32 Querer

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La furia de la rubia no era broma, el silencio que siguió esa confesión sólo fue roto por una risa satisfecha de la mujer. Alastor se mantenía viendo al suelo, una gran masa de electricidad verde con tentáculos apareció detrás de sí, Charlie por instinto se paró delante de él con la intención de detener cualquier ataque.

—Querido, sé exactamente qué es lo que quieres, y te lo daré.

Esas palabras captaron la atención de Alastor, esa incesante interferencia se redujo algunos decibeles, su profunda mirada roja con el ceño fruncido se fijó en la mujer que sonreía sin importarle el filo cerca de su cara que amenazaba con cortar su pómulo derecho.

—Serás libre y lo que... te quite...— dijo mordiéndose el labio viendo hacia el pecho del demonio que gruño. —Lo tendrás de regreso, todo. Solo debes matar a la princesita de mierda.

—¡¿Qué?!

El grito incrédulo de Vaggie apenas se registró en el cerebro de Charlie cuando un fuerte golpe la aventó lejos de allí, rodando por el suelo logró reincorporarse a tiempo para detener el siguiente ataque de Alastor.

—¡Alastor, ¿qué mierda?!

Un nuevo golpe estaba por ser dirigido hacia ella, detuvo con éxito el tentáculo electrizante que iba en su dirección, pero sin intenciones de atacar realmente, Alastor aprovecho para sujetar su tobillo y golpearla contra el suelo dos veces antes de que Charlie finalmente lograra liberarse impulsandose lejos del demonio.

—¡Charlie!

—¡Alastor, es suficiente! ¿No puedes estar en serio? ¡Alastor!

Por más que Charlie gritaba intentando hacer que su socio, y su "amigo" entrara en razón pero este parecía loco, como intoxicado, en su mirada oscurecida se podía apreciar una nueva ola de dolor y odio crudo, empeorando a cada minuto que la risa de la mujer se escuchaba ignorando el fuerte agarre que Vaggie tenía contra su brazo.

—No servirá Charlotte, el venadito nunca podrá hablar, nunca podrá sentir culpa o dolor, estos sentimientos innecesarios ya no existen en su interior.

—¿Qué intentas decir?— gruño Vaggie forzando más a la mujer que contuvo un quejido de dolor.

Charlie continuaba evadiendo los ataques de Alastor sin alejarse demasiado pero este no parecía tener intención de detenerle.

—Nuestro trato no le permite abrir la boca, si no iba a ser para lamer mis pies entonces no la necesitaba para nada más.— se rió con sorna disfrutando de la clara mueca de disgusto de Vaggie tras de ella seguido de su expresión.

—¡Puto asco, maldita perra de mierda!

Pero era aun mejor ver la mirada completamente asqueada de Charlie, congelada en su lugar por un momento le dio la espalda a Alastor apenas un segundo, un segundo que el pecador aprovechó para tomarla del cuello y aventarla hasta unos menos a su lado impactando con una gran roca que le saco el aire.

—Oh querida, querida, tú nunca aprendes, que diría tu querido papi si viera que su princesita le da la espalda a un simple pecador.

—No eres un simple pecador Al, eres...

—Oh cállate perra.— gruñó el demonio, a la distancia Vaggie iba perdiendo fuerza en sus manos, dudando en si seguir manteniendo a la mujer en su lugar o ir ayudar a su pareja que seguía en el suelo. —¿Sabes cual es tu problema, Charlotte?

Charlie gruñó en el suelo, sin despegar su vista de Alastor parado orgulloso a unos pasos de distancia luciendo más alto y aterrador que nunca su vista viajó rápidamente a Vaggie apenas un segundo para intentar transmitirle que no se soltara a la mujer.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora