31 Falsa

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Tras ese grito de Angel que causó risa en todos los presentes Erdnuss se separó con una sonrisa. Sintiéndose repentinamente agotada se acercó a paso lento a donde Stern descansaba sobre el sofá que había sobreviviendo al masivo ataque.

—Deberíamos irnos de aquí, en cualquier momento esto podría venirse abajo.— expresó ligeramente asustado Angel.

Las paredes estaban agrietadas, grandes hoyos en los pisos y una parte del concreto del techo había caído junto al gran candelabro. Antes de cualquier otra palabra Erdnuss se acostó junto a la diablilla siendo llamada por los demás, pero esta los ignoró con una sonrisa y ojos cerrados.

—Yo morí y reviví, mi cuerpo fue un saco de boxeo así que yo me voy a dormir aquí junto a mi niña, el resto lo dejo en sus manos.

Dicho eso sintió los brazos de la súcubo pasar sobre su estómago y su barbilla recargarse sobre su cabeza. En un minuto la respiración de la pecadora se volvió más superficial y finalmente cayó dormida. Ambas siendo observadas por Engell qué se mantenía con los brazos cruzados y una gran sonrisa.

—... ¿Pero qué...?

—Shh no grites, las vas a despertar.— regaño Engell a Angel que estaba a punto de decir algo. Girándose al resto continuó viendo sus miradas incrédulas en la ex pecadora. —No es seguro aquí, así que iremos al barrio caníbal, se que Rosie nos recibirá sin problema.

—¿Entonces ellas que?

—¿No es obvio?— preguntó irónica ladeando la cabeza Engell viendo a Cherry. —Yo puedo cargar a Erdnuss sin problema, no es muy lejos, pero Stern...

—No te preocupes Engell, yo la puedo cargar a ella, seré el mejor tío de su vida.— aseguró Angel haciendo sonreír a la pecadora.

Cuando otro trozo de concreto seguido de alguna cama vacía cayó sobre el bar Husk casi quería gruñir. Lo que faltaba, el bar sobrevivió a todo el desmadre de Lucifer y Erdnuss para terminar destruido por una cama barata.

—Hay que llamar a los niños e irnos.

—¿Niños?— cuestionó Husk un tanto irritado mientras buscaba superficialmente con la mirada alguna botella qué se hubiera salvado. —¿Cuáles niños?

—Razzel, ven aquí.— grito Engell.

Bajando las escaleras apareció la pequeña cabrita luciendo triste y preocupada. Engell le acarició suavemente la cabeza con una sonrisa gentil.

—Sé que debió asustarte ver a Charlie y a sus padres pelear así...— comenzó recibiendo un asentimiento de Razzel. —No te preocupes estoy segura que Charlie lo hizo por una buena razón.— con la intención de calmar el miedo en el pequeño ser, y funcionando, continuó. —Busca a los demás, debemos irnos.

Razzel asintió vigorosamente y voló nuevamente hacia arriba. Cuando regresó apareció seguido de Kiki, Fat nuggets y Frank. Finalmente dejaron el hotel atrás. Engell cargaba a Erdnuss como había dicho, Angel a Stern. Husk tenía a Niffty jugando con sus alas y exclamado feliz por la gran batalla, mientras en una mano cargaba al "hijo" de Angel. Kiki y Frank caminaban junto a Cherry, y Razzel volaba sobre todos.

—Mierda viejo, eso estuvo intenso. ¿Porque Charlie hizo eso? Vaggie dijo que no sabía porque lo hizo, así que fue tan abrupto que corazón valiente ni siquiera le dijo a su novia.— Comentó Angel para todos mientras avanzaban. —Además, Husky, ¿que se trae entre manos Alastor con ellos? Se veía muy interesado en la pelea y bueno es Alastor, pero se sentía más...

—Personal.— concluyó Cherry acusatoriamente.

Un silencio pesado se estancó con cada paso, Engell se mantuvo callada, esperando, con el conocimiento que Husk diría algo por el gruñido cansado que brotó de su pecho.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora