—Llevenselo.
—Señor, ¿a dónde lo llevamos?
—Al cuarto cielo, diganle a la serafin mayor que ahora Adam estaba bajo su tutela.
—Pero, Señor, qué le diremos a Sera si pregunta.
—Solo lo esencial, que hemos cumplido con las órdenes de Dios, y que se asegure de que Adam se convierta en la luz del cielo, un ejemplo a seguir para todas las almas humanas que llegaran.
En el gran salón del quinto cielo se acababa de presenciar un castigo divino que rozaba la crueldad. En el gran y reluciente suelo se hallaba el cuerpo sangrante de Eva. Su larga cabellera café hacía poco o nada por cubrir su desnudez, en un charco de sangre roja, su respiración se había detenido.
—Pero estas no fueron órdenes de Dios...— murmuró un serafín, pero no logro terminar lo que susurraba para sí cuando en un parpadeo dos grandes lanzas se clavaron en su pecho, sangre dorada escurriendo y una mirada petrificada, sus últimos segundos de vida fueron un martirio al ver la mirada de completa indiferencia del líder del quinto cielo, el Señor Superior, un serafín viejo, el más antiguo de todos.
—¿Alguien más?— dijo con voz helada y el resto de presentes se callaron no deseando terminar como él. Con Dios recluido era la voz y mandato de Joseph lo que se debía cumplir y acatar sin dudar.
—Señor, ¿qué hacemos con ella?— señaló a alguien viendo del serafín que se encontraba por encima de ellos en una especie de trono, y de regreso a la mujer.
—Deshazte de ella, nadie se puede enterar de lo sucedido aquí adentro.
Joseph dejó la sala seguido de el resto de ángeles viejos, dos ángeles guerreros fueron los encargados de eliminar cualquier evidencia de la mujer, y por su rebeldía su castigo fue pudrirse en las llamas del infierno. Tirando el cuerpo al vacío terminaron con el que, a futuro, se convertiría en un gran problema que terminaría por costarles la vida.
.
{...}
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—Querido, ¿qué estás haciendo?
—Lili, querida, tengo una gran idea para todos los pecadores que vienen al reino, será un lugar increíble.
—Veo.
Lilith contestó con una sonrisa enternecida al ver a Lucifer frente a un gran pizarrón blanco, algunos garabatos había dispersos, todos con colores diferentes muy brillantes, y en el centro estaba lo que parecía ser un gran parque de diversiones, el título en letras rojas se podía leer "Lulu Land"
—¿Crees que es tonto?
—¿Qué? No, claro que no Lu, es una gran idea.
Lilith se acercó y cruzó los brazos por encima de los hombros de Lucifer, su barbilla recargada en la coronilla del rey, que de espaldas sonreía aun viendo el pizarrón, su cola se había presentado rodeando la cadera de Lilith. Se giró en los brazos de Lilith para sonreírle y la reina le dio un corto beso en la mejilla.
—¿De verdad lo crees?— pregunto esperanzado, las dudas, esa voz en su cabeza, callando por un momento.
—Por supuesto que si amor.
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{...}
.
—¿Qué? ¿Por qué? Estoy segura que en el quinto cielo hay serafines mucho mejor calificados que yo para este trabajo.
—El gran Joseph lo ordena, Sera, así que será mejor que te olvides de tus tardes libres y te encargues de Adam.
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La Princesa del Infierno
Fanfiction-Estas en presencia de la princesa del infierno, puto. Adam se quejó viendo su sangre dorada manchar sus ropas, y al levantar la mirada vio frente a ella a la chica que lucía exactamente como se esperaría de la primogénita del gran Lucifer y Lilith...