28 DUO

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—Clara, vamos no creo que sea buena idea.

—No seas miedosa Odette, solo vamos a ver, ¿tú me apoyas, Stern?

—No lo sé...

Stern se encontraba acostada boca abajo en la cama de Engell usando el teléfono de la pecadora para hablar con sus nuevas amigas. Las hijas de Carmilla habían ido a buscar unas armas por encargo de su madre, con todo inventariado y arriba de los camiones de la compañía se dispusieron a regresar cuando a Clara se le ocurrió una grandiosa idea.

La llamada empezó sin problemas, caminaban mientras bromeaban con la pequeña diablillo que se encontraba en casa, excusándose con los adultos al ver que sus amigas no habían asistido, Engell fue tan amable de prestarle su teléfono y ahora se encontraban hablando. Eso hasta que a Clara se le ocurrió algo un tanto peligroso, pero estamos en el infierno y hacer cosas peligrosas era divertido al fin y al cabo.

—Vamos, solo echamos un vistazo y nos vamos.

—Clara, mamá dijo que el pecador era muy poderoso, no creo que sea buena idea.

—Concuerdo con Odette, lo mejor será que no entren allí.

Justo a la entrada de la embajada Clara se giró exasperada por su miedosa hermana y su nueva amiga que era también muy miedosa, de cualquier manera quería mucho a las dos, pero hacía tiempo que no hacían algo así y entonces dónde quedaba la diversión de ser jóvenes y estar en el infierno.

—Bien, entraré yo sola par de gallinas.

Clara abrió la puerta entrando lentamente. Odette que sostenía el celular podía ver el rostro de Stern, pero la diablillo miraba la espalda de Clara desaparecer. Con un gruñido Odette camino detrás de su hermana, una vez dentro de la embajada se maravillaron por su gran tamaño.

—Wow es tan limpia que ni parece ser parte del infierno.— exclamó Clara.

—No hagas ruido, no hay que molestar al pecador...

—¿Por qué habrá una embajada del cielo en el infierno? ¿Con qué fin?

La pregunta de Stern dejó pensando a Odette que por un momento olvidó a su hermana que ya estaba husmeando más allá de la entrada. Entrando en una habitación Odette se quedó varios metros atrás intentando que su hermana no entrara allí y se fueran de una buena vez.

—Clara, enserio hay que regresar ya.

—Espera, creo que vi algo aquí.

—No, Clara...— susurró Stern escondida detrás de una almohada.

Odette la seguía llamando en voz baja nerviosa de que la otra no contestara.

—Maldita sea Clara, regresa aquí ahora..

—Chicas, creo que acabo de ver.......

—¿Ver que?

—¡AHHHHH! ¡AYUDA!

—¡¿Clara?!

Antes de poder dar un paso la puerta se abrió abruptamente y allí se encontraba la joven de piel negra y cabello ligeramente rizado riendo con fuerza recargada en el marco de la misma. Odette sentía que se le iba el alma al escuchar el grito de su hermana y Stern estaba luchando por no llorar.

—Satan jajajaja debieron ver sus caras.— la pecadora rió con ganas con ligeras gotas de lagrimas en sus ojos. —Son unas miedosas, debo contarle esto a mamá.

—Mejor vámonos ya, Clara, no es seguro estar aquí...

—Pero mira que tenemos aquí...

Antes de que cualquiera de las dos Carmine pudiera reaccionar un fuerte impacto de luz dorada las cegó y sus cuerpos se estrellaron contra la pared cayendo inconscientes. El teléfono roto en algún lugar.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora