Capítulo 55

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- Ummm... Vio, ¿qué haces?

La pelirroja le dejaba besos por la espalda mientras pasaba sus dedos y uñas por los costados de la castaña.

- ¿Pero no estás agotada? –preguntó Kiki riendo.

Se dio la vuelta y besó a Violeta en la boca. Pudo ver el despertador, pasaba de medio día. Pero daba igual ya que era sábado y ella no trabajada. Violeta sí, pero por la tarde. Además, esa noche no cerraría ella. Era el cumpleaños de Omar e irían todos de cena.

- Yo nunca me canso de ti. –Violeta se puso encima suyo-. Pero es verdad también que tengo hambre. –De un salto salió de la cama dejando a Chiara sola entre las sábanas-. No tengo nada en la nevera así que me ducho y bajo al súper. ¿Qué te apetece comer?

Lo último lo dijo ya saliendo de la habitación. Estaban en casa de Vio. Hacía ya unos días de la noche en el hotel y se estaba convirtiendo en una costumbre dormir en el piso de la granadina. Había decidido no dejarse llevar por el mal rollo que le daba pensar en todas las cosas que habían pasado en esa cama en su ausencia. Y la verdad es que con Violeta desnuda por la habitación era difícil pensar en otra cosa.

Kiki salió de la cama y se puso la ropa de deporte con la que anoche mismo había llegado de la academia. Se acercó a la puerta del baño.

- Comemos lo que tú quieras. Me voy a tomar un café en el salón.

- ¡Perfecto!

- A no ser que quieras que me duche contigo.

- ¡Quédate ahí! Que tengo hambre de verdad. No me pretendas liar.

Riéndose Kiki fue a la cocina y se calentó un café. Se estaba acostumbrando en muy pocos días a ese piso. O más bien a la cotidianidad con Violeta. Lo que algunos consideraban la monotonía de las relaciones lo encontraba apasionante si lo compartía con ella.

Estaba sentada en el sofá con la tele puesta cuando escuchó como la puerta de la calle se abría. Se extrañó, pensaba que Bea estaría comenzando su turno en el bar en esos momentos.

- ¡Ya estoy en casaaaa!

No era Bea. Pero esa voz obviamente la conocía.

Julia entró al salón como un rayo, mientras empujaba una maleta. Pero se paró en seco al ver que la que estaba en el sofá no era ninguna de sus compañeras de piso.

- ¿Chiara...?

- Hola Julia, ¿Qué tal?

- Bien... ¿Y tú?

Kiki se limitó a asentir con la cabeza. Ninguna hizo el movimiento para levantarse y darse dos besos como saludo. Se miraban más cohibidas que otra cosa.

- He pensado que podíamos comer pasta, algo rápido...

La voz de Violeta las sorprendió mientras llegaba al salón envuelta en una toalla y con el pelo mojado.

- ¡Julii!

Prácticamente se lanzó a los brazos de la gaditana, que respondió apretándola con fuerza e incluso levantando un poco sus pies del suelo.

Genial, pensó Kiki, esta era la imagen que más necesitaba ver en estos momentos. Violeta prácticamente desnuda encima de Julia.

- ¿Pero qué haces aquí? –preguntó Vio separándose del abrazo, para alivio de Chiara-. Pensé que venías la semana que viene.

- Cambie de opinión hace dos días, y así llego para el cumpleaños del cavernícola.

- ¡Deja en paz a Omar, qué acabas de llegar! –Violeta le dio un pequeño puñetazo riéndose.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora