15 Jamás

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La reunión con Sera al día siguiente fue por mucho el momento más estresante en su vida. Ni siquiera cuando debía vigilar a Adam se sintió tan agotada como ahora, todo era una verdadera mierda.

El favorito de Dios muerto, Lute herida, un pecador en el cielo, Lilith desaparecida, si Dios o alguno de los arcángeles se enteraba de todo esto, del exterminio fallido, ella misma temía su castigo. Le costó bastante convencer al resto de la corte que el exterminio era un bien necesario y los beneficiaba, por supuesto, muchos se pusieron en contra pero al final su palabra prevaleció.

—No hay nada que pensar, esa basura no debe estar aquí, debe ser eliminada.

—Te equivocas Lute.

—Guarden silencio ya.

Sera había escuchado ambas historias, según la hipótesis de Emily Sir. Pentius ganó su lugar en el cielo gracias a su sacrificio por salvar a sus amigos, pero eso no quita todos los cuerpos caídos de esos ángeles y de Adam, esta demostración solo probó su punto.

Los Ángeles pueden ser asesinados y ahora los pecadores lo sabían, nada le aseguraba que no intentaran amotinarse, que se sintieran invencibles por el aparente gran poder que habitaba en la princesa del infierno.

Y si Lilith había regresado al infierno podía decir que fue atrapada o torturada por el cielo y que esa sea la razón necesaria para iniciar una guerra. No podía permitirse eso, giró la cabeza a la esquina de su oficina, el ex pecador se mantenía en un rincón solo observando de brazos cruzados.

¿Cómo mierda él había subido? Lo recuerda del juicio, su necesidad extraña de impresionar a la chica que terminó siendo... la verdad no quería ni imaginarlo.

—Hablaré con los ángeles de la corte para llegar a un acuerdo. — dijo viendo cómo Lute fruncía el ceño y Emily se giraba a ver al individuo con una ligera sonrisa. —Hasta nuevo aviso ninguno será visto en el cielo, se quedarán con Emily.

Dicho eso Sera envió a Emily y a Sir. Pentius de regreso a su departamento. Lute la miró enfurecida lista para decir algo..

—¿Sabes dónde está Lilith?

—...No.

—Ya no está en el primer cielo, ¿sabes lo que pasaría si la ven deambulando en el infierno? Podría hacer que su linda familia perfecta dejen de ser tan democráticos y amables.

—¿Y eso a mí en qué me afecta? Tu fuiste quien autorizó los exterminios y la dejó subir, tu cabeza está en juego no la mía.

Sera se molestó con cada palabra pronunciada por el ángel de menor rango, ¿cómo se atrevía a hablarle de esa manera? Tal parece siete años junto a Adam había corrompido su vocabulario.

—Escúchame bien Lute...

—No, tú escúchame, o me dejas matar a esa serpiente asquerosa y bajar allí a terminar con esos pecadores o tú vas a pagar.

—¿Te atreves amenazar a tu superior?

Lute no dejó de verla, ella no iba a retroceder, no le importaba ni siquiera lo que pudieran decir los viejos ni los serafines, ella estaba decidida a mantener con vida el legado de Adam. Finalmente Sera despidió a Lute con Emily, ella tenía trabajo que hacer.

Lute llegó molesta, Sir. Pentius y Emily susurraban en la cocina, no logró escuchar algo más además de algo sobre una reunión, antes de que ella pudiera escuchar algo más Pentius dejó la cocina para ir a su recámara que es un muy pequeño pero lindo especie de bodega topándose con Lute espiando.

—Que falta de respeto.

—Cierra el hocico o te prometo que te mato justo ahora.

—Lute por favor...

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora