Rosa Negra (Kookmin)

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Yook, bajo amenaza de muerte, puede revelar cualquier secreto. Yook es un cobarde, y los cobardes, débiles e inútiles, se aferrarán a sus vidas como un hombre que se ahoga a un círculo. Yook definitivamente dio la dirección de su departamento, pero es bueno que aparte de eso no sepa nada más sobre él. Es como si estuviera rogando que lo dejaran ir, que haría cualquier cosa por ellos. Bastardo. Jimin no habló mucho sobre sí mismo; nadie, excepto Hyungwon, sabe sobre su amigo y su familia. No serán tocados, así lo espera, ruega al Todopoderoso que estén a salvo. Estos son sus errores, sus errores en la vida, que podrían costarle la vida. Jimin sale corriendo del autobús y desaparece entre la multitud de personas que corren a casa después de un duro día de trabajo. Se mezcla con la multitud, pero lanza miradas atentas a los que pasan. Cualquiera de ellos podría ser el que intentara atraparlo, cualquiera podría clavarle un cuchillo en la espalda o cortarle el cuello. Jimin no se olvida de mirar las manos de las personas, sus expresiones faciales, tratando de captar al menos algo. Park se detiene en el paso de peatones, se lame los labios varias veces y se da cuenta de que lo estarán esperando en el aeropuerto y en la estación de tren, porque son los únicos lugares que pueden alejarlo de ellos.

Jimin maldice entre dientes, gira sobre sus talones y camina en dirección opuesta, echa a correr, porque no puede dudar, porque la vida, que por primera vez tiene un sentido y un propósito, está en juego. Jimin toma un taxi amarillo con la mano y se sube a él, dicta la dirección y le pide al conductor que llegue lo más rápido posible, prometiendo pagar el doble. El moreno se recuesta, se frota el puente de la nariz y comprende que se está preparando, el tiempo se detiene, pero no se le ocurre nada sensato.

Son las nueve de la noche. Jimin presiona incontrolablemente el timbre a la derecha de la puerta y comienza a golpear cuando de repente se abre. Taehyung está solo con sus pantalones de casa y una toalla en la cabeza, con los ojos muy abiertos por la sorpresa, mirando a Park y sin saber si dejarlo entrar o echarlo. Jimin suspira y entra él mismo al apartamento, cierra la puerta y mira por la mirilla. "Lo siento, no tengo tiempo para explicar lo que pasó y adónde fui, pero necesito ayuda". ¿Puedes contactar a tu amigo que es policía? De lo contrario, simplemente estoy jodido", dice Jimin y se desploma en el suelo como una carga pesada, y Kim continuó mirándolo, tratando de digerir la información recibida, pero no podía entender nada. Taehyung toma el teléfono y marca el número, espera, pero el tono de marcar nunca se convierte en una respuesta. Taehyung marca una y otra vez, y otra vez, pero a la décima vez el teléfono resulta estar apagado. - ¡No lo acepta! — Tae grita y tira el teléfono al sofá. - Mierda. — Jimin se agarra la cabeza con las manos y apoya los codos en las rodillas, repitiendo todos los peores escenarios en su cabeza.

Taehyung se sienta frente a él y extiende su mano hacia su cara, pero Park la rechaza abruptamente. - Jimin, ¿Qué pasó? Te llamé tantas veces, te escribí, vi a Lisa, te busqué, pero desapareciste. Estaba tan preocupado, que incluso quería ir a la policía, y ahora apareces y preguntas por esto. - Tae mira dentro del alma con sus grandes ojos, viejas heridas cicatriciales se abren de nuevo. Jimin no puede decirlo, no puede compartir todos sus problemas con su mejor amigo. ¿Y qué dirá Park? "Taehyung, soy o fui miembro de un grupo criminal que se dedica a robos, extorsiones y otras tonterías peligrosas, que se imaginaba a sí mismo como dioses y iba contra el clan mafioso, robándoles drogas. Todo un maldito clan. Me dieron un ultimátum a las seis y estoy completamente jodido". Jimin sonríe pensativo, mira a su amigo, lleno de dolor y confusión, y continúa estudiando al moreno con sus hermosos y penetrantes ojos. Jimin no puede soportarlo, gira la cabeza hacia un lado y por primera vez en todos los tiempos no puede decir nada.

Anteriormente, compartían sus sueños y secretos más profundos, sabían todo lo que los demás desconocían el uno del otro. Ahora hay un muro impenetrable entre ellos que no se puede romper. A Jimin le gustaría volver al pasado, no alejarse de su amigo, pero el pasado no se puede deshacer, los errores cometidos no se pueden corregir. - ¿No me lo dirás? — Tae mira con esperanza en sus ojos. Jimin niega con la cabeza. - ¿Puedo ayudar? - Taehyung no se rinde. Jimin niega con la cabeza. -¿Puedes controlarlo? — el chico no se da por vencido. Jimin niega con la cabeza. Ya no puede quedarse en el departamento de Kim, lo que lo pone en peligro. Taehyung no debería saber nada de nada, no debería interferir en un juego en el que no hay ganadores. Jimin se levanta del suelo y abraza fuertemente a su amigo, disfruta del olor del champú de frutas por unos segundos y se aleja. Taehyung no tiene tiempo de reaccionar cuando Park termina fuera del umbral del apartamento. Kim no entiende nada pero se promete a sí mismo que solucionará todo.

Jimin está nuevamente en la calle envolviéndose en una sudadera y ocultando su rostro, aunque le parece que lo encontraron hace mucho tiempo, solo están jugando y divirtiéndose, quieren mirar su desesperación. Jimin no tiene nada que perder, hace mucho que no vive, pero existe como un loco, solo ve una cosa frente a él. El tipo echa a correr, no comprende el camino, vuelve a recuperar su conciencia colapsada pieza por pieza y "no te rindas" resuena en su cabeza una y otra vez. Un timbre inesperado en el teléfono le hace detenerte. Las manos tiemblan. Las piernas se vuelven como algodón. "Chim Chim", se burló una voz ronca, "corres demasiado lento, te encontré". Pero te daré una pequeña ventaja: si logras llegar al aeropuerto en media hora, te prometo que te dejaré ir", una risa cruel de labios de un desconocido sólo dice que el la promesa no se cumplirá. "No llegaré a tiempo", dice Jimin en voz baja y se sube al taxi. "Buena suerte", transmiten los pitidos que se interrumpen.