Capítulo 19

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Violeta esperaba contra la puerta del ascensor a que Chiara terminará su conversación con la recepcionista. La castaña comenzó a caminar hacia ella con una tarjeta en la mano.

-          ¿Hay habitaciones? –preguntó la granadina.

Kiki asintió y las dos se subieron al ascensor. En el taxi habían venido besándose, pero ahora parecía que de repente estaban tímidas. Fueron hasta la última planta, donde estaban las mejores habitaciones, las suites. Caminaron hasta una habitación que estaba en la punta contraria de la que Chiara compartía con su padre. La castaña paso la tarjeta y abrió la puerta. Era una suite de dos habitaciones, una pequeña salita y el dormitorio.

-          ¿Quieres tomar algo? –preguntó Kiki quitándose la chaqueta y abriendo el minibar.

-          Vale... Lo que tú quieras. –Se quito también la chaqueta y se sentó en un sillón.

Observó como Chiara sacaba una botella de cava y buscaba unas copas en un pequeño armario. Le dio una a Violeta y se sentó en el sillón de enfrente, mirándola mientras bebía.

-          Está bueno. –Dijo Vio, sintiéndose completamente ridícula en esos momentos.

Kiki la miraba intensamente, y ella no sabía cómo actuar. Se levantó pensando en ir al baño para tomarse un respiro. Lo que no esperaba era que la castaña la agarrara del brazo y tirara de ella, sentándola en sus piernas. Sus rostros quedaron a milímetros de distancia, mientras se miraban directamente a los ojos. Y entonces sus bocas chocaron. Violeta cogió la cara de Kiki entre sus manos, profundizando el beso, y en un movimiento se recolocó sobre ella, quedándose sentada a horcajadas. Chiara puso las manos en la cintura de la andaluza, y la acerco a ella, quería sentirla más cerca si es que eso era posible. Sus lenguas jugaban, se mordían suavemente los labios, y a ambas se les escapaban pequeños gemidos.

Se habían besado ya varias veces, pero pocas con tanta intensidad y necesidad. Sin embargo, Kiki quería aún más. Rompió un momento el beso y metió sus manos por debajo de la camiseta de Violeta, muy despacio, casi con timidez, sus ojos parecían pedirle permiso a la pelirroja para seguir. Violeta como respuesta la volvió a besar, aunque esta vez de una manera más tierna y sensual.

Kiki empezó a acariciarle la espalda, despacito, solo con las puntas de los dedos. Mientras que la pelirroja detuvo la batalla que sus lenguas mantenían para centrarse en el cuello de su amiga. Violeta sintió una necesidad irrefrenable, sin poder evitarlo empezó a chupar con fuerza. Cuando Chiara sintió los dientes en su cuello, fue como si una corriente eléctrica atravesara su cuerpo. Clavó sus uñas en la espalda de Violeta y gimió.

-          Quiero más... -susurró Kiki.

Violeta se echó para atrás y, sin dejar de mirar a los ojos a la castaña, se sacó la camiseta. Kiki le tocó los pechos por encima del sujetador. Los miraba embelesada, sin poder creer que estuviera disfrutando de ellos otra vez, de un movimiento abrió el sujetador, dejándolo caer a la alfombra del salón.

Con uno de sus brazos en la espalda de Vio la atrajo contra sí misma. Su otra mano se posó sobre uno de los pechos, apretándolo suavemente. Comenzó a besar el otro pecho, deleitándose en él. Apretó un pezón con los dedos mientras mordía el otro, consiguiendo hacer gritar a Violeta.

-          Házmelo... -la voz de la andaluza era casi imperceptible.

-          ¿Qué? –preguntó Kiki separando sus labios del pecho.

La había oído perfectamente, pero necesitaba volver a escucharla. Quería que lo repitiera. Violeta acercó su boca a la oreja de Kiki.

-          Fóllame... -susurró.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora