Capítulo 46

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-          Coño, Vio, por favor, apaga el puto despertador.

Violeta se revolvió en la cama, no recordaba donde había puesto el puto móvil que no dejaba de sonar. Se tiró al suelo y cogió su mochila, logrando por fin apagar la alarma.

-          Tienes que cambiar el timbre, de verdad, me minas la moral desde primera hora. –Julia escondió la cabeza debajo de la almohada.

-          Da igual que canción sea, te levantas siempre de mal humor, así que no me vas a hacer sentir culpable. –Violeta volvió a la cama y se tapó con las sábanas.

-          La resaca tampoco es que ayude mucho...

-          Anoche no te quejabas tanto, casi que te tuve que arrastrar a casa.

-          Claro, tú tenías prisa por venir porque querías lo que querías.

-          ¡Gilipollas! –Vio le dio un pellizco en el culo-. Tener que oírte protestar encima de que tú no tienes que trabajar.

-          Eso es verdad, me das mucha pena... -Dijo eso, pero se acurruco aún más entre las mantas.

-          Capulla...

-          Vio, por favor, tantos insultos tan prontito, no, por favor.

Violeta se levantó y empezó a recoger su ropa esparcida por la habitación de Julia. La noche anterior habían ido a un concierto, después se habían tomado unas cuantas copas y habían vuelto a casa, y bueno... se lo habían pasado muy bien en la habitación de la gaditana.

Habían pasado unas cuantas semanas de las vacaciones en Asturias. Tampoco es que lo que había pasado la noche anterior fuera lo habitual. Desde que volvieron pasaban aún más tiempo juntas, pero la mayoría de las veces su relación seguía siendo la misma de siempre. Los demás estaban ocupados a menudo, así que ellas dos compartían casi todo su tiempo libre. Salían de fiesta, iban a conciertos, veían películas y series en casa, iban a restaurantes,... Y algunas noches, una cosa llevaba a la otra. Pero por la mañana todo volvía a la normalidad.

Al principio a Violeta la consternaba un poco, tenía miedo de que todo se jodiera, se sentía culpable, pero con el paso de los días se fue relajando. Cumplían a rajatabla el acuerdo de que fuera algo solo entre ellas dos, y Violeta se sentía cómoda.

Ya con la ropa en sus manos se tumbó sobre la cama para dejar un beso en la cabeza de Julia y salió de la habitación. Se duchó todo lo rápido que pudo y fue a desayunar algo. Era sábado por la mañana y seguramente habría gente en el bar.

-          ¡Coño, que susto! –gritó Vio cuando se encontró con Bea en la cocina.- No te he escuchado.

-          Pues ya llevo un rato despierta. Me desperté a la vez que Ruslana. No la vi, pero escuché la puerta cerrarse.

Como estudiaban la misma carrera era muy común que las dos amigas se quedaran en su piso para estudiar. Ruslana decía que Omar la distraía demasiado en casa, y Violeta se la creía, podía ser como un niño pequeño reclamando atención.

-          ¿Pero Rusli se quedó a dormir? Cuando llegamos no os vimos en el salón.

-          Es que no estudiamos hasta muy tarde, pero Omar había salido de fiesta y a Rus le daba un poco de cosa irse a casa de noche para encima estar sola. Así que se quedó durmiendo conmigo.

-          Hizo bien entonces. ¿Pudo terminar el trabajo que tiene que entregar esta semana?

-          ¡Qué va! Que pesada está con ese trabajo, a ver si lo termina de una vez. Es que lo quiere tener perfecto. –La verdad es que la chica estaba bastante centrada en los estudios, la idea de seguir los pasos de su padre la motivaba.

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora