47 Lealtad

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—Se reporta que la famosa diseñadora de modas la Violet Red, Velvet Scarlatina, fue encontrada sin vida esta mañana en su hogar. Hasta el momento no se ha informado la causa de muerte, pero lo que consterna a la nación entera es que junto a ella 47 oficiales, comandantes y sargentos, también fueron encontrados sin vida. Con la confirmación de que todos ellos fueron torturados hasta morir.

Las noticias reportaban lo sucedido a primera hora de la mañana. La pequeña colonia estaba plagada de patrullas, ambulancias y periodistas. Todos se preguntaban lo sucedido, pero no había respuesta clara. Las mujeres que alertaron a la policía se encontraban alteradas y claramente afectadas que era difícil entender sus declaraciones.

¿Qué fue lo que realmente había sucedido?

—¡Noooo, la volaste!

—¡Te dije que no la patearas tan fuerte!

—Pregunta si la puedes recuperar.

—Solo salta, para que tocar.

—Si, salta. No es tan grande la barda.

—No, eso está mal.

Los niños de primaria discutían en la calle. Su pelota se había volado a la casa de enfrente que recientemente había sido comprada. Los vecinos esperaban que fuera una familia. Pero la nueva dueña era una sola mujer de treinta y ocho años que siempre parecía estar ocupada ya que nunca se le veía. Salía por las noches y pasaba la mayor parte del día recluida en su casa. Pero por las tardes, cuando pasaba con la despensa, siempre sonreía y los saludaba. Pensando que amaba su privacidad decidieron no molestarla.

Kevin escuchaba a sus amigos hablar sobre saltar la pared y se asustó. No podían hacer eso. Él no podía hacer eso. Se miró las manos y regresó a sus amigos. Él era un niño negro. Hijo de una mujer negra y un padre latino indocumentado. "Tu no puedes tocar una puerta y correr, no puedes usar la sudadera con la gorra, no puedes traer las manos en los bolsillos, no puedes hacer mucho ruido en la calle, no puedes..., no puedes..., no puedes...,"

Sabía que no podía saltar la barda, porque él no podía. No podía por ser negro.

—Yo voy, miedosos.

Kevin fue hasta la puerta y tocó el timbre dos veces sintiendo su corazón acelerarse y un cosquilleo en las piernas. Al cabo de unos minutos la puerta se abrió y allí se encontraba una mujer con un semblante neutral. Una mujer negra. Como su mamá. Pero ella tenía una larga melena rizada mientras que su madre optaba por hacerse trenzas.

Pese a los nervios el niño recordó las enseñanzas de sus padres de ser educado. La mujer le sonrió y le dijo que podía tocar siempre que la pelota se volara. Sabiendo bien que, pese a poder recuperarla sin molestarla, él no podía hacer eso. Con el tiempo el pequeño se mostraba más cómodo en compañía de la mujer. Y sus padres confiaban en ella. Las veces en que los señores se tenían que quedar a trabajar por la tarde y los niños tenían que entrar a sus casas para hacer sus tareas Velvet lo invitaba a pasar.

Le daba de comer, le ayudaba con la tarea y lo escuchaba sobre su día a día en la escuela. Pronto Kevin se interesó por la profesión de la modista. Trayendo telas para ella, pasando hilos o agujas, siendo modelo para la mujer y sosteniendo para ella los alfileres. Preguntaba por los diversos tipos de telas, sobre la mejor forma para lavarlos sin perder la forma y la acompañaba a las fundaciones y orfanatos donde ella donaba varios de sus atuendos.

Se habían hecho amigos. Hasta la tarde del 06 de junio de 1935.

Esa tarde la mujer se encontraba en la inauguración de su cuarta sucursal por lo que su casa estaba sola. Los niños jugaban en la calle. Los padres trabajaban. Cuando la paz y alegría infantil se rompió en un abrir y cerrar de ojos. Una unidad conformada de camionetas y patrullas llegaron derrapando a la colonia asustando a los niños que desorientados corrieron dejando atrás sus juguetes.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora