Jimin cultiva un árbol de la venganza dentro de sí, en el que crecen rosas negras. Las rosas son flores caprichosas y amantes del calor, necesitan ser regadas constantemente y recibir amor. Jimin pone toda su alma en ellos, se preocupa y sabe que tr...
- ¡Eeeeeey! - Taehyung comienza a expresar su disgusto y gira su cabeza hacia el objeto que decidió perturbar su idilio. El chico enfoca su mirada, nadando por una gran cantidad de alcohol, y de repente sonríe ampliamente con su sonrisa cuadrada. - ¡Chimiin-schi, vamos, siéntate con nosotros! - Kim agita su mano, volviéndose hacia el hombre, que mira con crueldad a Park, quien no oculta la amenaza en su mirada, como si un animal salvaje se estuviera preparando para saltar. - ¡Este es Jimin, amigo mío, te hablé de él! "Taehyung, nos vamos a casa", Jimin vuelve a girar a Kim por el hombro, pero él se retira e infla las mejillas, como si fuera un niño pequeño y ofendido. "No quiero volver a casa", Taehyung niega con la cabeza y no se baja del regazo del hombre. "Taehyung, estás borracho, te arrepentirás por la mañana", comienza a sermonear Jimin y así intenta llegar a la mente nublada de su amigo. "Vamos", pregunta Park de nuevo, pero el hombre que movió a Taehyung sobre la mesa de repente se levanta y se presiona contra el moreno.
Jimin echa la cabeza hacia atrás debido a su baja estatura, lo mira a los ojos desafiante y al momento siguiente recibe un golpe en la cara. Jimin escucha claramente el crujido de su propia nariz, debido a la inercia del golpe, mira de reojo y apenas puede mantenerse en pie. Park se agarra la nariz, siente un chorro cálido que fluye de ella y maldice. - ¡Hey qué estás haciendo! ¡Jimin! - grita Taehyung y salta de la mesa, empuja al bastardo en el pecho y corre hacia Park. - Jimin, ¿estás bien? ¡Sí, estás sangrando! ¡Tienes que ir al hospital! — el chico mira a su alrededor moviendo rápidamente los ojos y se vuelve hacia el hombre. - ¡Eres un raro! ¡¿Por qué diablos le pegaste?! Se hizo el silencio en el bar, todas las miradas interesadas de los presentes se dirigieron a ellos. Taehyung mira a su potencial pretendiente, lanza insultos enojados y vuelve su mirada preocupada hacia Jimin. El moreno intenta detener la hemorragia con servilletas amablemente proporcionadas por las camareras, saluda negativamente con la cabeza a las personas que se han acercado ofreciéndoles ayuda y toma a Taehyung de la mano. "Está bien, vámonos ya", dice Park, y Kim le agita el puño al hombre. "No querías irte", sonríe el hombre. "Quería venir a verme, me dijo cosas tan depravadas", comienza a burlarse abiertamente de él, a lo que Kim comienza a hacer una mueca de dolor, su mirada muestra desprecio por semejante cabrón. "Puta", murmura entre sus labios, pero Jimin lo escucha y, sin dudarlo un segundo, se abalanza sobre el hombre, derribándolo, pero él tiene una reacción más rápida, es más fuerte y más diestro.
El hombre abruptamente gira a Jimin y lo pone boca abajo en el suelo, retorciendo su brazo hacia atrás. Jimin jadea de dolor, patea, se odia a sí mismo por ser tan débil que no puede defenderse por sí mismo. Los camareros y otros visitantes corren hacia ellos, comienzan a apartarlos y les piden que se calmen, gritando que llamarán a la policía. El hombre lo suelta, escupe en el suelo junto a Jimin y se va, sin olvidar tomar la chaqueta que colgaba del respaldo de la silla. Taehyung ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar ante las payasadas de Jimin, se queda como clavado en el suelo y pestañea.¿Cuándo se enojó tanto Jimin? ¿Tanta agresión incontrolable? Nunca ha sido así: sus ojos arden con un extraño fuego que lo devora por dentro. Por una fracción de segundo, Taehyung no vio a Park Jimin, sino a una persona completamente diferente. El rubio se acerca a su amigo y lo ayuda a ponerse de pie, lo mira con preocupación y tomando su mano con fuerza camina hacia la salida. Las piernas de Taehyung no pueden sostenerlo, su cabeza da vueltas, pero inconscientemente se ruega a sí mismo no desmayarse. - ¡Nos vamos al hospital! - Dice Kim en voz alta y hace un gesto con la mano para parar un taxi amarillo. "Está bien, Tae", comienza Jimin, sintiendo que su nariz comienza a sangrar nuevamente. - Tonterías. Taehyung rebusca en su bolso, saca un paquete de servilletas de papel y se lo entrega a su amigo, quien lo acepta agradecido.
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El taxi se detiene en la acera y los chicos suben a él. Taehyung le pide al conductor que vaya al hospital de la ciudad y nuevamente vuelve su mirada confusa hacia Jimin. Kim baja la cabeza con aire culpable, juguetea con las mangas de su abrigo y no sabe qué decirle. - ¿Cómo supiste que estaba aquí? - pregunta el rubio y no levanta la vista. "Te conozco muy bien", Jimin sonríe en las comisuras de sus labios y pasa su mano por el cabello de Tae, tirando de él en diferentes direcciones, creando caos en su cabeza. "No irías allí simplemente, ¿Qué pasó?" - pregunta, pero solo recibe movimientos negativos con la cabeza como respuesta. - Está bien, dime cuando creas que es necesario. Conducen en silencio, escuchando música suave por los altavoces, cada uno pensando en lo suyo. Taehyung: sobre cómo su corazón se desmorona en el suelo de mármol por un amor que no está destinado a hacerse realidad. Jimin - sobre lo que había hecho, que sin dudarlo se abalanzó sobre alguien que era diez veces más fuerte, quien fácilmente lo derribó, haciéndolo gemir de dolor.
Cuando el auto se detiene frente al edificio, Jimin se promete mentalmente volverse más fuerte físicamente y aprender a defenderse. Taehyung agradece al conductor, ayuda a su amigo a salir, tomándole la mano con fuerza, lo lleva al interior de la habitación que el moreno odia. El hospital huele a dolor, desesperación y lágrimas eternas, además de todo tipo de medicamentos y desinfectantes. Jimin los odia, pero discutir con un Taehyung borracho le sale más caro: golpeará la pared con sus cuernos, pero no escuchará a nada ni a nadie. Entran al área de recepción quirúrgica, saludan en voz baja al personal; Taehyung, como alcanzado por un rayo, se congela en su lugar. Kim parpadea varias veces, culpando de todo al alcohol y a una imaginación febril; no puede creer lo que ve. Kim Seokjin, a quien conoció hace unas horas, el motivo de su bebida inesperada, se para detrás del mostrador y llena algo en una hoja de papel. Lleva un traje quirúrgico gris, encima del cual hay una bata blanca que le sienta perfectamente y un fonendoscopio colgando de su cuello. Gira la cabeza hacia los recién llegados, sin ocultar la sorpresa en sus ojos color chocolate. Sí, sus ojos parecen chocolate, dulces, queridos, que se derriten en la boca y tienen tal sabor que apetece volver a probarlo. Taehyung mira al joven especialista con los ojos muy abiertos, su corazón inconscientemente late a un ritmo loco que no puede controlar.
El alcohol que bebió y la adrenalina corrían como locos por los vasos sanguíneos, estrechándolos, y el hombre sintió un mareo agudo; no era sólo Park el que necesitaba ayuda. Taehyung se desmaya, pero siente unas manos ajenas sobre él, desde lejos una voz tranquila y agradable que lo lleva, como la madre de un niño, de la mano. El rubio siente cómo el desagradable olor a amoníaco irrita sus receptores y abre los ojos, entrecerrándolos por la luz de las luces de neón sobre su cabeza. - ¿En orden? - pregunta Seokjin con voz firme, ayudando a Taehyung a sentarse en uno de los sofás separados por cortinas. La sala de urgencias del departamento de cirugía consta de diez pequeños compartimentos, separados entre sí por pesadas cortinas de plástico verde. En cada compartimento hay un sofá, una mesita de noche de hierro con dos cajones y encima tubos de ensayo esterilizados sobre un soporte blanco especial. Taehyung sostiene su cabeza, trata de equilibrar su respiración, la cual se rompe cada vez que comienza a pensar en cómo su corazón roto se rompe aún más.
