Capítulo 14

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Violeta estaba sentada en la cama de su habitación después de haberse duchado y haber llamado a Yuls. Le había contado a la chica lo mal que les había ido con Ruslana. Vamos, que peor imposible. Como siempre su novia había estado a la altura, la había tranquilizado.

Fue hasta la puerta de la habitación de Kiki y la llamó. La castaña no contestaba, así que Violeta insistió. Al no recibir respuesta dudó, pero finalmente decidió entrar en la habitación.

Chiara estaba sentaba en la cama, envuelta en una toalla y con el pelo mojado. Tenía la cabeza apoyada entre las manos. Por el movimiento de su cuerpo Violeta se dio cuenta de que estaba llorando. Levantó la cabeza al escuchar el ruido de la puerta abrirse y se levantó de golpe.

- Perdona, Vio, se me ha pasado el tiempo sin darme cuenta. Si esperas cinco minutos me visto y bajamos.

- Tranquila... No tenemos prisa. ¿Estás bien?

- Sí, sí, no te preocupes. –Kiki empezó a buscar ropa nerviosamente en su maleta. Violeta se acercó a ella y la detuvo cogiéndola de las manos.

- Kiki, para. Siéntate un momento. –La guio hasta que la castaña se volvió a sentar en el borde de la cama.

- Violeta, de verdad que no... -Pero se detuvo cuando la granadina se arrodillo en frente de ella y la miró. No pudo evitar romper a llorar.

- Ya está cielo, desahógate. –Violeta le acarició la cara con sus manos.

- La he cagado mucho, ¿verdad? –preguntó sollozando.

- Bueno, no estuviste demasiado agradable. Pero la situación era muy complicada...

- Me puse a la defensiva, como si ella tuviera la culpa de lo que mi padre hizo.

- Estás sobrepasada por todo, Kiki, es normal que estés así de nerviosa...

- Es solo una cría que lo ha debido de pasar fatal, y yo me he comportado como una niña de papá que no quiere que nadie le haga competencia.

- Pero tú sabes que no eres así. Y yo también lo sé.

- Es que me enfade mucho cuando nos contaba todo eso, imaginar a mi padre engañando a mi madre... yo... -las lágrimas hacían muy difícil para Kiki hablar.- No quiero pensar esas cosas de mi madre. Es como manchar su memoria...

- Kiki, nada ni nadie puede estropear el recuerdo que tienes de tu madre. El matrimonio de tus padres no fue perfecto, pero eso no significa que no se quisieran. Eran tus padres, pero también eran una pareja, un hombre y una mujer normales... Eso sí, viéndote a ti, si ella te educo, tuvo que ser una mujer extraordinaria.

- La echo de menos... -Kiki lloró más fuerte tras escuchar las palabras de Violeta.

La pelirroja se incorporó un poco para poder abrazarla, y así la tuvo un rato, mientras la castaña se calmaba.

- Creo que... creo que quiero conocerla. La idea de tener una hermana no me causa tanto rechazo como pensaba. Y ella...

- Parece buena chica. –Terminó Violeta, sonriendo-. Sé que hoy ha ido mal, pero puede que, si le damos tiempo, lo puedas volver a intentar.

Chiara asintió y se quedaron en silencio. Violeta se puso de pie, y en ese momento Kiki la detuvo sujetándola por la cintura. Se quedaron mirándose, mientras Violeta acariciaba el pelo de la castaña, aún húmedo.

- Sécate un poco el pelo y vístete para que podamos ir a comer algo. –Dijo Violeta con dulzura.

- ¿Qué está pasando entre nosotras, Vio? –Se quedó sorprendida, no esperaba tener esa conversación en ese preciso momento. Kiki estaba totalmente vulnerable.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora