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Solución

Jimin se encuentra en un enorme jacuzzi, echando la cabeza hacia atrás y cerrando los ojos. Los mechones mojados se le pegan desagradablemente a la cara, pero el chico, sin prestarles atención, respira mesurada, profunda y completamente inmerso en sus propios pensamientos. El agua tibia envuelve el cuerpo, brindando la paz imaginaria y la satisfacción que Jimin necesita, como una bocanada de aire. El agua se convirtió para él en una salvación, llevándose consigo todo el cansancio, toda la ansiedad y, lo más importante, calmando por un breve momento el dolor que atravesaba cada célula del cuerpo como agujas oxidadas. Este dolor no desaparece ni un segundo, siempre está cerca, como un fantasma que acecha a un alma pecadora. Dicen que el dolor pasa con el tiempo, se debilita y sólo quedan sus ecos silenciosos. Dicen que el tiempo es la mejor cura para los problemas, dicen que las cosas serán más fáciles y mejores, dicen que uno se acostumbra al dolor, porque una persona se adapta a todo. Es imposible acostumbrarse al dolor. El dolor destruye, corroe cada célula desde el interior y ataca una y otra vez. Es imposible acostumbrarse. Nunca. Jimin pensó que era fuerte, valiente, valiente y que caminaba decididamente hacia su objetivo. Jimin pensó que ya nada lo rompería, pero cada nuevo golpe del destino lo rompía en pedazos. El último remató por completo. Jimin pensó que podría soportarlo, que llevaría sobre sus hombros todas las cargas que le habían tocado, pero se equivocó. 

Jimin es un hombre con sus propias debilidades y defectos, un hombre que ha pasado por demasiadas cosas solo. Estaba cansado de luchar, cansado de arrastrar el cielo sobre sí mismo como un Atlas, cansado de luchar contra los demonios internos que lo devoraban. Jimin está cansado, le gustaría quedarse dormido por un par de décadas, despertarse con amnesia completa sobre todo lo que le pasó en toda su patética vida. Jimin está demasiado cansado para parecer fuerte e inflexible, cansado. Jimin no sabe cuánto tiempo más podrá aguantar. Dicen que Dios solo le da a una persona lo que puede soportar, pero Jimin no cree en Dios, no está seguro de poder llegar más lejos. Pero tiene demasiados asuntos pendientes como para detenerse y darse por vencido ahora. Jimin está esperando una familia que lo necesita, la cual está en las garras de aquel a quien él personalmente quiere matar. A su vez, Park Jimin, muchos están afilando sus espadas por la vida de Jung Puong. Jimin respira profundamente, lo contiene y se sumerge bajo el agua. Tomó una decisión, aceptó las reglas del juego, que iban exactamente en la dirección opuesta. Jimin ya no quiere ni quiere huir, esconderse en los rincones, ya no quiere negar. 

Jimin lo negó durante mucho tiempo, reprimió cualquier apego en sí mismo, trató de erradicar y cortar los sentimientos que ardían como un fuego humeante en su alma, pero no pudo encenderse en una llama realmente brillante. Tenía miedo de sus sentimientos, pensando que lo devorarían, lo roerían y escupirían los huesos. Tenía miedo de mirar dentro de su esencia, que abrió el corazón del Monstruo, poniendo vida en sus manos. Puede que no comprenda completamente los juegos de palabras con sentimientos y emociones desbordantes, pero Jimin ahora los acepta. No tiene sentido negar una simple verdad. Jimin está obsesionado con su monstruo quien lo destruyó, pero lo revivió nuevamente. A Jimin le gusta jugar con la vida, los escasos restos de oxígeno en sus pulmones le hacen sentir una dolorosa sensación de hormigueo, dándole una sensación de euforia extremadamente pervertida. El velo oscuro ante tus ojos te permite realizar plenamente el valor de la vida y apreciar su infinita fragilidad. Más de una vez, sintiendo el aliento de la muerte en la parte posterior de su cabeza, extendiendo suavemente sus manos para atraerlo al mundo de los sueños irreales y el silencio eterno, Jimin tuvo miedo, siempre tuvo miedo. Sólo los tontos no le tienen miedo. Jimin siempre quiso experimentar el sabor de la vida con sus juegos. Morir es fácil, vivir es inimaginablemente difícil. 

Una mano enterrada en un cabello resinoso lo levanta bruscamente, sus labios se abren instintivamente, atrapando aire en su boca. - ¿Qué carajo estás haciendo? - la voz es indignada, enojada, con notas de preocupación y ansiedad. —¿Has decidido suicidarte? Podrías haberme preguntado, ¡se me habría ocurrido algo interesante! — Jungkook echa la cabeza hacia atrás y Jimin hace una mueca de dolor en la parte posterior de la cabeza, abriendo mucho los ojos, frente a charcos negros mirándolo. "No era mi intención", Park frunce el ceño y mueve la cabeza hacia un lado. Jungkook relaja su agarre, soltando al chico, que parece derrotado. "Me encanta el agua y me encanta bucear, pero ¿Cómo lo sabes? Nunca te ha interesado lo que me gusta", gruñe Jimin disgustado y se recuesta en el fondo de la bañera. "Tenía miedo por ti", dice Jungkook en voz baja, sentándose en el borde y enterrando sus dedos en el cabello mojado del chico. Jungkook, apenas llegó a la mansión, inmediatamente se dirigió a la habitación donde Park no estaba. El sirviente informó que el tipo se estaba bañando. Jungkook fue allí y, al abrir la puerta, viendo solo la parte superior de su cabeza sobresaliendo, se asustó muchísimo. Jungkook no sobrevivirá si algo le sucede a Jimin. 

Rosa Negra (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora