Capítulo 52

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Kiki parecía un león enjaulado. Daba vueltas como una loca en su salón. Ya estaba amaneciendo, pero ella no había podido dormir en toda la noche. Sabía que le vendría bien hablar con alguien, en terapia le habían dicho muchas veces que guardarse las cosas no era algo que la beneficiara, pero no tenía ganas de compartir eso con nadie. Le iban a decir que había hecho fatal, que no le complicara la vida a Violeta... pero ella se quería aferrar a ese beso. Aun así, cuantas más vueltas le daba, más se daba cuenta de que lo fundamental era conservar su relación con Vio, no quería que se alejará de ella, así que estaba dispuesta a disculparse, prometerle que no iba a volver a pasar, y aunque fuera difícil, cumplir su promesa.

Le tenía que mandar un mensaje, pero no sabía muy bien que ponerle. Por eso estaba con el móvil en las manos cuando éste la asustó vibrando. Era un whasapp, de Vio...

- Kiki, tengo que hablar contigo. Nos podemos ver esta tarde, ¿después de comer?

- Claro. ¿Dónde quieres quedar?

- ¿Tomamos un café por ahí? Cualquier cafetería me vale...

- Genial. Mándame ubicación. A mí también me vale cualquier sitio.

Joder, ahora sí que estaba nerviosa. ¿Qué quería decirle? Seguramente que no quería volver a verla más. Tenía que crearse un buen discurso para hacerla cambiar de opinión.

Fue una de las mañanas más largas de su vida. Amaia tocó a su timbre como todas las mañanas, pero ese día Kiki fingió que no estaba en casa. Sentía que necesitaba estar sola. Prácticamente no pudo comer, y llegó la tarde.

Violeta le mandó la ubicación de una cafetería que no conocía y Chiara salió con tiempo, quería ir caminando, llegar despejada. Pero cualquier intento de tranquilidad se evaporó en cuanto entró en esa cafetería y la vio. Violeta ya había llegado. Estaba sentada con una taza de café en las manos, el pelo suelto y sonriendo mientras miraba su móvil.

- Debe de ser entretenido lo que estás mirando.

- ¡Hola! Es un mensaje de Julia... -Kiki sintió como si un puñal la traspasara, pero lo disimuló de la mejor manera que pudo.- Perdona que ya haya pedido, pero es que me moría de ganas de tomar un café.

- Me parece que se te olvida que tienes un bar.

- Que simpática. –Contestó Violeta sonriendo-. Es que Bea llegó un poco tarde y no quería hacerte esperar.

- Pues gracias...

Se quedaron calladas. Chiara se entristeció al notar lo nerviosa que estaba Violeta, nunca quiso que se sintiera mal en su presencia, más bien todo lo contrario. En su tiempo en Menorca había reflexionado mucho sobre las cosas que ella había aportado a la vida de Violeta. Aunque sabía que había habido muchas más cosas buenas que malas, el dolor que le había causado pesaba demasiado. Y ahí estaban otra vez, siendo ella la causante de sus malos momentos.

- Kiki... creo que tenemos que hablar de lo que paso ayer...

- Lo siento mucho. –Interrumpió Chiara-. Siento lo que hice ayer, tú te estás portando muy bien conmigo y he traicionado tu confianza. Perdóname, por favor.

- ¿Te arrepientes? –No supo interpretar la expresión de Vio, y la pregunta en sí la descoloco.

- Eh... yo...

- La pregunta es sencilla, ¿te arrepientes de haberme besado?

- No. –Le salió solo. Según lo dijo se quiso morir. Ese no era el plan que llevaba pensado.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora