Capítulo 48

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-          Mira, mejor ahora nos vamos a tomar un café y mañana ya si eso...

-          ¡Qué no, Rusli! Lo hemos estado hablándo todo el día, así que vamos. No va a ser para tanto.

-          Es que no sé qué decirles. ¿Tú no estás nerviosa?

-          A ver, son Vio y Julia, no tenemos que estar nerviosas...

-          Yo no lo veo tan claro.

-          Venga.

Y Amaia la arrastró lo que quedaba de calle hasta el portal de Julia y Violeta. La navarra las había llamado para avisarlas de que iría esa tarde por su casa para visitarlas, y al final las chicas la habían invitado a cenar. Amaia suponía que pretendían contarle lo suyo, pero que ella ya estaba al tanto no era la única sorpresa que les tenía reservada. Llevaba a Ruslana con ella porque consideraba que tenía una charla pendiente con Vio.

Tocaron el timbre del portal y subieron en el ascensor en silencio. Era curioso, Ruslana iba más nerviosa. El día con Amaia la había ayudado a reflexionar, y se había dado cuenta de que se había pasado con Violeta. Ahora tenía miedo de que, aunque la granadina la perdonara las cosas, no volvieran a ser como antes.

-          ¡Coño, Amaia! Qué raro para ti llegando puntual... ¿Ruslana? –Julia había abierto la puerta.

El "Ruslana" había sonado bastante agresivo, consiguiendo que la más pequeña diera un paso atrás. Probablemente hubiera dado más de uno si Amaia lo ha hubiera agarrado del brazo.

-          Estaba sola en casa y he pensado que podía acompañarnos a cena. ¿No hay ningún problema, verdad? –preguntó con falsa inocencia Amaia.

-          Pues mira, en realidad habíamos invitado a Amaia solamente...

-          Claro que no hay ningún problema. –Violeta interrumpió a Julia. Apartó suavemente a la gaditana de la puerta e invitó a sus otras dos amigas a pasar.- He hecho lasaña, así que hay de sobra para todas.

Las cuatro fueron hacia el salón de la casa en silencio, se notaba demasiado la tensión en el ambiente. Era raro que hubiera ese clima entre personas que tiempo atrás solían hablar sin parar. Julia además de nerviosa estaba cabreada, lo que no ayudaba para nada a mejorar el clima.

-          La mesa ya estaba puesta, así que voy a por un plato más. –Vio comenzó a dirigirse a la cocina.

-          Espera que te acompaño. Qué además hemos traído helado de postre. –Amaia la siguió.

Ya dentro de la cocina Amaia le dio la bolsa del helado a Violeta y se quedó observando como la chica preparaba los cubiertos y miraba el horno.

-          Esto ya casi está. Voy a sacar unas cervezas y vamos para allí. No me parece buena idea dejar a Rus y Juli solas más tiempo del necesario.

-          ¿Julia está muy enfadada?

-          Bueno... no sé qué te ha contado Ruslana. –Violeta la miró con nerviosismo.

-          Pues por lo que sé, Julia debe de estar enfadada por la forma en la que Rus te ha tratado, pero seguramente también le moleste que hoy este aquí porque queríais hablar a solas conmigo y piensa que Ruslana lo va a enturbiar. Seguramente tú pienses lo mismo en ese sentido. Pero no tenéis razón, Rus no viene a malmeter, y además, la conversación de tres que teníais pensada ya no es necesaria. Sé lo vuestro, y no pasa nada, está todo bien. Lo digo en serio.

A Violeta se le cayó un tenedor al suelo. Con la boca abierta y el corazón desbocado era incapaz de reaccionar. Amaia camino hacia ella y la cogió de las manos mientras le sonreía.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora