoy muerta de miedo. Pero no quiero que Violeta me vea así.

- Lo entiendo. –Julia le acarició la cara.- Pero con nosotras te puedes desahogar. No te lo guardes todo.

- Gracias, no sé qué haría sin vosotras.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora