Capítulo 37

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Los momentos posteriores a esa llamada fueron frenéticos. Habían salido pitando del restaurante hacia el hospital. Hubieran ido en completo silencio si no fuera porque Ruslana era incapaz de callarse. Tenía mil preguntas en la respuesta, y la gran mayoría los demás no se las podían contestar.

Cuando llegaron al hospital les indicaron que tendrían que hacerle unas pruebas a Fernando para asegurarse de que era compatible con el corazón y de que estaba en condiciones de pasar por una operación.

Las dos parejas esperaban en la sala de espera, donde pronto se les uniría Carolina.

-          ¿Familiares de Fernando Oliver? –Los cinco se levantaron para acercarse a la médica que los había llamado-. Los resultados han sido positivos, así que vamos a realizar el trasplante. Aún no hemos anestesiado a Fernando, así que si quieren alguien puede entrar a verlo.

-          Ellas dos, son sus hijas. –Dijo Violeta señalando a Ruslana y Kiki.

Las dos hermanas siguieron a la doctora y tardaron unos diez minutos en volver. Aunque emocionadas parecían contentas.

-          Esta más tranquilo que nosotras. –Explicó Chiara sentándose al lado de Vio.

-          Me lo puedo imaginar, tu padre es así. –Violeta le cogió la mano y la apretó con fuerza.

-          Ya estoy yo nerviosa por él y por mí. –Ruslana recibió el abrazo de Omar, aferrándose a él.

-          Eso también es normal. –Exclamo Carol.- Pero esto es bueno, es un momento difícil, pero es bueno.

-          Claro, es como cambiarle las pilas al mando de la tele, luego funciona mucho mejor. –Todos miraron estupefactos a Omar-. Joder, que burrada acabo de decir. Perdón, yo también estoy algo nervioso.

Pero consiguió que todos se rieran. Violeta se dio cuenta de que el resto de personas que estaban en la sala de espera los miraban, pero le dio igual, cada uno vivía ese tipo de situaciones como quería o podía.

La operación duraba unas cuatro horas, llevaban unas dos horas cuando vieron a Julia aparecer. Carol la había avisado.

-          Igual no pinto nada aquí, pero me parecía mal estar en casa mientras todos vosotros estabais aquí... -Le explico Julia a Violeta cuando se abrazaron.

-          No digas tonterías, nos alegramos mucho de que estés aquí.

La espera se hizo larga, pero estando los seis juntos lo llevaron mejor. Cuando vieron entrar a la sala de espera a la misma doctora que la anterior vez ni siquiera esperaron a que los llamara y corrieron hacia ella.

-          La operación ha salido bien. –Dijo la mujer con una sonrisa en la cara. Fue inevitable que se abrazaran con alivio.- Las siguientes horas son importantes, hay que esperar a ver cómo evoluciona. Aunque en quirófano todo salió tal y como esperábamos. Tardará unas horas en salir de la anestesia, por si quieren ir a casa.

Los chicos discutieron durante unos momentos sobre qué hacer. Ya era de madrugada.

-          Kiki, en serio, ve a casa, dúchate, come algo y trata de descansar un poco. Y Ruslana debería de hacer lo mismo. Volved a primera hora de la mañana. –Le pidió Violeta.

-          No quiero que se despierte y no haya nadie.

-          Me quedó yo hasta que tú vuelvas. Si se despierta antes de que llegues yo estaré aquí, te lo prometo. Cuando va a estar espabilado y va a querer compañía es mañana, es cuando vosotras dos tenéis que estar a tope de energía. Que os acompañen a casa Carol y Omar.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora