Capítulo 17

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Violeta se retocó el maquillaje en el baño de la suite de los Oliver. Ruslana, Kiki y Fernando estaban aún en la mesa, aunque acababan de terminar la cena.

Se puede decir que la cena había ido bastante bien. Violeta había notado al principio que los otros tres estaban un poco nerviosos, así que había hecho una de las cosas que mejor se le daban, hablar y preguntar sin parar. Pronto Ruslana se le unió, tenía que reconocer que tenía química con esa chica. Era genuina y espontánea, y a Vio le resultaba muy divertida.

Con Kiki la situación había sido diferente. VIoleta había decidido centrar su atención en Ruslana y Fernando, y no cruzar demasiadas miradas con la castaña. No quería estar incómoda con ella, pero tampoco sabía cómo hacerlo bien.

La puerta del baño se abrió de repente.

- Me encanta tu pintalabios. –Dijo Ruslana desde la puerta del baño.

- Úsalo si quieres. –Contestó Violeta sonriendo-. Hay otro baño más en la suite por si quieres utilizarlo. Si no estoy a punto de terminar...

- No tranquila, si me apetecía decirte una cosa, por eso he venido... -Ruslana entró al baño cerrando la puerta a su espalda.- Que, solo te quería dar las gracias por haber venido a cenar hoy. Es la primera vez desde que he venido a Madrid que me encuentro totalmente agusto.

- No me des las gracias, cariño. –Violeta le sonrió-. Sé que al principio va a ser difícil para vosotros, pero me puedes llamar siempre que quieras.

- ¿Crees que merece la pena? –Vio la miró sin comprender la pregunta-. Estar aquí me refiero. Ahora sé que Fernando no tiene la culpa de no haber estado en mi vida, y Chiara me parece buena tía, pese a la primera mala impresión... pero no sé, es todo tan complicado y tenso. –La tristeza se podía notar en los ojos de Ruslana. Violeta se acercó y le acarició la mejilla.

- Mira, yo lo que sé es que has perdido a tu madre y no tienes buena relación con tus abuelos, y me parece terriblemente injusto que una chica tan genial como tú no tenga familia a los 18 años...

- Tengo a mi novio. –Interrumpió Ruslana.

- Y seguro que es un chico excelente, pero Rus, yo estuve en tu lugar. Me vine también con 18 años a Madrid y permití que mi ex pareja fuera toda mi vida. Acabé sin tener muy claro quién era yo, y lo pasé fatal. No digo que a ti te vaya a pasar lo mismo, pero tienes la opción de tener una familia otra vez. Conocer a Kiki y Fernando es una de las mejores cosas que me han pasado a la vida. Si les das una oportunidad te van a aportar cosas muy positivas.

- Jo... Violeta. Gracias. –Ruslana estaba emocionada-. Por el consejo y por lo que me has contado. ¡Eres muy guay! –La chica se lanzó y la abrazó. Violeta no pudo evitar reírse.- Y me gusta que me hayas llamado Rus, yo a ti te voy a llamar Vio también.

- Me parece justo, y podrías probar a llamar a tu hermana Kiki. -Le guiñó un ojo-. ¿Cuánto te vas a quedar? –preguntó Violeta.

- Pues no lo sé... La verdad es que cuando hable con mi jefa para decirle lo de cogerme mis días libres me dijo que me los cogiera, y también las vacaciones. Que me iba a avisar muy pronto de que no me podían renovar el contrato. Así que estoy sin trabajo. –Joder, a esta chica no le sale nada bien, pensó Violeta-. Fernando me dijo que cuando quisiera volver solo se lo tenía que decir y me sacaría el billete. Y que podía dormir en una habitación del hotel todo el tiempo que quisiera.

- Yo creo que esto de perder el curro es una oportunidad, para que tengas tiempo de conocer a tu padre y a tu hermana, aprovéchala.

Las chicas salieron sonrientes del baño, Chiara las esperaba sentada en un sillón de la entrada de la suite.

- Joder con las princesas, llevo una hora preparada para salir. Mi padre se ha ido a dormir y todo. –Exclamó la castaña.

- Anda que no eres tú exagerada. –Rio Violeta mientras miraba su móvil.- Julia y Amaia ya nos esperan en el bar, ya verás, Ruslana, te van a caer genial.

- La Amaia es un personaje de la ostia, lo vas a flipar con ella. Ten mucho cuidado de no acabar en su cama. –Kiki guiñó un ojo a Violeta.

- ¿Qué? ¿Por qué dices eso? –Ruslana parecía nerviosa.

- Por nada, tu hermana que lo acabo que decir, es una exagerada. Amaia es un encanto, peculiar, pero un encanto. –La granadina se percató de que en un primer momento las otras dos chicas se habían quedado cortadas cuando habían escuchado la palabra "hermana".

- Voy a la habitación a por mi chaqueta, ¿me esperáis abajo? –preguntó Rus mientras salía por la puerta.

Violeta y Kiki bajaban en el ascensor sin hablar, pese a lo raro de la situación no se sentían del todo incomodas. Entre ellas los silencios nunca lo eran al final.

- Vio. –La andaluza miró a su amiga-. Muchas gracias por lo de esta noche. Has hecho tu más que nosotros en dos días...

- Es lógico, desde fuera se ve todo más sencillo. –Violeta le acarició la mano. No pudo evitar hacerlo al notar a la castaña un poco decaída-. Después de lo de hoy estoy cien por cien segura de que Ruslana acabara formando parte de tu vida. Sé que es un lío de la ostia, pero Kiki, esto es un regalo. Lo tengo clarísimo.

- Ains... El mundo es más bonito a través de tus ojos, Vivi...

De pronto apareció tensión, pero de la buena, de la que acaba con alguien empotrado en la pared de un ascensor. Para suerte de Violeta las puertas se abrieron y las chicas tuvieron que salir.

Cuando Ruslana llegó cogieron un taxi y fueron hasta el bar donde habían quedado con las otras dos chicas. Era una cervecería que a Vio le gustaba mucho, y que tenía al lado una pequeña discoteca que estaba bastante bien por si luego querían bailar.

Desde el momento que se presentaron Violeta supo que lo de Amaia y Ruslana había sido "amor" a primera vista. Se entendían a la perfección y se hacían muchísima gracia. La conversación entre las cinco fluía muy bien, se lo estaban pasando genial, aunque Violeta notaba a Kiki un poco ausente. Tras unas cuantas copas decidieron ir a la discoteca.

Violeta no podía parar de reírse, Amaia bailando era una de las mejores maravillas del mundo. Y ver como Ruslana se unía dando palmas también era demasiado.

- ¡¡Eres la mejor!! ¡Joo tía, me alegro muchísimo de haberte conocido! –Dijo Amaia abrazando a Rus-. Buah, que horror, debes de pensar que soy una loca...

- Una loca maravillosa. –Contestó Ruslana, y entonces miró a Violeta-. Muchas gracias por presentármela.

- Ves, es que Vio lo hace todo bien, hasta escoger amigos, ya lo irás viendo. Venga Vio báilanos un poco, para que Rusli se corra viéndote como me pasa a mí.

Violeta estalló en carcajadas. Cuando se conocieron esos comentarios de Amaia incluso la incomodaban, pero ahora le encantaban. Amaia decía todo lo que pensaba, y pensaba de una manera brutalmente sensacional. Al ritmo de un reggaetón, Vio empezó a bailar mientras las otras dos chicas revoloteaban a su alrededor diciendo comentarios de escaso gusto. 

De no verte nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora