25 Reunión

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Los príncipes se levantaron de sus asientos, la mesa semicircular desapareció en el suelo. Rodeando a la pequeña serafín una luz dorada la cegó por un breve momento. Descubriendo su cara lo primero que vio fue una gran puerta de cristal, dando un paso adelante uno tras otro la puerta se abrió sola. Una nueva luz blanca deslumbrando a la serafín.

Allí caminando detrás de Cassius la serafín se quedó boquiabierta. Un trono vacío se encontraba arriba de unas pequeñas escaleras, siete exactamente. Los arcángeles se pusieron uno en cada escalón.

En el escalón más cerca del trono del lado derecho se colocó Galim haciendo una reverencia, con una mano tras la espalda y otra doblada a la altura del pecho. Un escalón más abajo del lado izquierdo imitando la misma reverencia se acomodó Michael. Y así sucesivamente, del lado derecho Joel, lado izquierdo Azrael, lado derecho Gabriel, lado izquierdo Leroy, lado izquierdo Cassius.

Emily se quedó confundida de porque los príncipes hacían una reverencia a un trono vacío, antes de poder decir cualquier cosa una voz detrás de ella la asustó haciendo que brincara con un grito que hizo sonreír a los arcángeles.

—¿Oh? ¿Qué tenemos aquí? Eres una dulzura de serafín...— Emily pronto se sintió avergonzada, no sintió en absoluto la presencia del ser detrás de ella. —No temas querida.

—Yo... le pido perdón señor, yo no quise reaccionar así...

—Pamplinas querida.

Caminando detrás de ella Dios la observó dando vuelta a su alrededor con una sonrisa poniendo nerviosa a Emily.

—Estoy seguro que en neones he creado miles de seres hermosos llenos de luz, pero no recuerdo tu creación mi niña, ¿cuál es tu nombre?

—...Emily, señor.— dudo ligeramente sonrojándose.

Dios se quedó pensando en silencio, la sonrisa nunca abandonó sus labios. Los arcángeles bajaron de las escaleras caminando alrededor de la habitación colocándose tres a cada lado y uno frente a la puerta dejando entre ellos un espacio considerable.

Desde el lado izquierdo se encontraban Cassius, Gabriel, Michael, Galim frente a la puerta, Azrael, Joel y Leroy. Arriba de ellos un techo de nubes doradas se movían ligeramente. Emily le mantuvo la mirada a Dios notando rápidamente que no se parecía en nada a lo que había creído toda su vida. Lo que le habían dicho.

—¿Emily? Es un bello nombre, dime pequeña, ¿cuál es tu razón de estar aquí? Supongo que es algo importante como para que los príncipes te trajeran conmigo.

Sin poder encontrar palabras fue Galim quien habló manteniendo la cabeza abajo.

—Emily ha mostrado tener preguntas referente a las almas humanas en el infierno, mi Dios.

—Es eso así...—El ser regresó su mirada a la serafín que no podía levantar la mirada intentando recordarse constantemente respirar correctamente. —¿Qué te preocupa mi pequeña serafín?

Finalmente encontrando las palabras Emily levantó la mirada para ver a Dios que se mantenía con las manos detrás de la espalda, respirando una y otra vez se armó de valor y pensando bien sus palabras habló.

—Yo soy...

—Se quien eres, debo decir que Sera ha hecho un buen trabajo en tu creación, dime ¿que te acongoja?

Sintiéndose repentinamente cohibida Emily empujó toda ansiedad al fondo antes de sentirse abrumada.

—¿Me preguntaba si era posible que un alma humana en el infierno pueda redimirse? Y de ser posible, ¿que significaría eso para el cielo?

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora