Capítulo 10

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Durante los primeros segundos en los que Chiara estuvo despierta pensó que había tenido uno de los sueños más increíbles de toda su vida, entonces abrió los ojos y se dio cuenta de que no era un sueño. Violeta estaba a su lado en la cama, desnuda.

Todo lo ocurrido anoche la golpeó de repente. ¿Qué había significado? Bueno, lo que significaba para ella estaba claro, pero ¿y Violeta? La noche anterior no había querido hablar nada, así que no sabía que pensar.

- Joder, el móvil... -dijo Violeta con la voz ronca, asustando a Chiara.

- ¿Qué?

- Un móvil está vibrando en el salón. –Repitió Vio, y se incorporó en la cama.

- Coño, que oído tienes...

Violeta se levantó y se puso el pijama que Kiki le había quitado anoche. Todo esto de espaldas, sin mirarla, lo qué la estaba poniendo nerviosa.

- Vio...

- Ahora vuelvo, voy a ver si es mi teléfono.

¿Se arrepentía? ¿Es qué ahora era incapaz de mirarla a la cara? La escuchó caminar por la cama.

- ¡Mierda!

- ¿Qué pasa? –preguntó Chiara. Violeta irrumpió en la habitación. Con su móvil en la mano.

- ¿Dónde tienes tu móvil, Kiki?

- En el bolso, se me acabó la batería anoche...

- Tengo varias llamadas perdidas del hospital. Tengo el número grabado de otras emergencias de... –Chiara se sentó en la cama.

- ¿Mi padre? –Violeta asintió con la cabeza.

- A su médico le dejó mi número para que me llamara en caso de alguna emergencia. Voy a devolver la llamada.

Chiara la observó mientras esperaba a que le contestaran el teléfono.

- Buenas, soy Violeta Hódar. Tengo unas llamadas pérdidas de... Sí, sí claro.... ¿Pero no me puede decir nada más? .... Vamos para allí. Gracias.

Violeta la miró después de colgar.

- Tu padre se ha puesto enfermo de noche. Está en la UCI.

- ¿Pero qué le ha pasado? –Chiara notó como las lágrimas inundaban sus ojos.

- No me lo han querido decir. –Violeta se acercó a ella y apoyando una rodilla en la cama le acarició la cara-. Kiki, cielo, tienes que vestirte y tenemos que ir hasta el hospital. Allí nos enteraremos de lo qué ha pasado. Te dejaré un jersey para que no lleves la blusa de anoche. Tengo el coche en el garaje.

Violeta sacó ropa de su armario y se la tendió a Chiara, mientras ella misma empezó a vestirse. Pero enseguida se dio cuenta de que Kiki no se ponía en funcionamiento. Con la mirada perdida seguía sentada en la cama, en la misma postura en la que le dio la noticia. No era la primera vez que la veía así, en el internado y a lo largo de su vida en varias ocasiones había sufrido una disociación ante situaciones complicadas. Su mente escapaba de su cuerpo cuando no sabía cómo gestionar el dolor

- Kiki... Kiki, mírame. -Violeta se agachó frente a Chiara y le agarró con delicadeza las manos-. Cariño, tenemos que ir al hospital.

Le acarició la mejilla lentamente, y por fin pudo hacer un contacto visual con la castaña. Cogiéndola de las manos la ayudó a levantarse, y le metió por la cabeza el jersey que había escogido para ella. 

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora