Capítulo 69

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Violeta reponía bebida en las neveras mientras Amaia salía del almacén con el móvil en la mano.

- Tú no trabajes, eh, no vaya a ser que te empiece a pagar por hacer algo.

- ¡Ay, Vio, perdona! Es que estaba mirando...

- ¿Videos de gatitos? Es lo único que sería perdonable.

- No, si tenía algún mensaje de Alfred. Y sí, acaba de llegar a Barcelona.

- Vale, eso también es perdonable.

Alfred había pasado unos días más en Madrid, pero finalmente había vuelto a su ciudad. Quería pasar tiempo con sus padres y poner en orden su cabeza.

- ¿Todo bien? -preguntó con cariño Violeta.

- Sí, sí. Lo veo más animado que cuando llegó, ¿Tú?

- También. Al menos tiene un plan. Ya verás como le va a venir bien ir a terapia. Pero vamos, qué te preguntaba si estaba todo bien contigo.

- Sí... me ha gustado verlo. A ver... -Amaia se sentó en una de las banquetas.

- Ala, ya se ha sentado como si estuviera de cañas.

- ¿Te cuento?

- Venga, sí, que le vamos a hacer.

- Eso, que me ha gustado verlo. Ya sabes que lo quiero mucho. Aún así no te puedo negar que me descuadro mucho, pero por otra parte... no me hizo dudar nada, ni un poquito. Es reconfortante sentir que tienes las cosas tan claras. Lo que quieres y con quien lo quieres. A quien quieres vamos. Es guay.

- Sí que es guay, sí. ¿Y Julia?

- Si ya lo sabes, tonta, que ayer me dijo que fue a dar un paseo pero estuvo aquí.

- ¿Cómo lo sabes? -preguntó extrañada Violeta.

- Cuando llegó a casa me dio un beso y sabía a cerveza.

- ¿Y eso tiene que ser por cojones que estuvo aquí?

- Claro, donde iba a ir si no. Tampoco era el drama como para ir a beber sola por los bares. Es más, no había drama.

- No había. Está contenta.

- Se quedó loquísima cuando vio aparecer a Alfred, pero luego ya estaba muy tranquila.

- Confía en ti. Se dio cuenta de lo mucho que lo hacía al verte con Alfred.

- Vaya... lo he conseguido. ¡Tía! ¡Qué lo logré! -Dando saltitos se metió dentro de la barra y abrazó a su amiga.

- ¿Qué se celebra?

Julia acaba de entrar por la puerta del bar y las chicas no sé habían dado ni cuenta.

- Pues que he hecho un recuento así a ojo, y me parece que este mes Amaia no ha roto nada de la vajilla. -Violeta inventó la primera excusa que le vino a la cabeza.

- Pero bueno, si el otro día me dijiste que se te habían caído dos tazas. -Julia dejó su bolso encima de la barra.

- ¡Pero si me dijiste que te parecía que las habían robado unos clientes en la terraza! ¡Qué las habías visto meterlas en un bolso!

- ¡Chivata! -Amaia pasó la mirada de su chica a Vio-. Jolín, se me escurrieron de la bandeja.

- ¿Para qué usas bandeja? ¡Si no sabes, Amaia! No tienes equilibrio.

- Porque queda elegante.

- Elegante dice, que parece que está haciendo una prueba del Gran Prix cuando la lleva. -Apuntilló Julia.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora