55 Primera Explosión

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Hubo una explosión a lo lejos, en la mansión Carmine. La nube de humo que se elevaba con orgullo ante mis ojos fue suficiente para saber que la batalla había comenzado. Se fue la luz, toda la energía concentrada en un solo lugar cuya V resaltaba de un color rojizo, arrogantes hasta el final. Algunas luces de emergencia de un tono naranja brillaban ocasionalmente en las calles tétricas del infierno, lo veía todo desde el techo del hotel, como los pecadores, IMP's y sabuesos se juntaban.

Luego vino el grito. Un sonido desgarrador que tenso a todo aquel que lo escucho. ¿Cómo terminó así? Miles de pecadores avanzaban velozmente por la calle directo al hotel, con armas de fuego, grandes machetes y cuchillos. Todos portaban armaduras mejoradas y equipadas, algunas eran marcan Carmine pude distinguir.

Habían explotado la casa, y lo último que haría Carmine sería luchar por sus armas, su única prioridad su familia. Resople irritada por ese pensamiento, ¿cómo lo había logrado? Tener una familia en este lugar siendo una persona humana.

¿Cómo habría vivido en vida que no se inmutara al estar en el infierno y así formar una familia sabiendo la desventaja que significaba eso?

Mire hacia abajo donde mis amigos se encontraban. Angel Dust, Husk, Cherry Bom, Niffty, Engell, Rosie y sus caníbales. Vaggie y Erdnuss estaban más adelante flotando ligeramente, todos con sus armas listas. Preparadas para la pelea.

¿Es que acaso amamos matarnos unos a los otros? ¿Por qué? Detuve el exterminio porque odiaba ver a mi gente morir, pero ahora son ellos los que corren hacia mí con sus armas listas después de que me arriesgue por ellos hace apenas seis meses. Nada cambia, nadie vive lo suficiente en el infierno y los que caen al infierno no buscan redención.

Lo sabía pero aun así lo intenté. ¿Por qué?

Mis alas se agitan detrás de mí, mi cola cortando el viento como si fuera un látigo. Sujeto con fuerza mi tridente mientras observo a todos esos pecadores. Y veo a Vaggie, con un traje de pelea regalo de Velvette y no puedo evitar sentirme enfurecida.

Las alas de Erdnuss eran más grandes, con un diseño diferente, y se agitaban con tal fuerza que levantaban tierra. Cierto, cree este hotel para que todo aquel que decidiera redimirse. Que ingenua fui.

Elegir la redención habla desde el libre albedrío que mi padre les concedio a los humanos, pero es su voluntad la que los incita a lastimar, dañar y matar. Supongo que Velvette tenía razón, no se como piensan los humanos, no se porque se complican la vida, no se porque deciden pecar, no se porque se lastiman a voluntad, no se porque deciden mentir y matar, no se muchas cosas.

—Pero hay algo que si sé.— volé al cielo, mis pies dejaron de tocar el cemento mientras veía a la multitud de pecadores acercarse cada vez más. —Es mi deber proteger a todo aquel que elija por su voluntad la redención.

Descendí hasta posicionarme un poco atrás de Vaggie y Erdnuss cuyas miradas recelosas compartidas iban dirigidas hacia Rosie. Ladre una orden, con voz alta y fuerte, regalo de mis padre, como aquel grito de sufrimiento de mi madre tras su cautiverio.

¡Soy la Princesa del Infierno, Charlotte Morningstar!— Los pecadores se detuvieron a varios metros, me veían desde abajo sin emoción alguna. —¡Esta advertencia es la única que voy a darles!— grité sintiendo el calor abrasador detrás de mi espalda mientras avanzaba hacia el frente dejando que mi cabellera ondeara con libertad. —¡Den la vuelta! Si no me molestan yo no los matare.

El sonido de aplausos junto con una risa con estética se escuchó por todo el infierno haciendo que todos los pecadores sonrieran mostrando una mirada ida repleta de nieve. Haciéndose presente desde un tejado lejano se escucharon fuertes acordes de guitarra.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora