Capítulo 66

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- Kiki, Kiki... -Violeta apretó con fuerza su brazo.

La jodía por la vida seguía poniéndose nerviosa cada vez que cogía un avión. Y ahí estaba su chica, espatarrada en su asiento cuando desde megafonía les habían pedido ya que se pusieran los cinturones, el vuelo que las traía de vuelta de Granada estaba a punto de aterrizar.

- ¿Sí...?

- ¡Ponte el cinturón!

- ¡¿Ya?! –Chiara saltó del susto y comenzó a buscar su cinturón entre las risas de Violeta.- ¿Ya hemos llegado? ¡Cómo no me despiertas antes!

- Es lo que llevo intentando un buen rato, pero coño, duermes como una manta.

- Es qué estoy agotada, debe de ser el jet lag.

- ¿Qué jet lag? Venimos de Motril, y hemos cogido el vuelo después de comer, que, vamos, madrugar lo que se dice madrugar, no lo hemos hecho.

- Bueno, bueno, detallitos.

- En fin, esta noche descansas, lo prometo.

- ¡No! Tienes que venir a cenar a mi casa.

- Pero Kiki, mañana tengo que ir al bar a primera hora, y en tu casa no tengo ropa. Y si voy a cenar me quedo a dormir fijo, que nos conocemos.

- Venga porfa, que te llevo yo a casa después de cenar. Te doy mi palabra.

Chiara siguió insistiendo mientras esperaban las maletas, y al final con la promesa de pedir al Burguer King consiguió que Violeta cediera.

- ¿Cómo quieres las patatas? –Vio miraba su móvil.

- Espera y pedimos cuando estemos en mi casa, pesada. Qué ya casi estamos. –Kiki abría el portal mientras la pelirroja miraba su móvil.

- Pero cuanto antes pida por la app, antes nos llega.

- ¿Tanta hambre tienes?

- Muchísima.

- Ven aquí que te voy a dar yo de comer. -Según entraban en el ascensor, KIki empujaba a Violeta contra la pared y comenzaba a besarla.

- Joder... me prometiste que cenábamos y me llevabas a casa, y me vas a liar, que lo estoy viendo venir. –Kiki reía y cogía a Violeta de la mano para salir del ascensor y dirigirse a su puerta.

- No te haces una idea... Venga entra. –La empujó.

- ¡¡¡SORPRESAAA!!!

Ahora Vio ya se podía hacer una idea de lo que era sufrir un infarto. Los que habían gritado eran todos sus amigos, que desafinando un montón empezaron a entonar el cumpleaños feliz. Ruslana apareció desde la cocina con una tarta y las velas encendidas. Todos la rodearon para que soplara las velas, y vitorearon cuando lo consiguió.

- No me lo puedo creer, no sé ni que decir. Muchas gracias.

Y empezó el reparto de besos, achuchones, los clásicos tirones de orejas de Omar, el abrazo rompe espaldas de Julia, y los "Ay Vio" de Amaia.

- Te voy a matar... -Violeta se acercó a Chiara y la besó colgándose de su cuello-. ¿Ha sido cosa tuya, verdad?

- La idea sí, pero el trabajo sucio lo han hecho todo estos pobres.

- ¿Pero no te dije que con el viaje ya era suficiente regalo?

- Vio... este cumpleaños era especial. No lo celebramos esos días con todo el lío de la prueba, pero lo teníamos que hacer. Es el primero que pasamos juntas desde que volvimos, y bueno, además con todo lo que ha pasado... Necesitaba que lo celebráramos. –Violeta notó como sus ojos se llenaban de lágrimas, pero lucho por contenerlas.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora