—Oh Blitzø, ¿pero qué haces aquí?
—No te basta con hacer una maldita fiesta burlándote de mí para venir a joderme aquí también.
—En primer lugar.— la sucubo tomo una bebida de una charola dando un corto trago. —Esta es una fiesta de bienvenida a los reyes y soy la estrella musical número uno en todo el infierno.— la chica sonrió arrogantemente bajando la mirada hasta la altura del imp. —Y en segundo, creo que el que se coló a la fiesta fue otro.
La conversación murió en el mismo instante en que una luz cegadora se hizo presente en el centro de la pista. Erdnuss resplandecía. Sus alas se abrieron con fuerza, su areola brillaba y sus ojos ardían de furia. La misma Velvette que se encontraba hace un minuto a su lado tuvo que cubrir sus ojos y retroceder temiendo quemarse.
Lucifer estaba anonadado colocándose frente a su esposa. Esa era luz benidta. Pero no naciente del amor y el agradecimiento, sino del rencor. Vaggie fue la más veloz interceptando a Erdnuss que se lanzó hacia la recién llegada que por la impresión y el miedo retrocedío hasta chocar con la pared.
—¡Calmate!
—¡No!— Vaggie flotaba lo suficiente sujetando a la otra por los hombros, pero al ver que no cedía tomó su hombro para doblarlo detrás de su espalda y ejercer presión suficiente para que Erdnuss terminará arrodillada en una pierna. —Tu hija de puta...— gruñó Erdnuss mirando con odio a Verosika que fue incapaz de reaccionar.
Todos los pecadores cercanos, incluida Charlie, se habían mantenido lejos de la escena hasta que finalmente la luz comenzó a desaparecer. Charlie se soltó del agarre de su padre y avanzó hacia las dos chicas. Vaggie la soltó al ver que no luchaba más. Erdnuss se levantó y tras dedicarle una última mirada a la invitada camino hacia la terraza, donde Engell ya se encontraba cargando a Stern en sus brazos.
El viento de la noche parecía soplar con más fuerza. Abrazando a su novia por la espalda Erdnuss usó sus alas para cubrirlas un poco a las tres y evitar las corrientes heladas que azotaban con las piernas descubiertas de sus chicas.
—Es ella, ¿verdad? La... maestra de Stern.— gruño Engell la última parte.
—Lo es, si.
El silencio se estancó un momento entre las dos, Stern dormía con la cabeza escondida en el cuello de Engell, su hombro húmedo por las lágrimas que la diablillo había soltado.
—Vámonos, ya no quiero estar aquí, estoy exhausta, yo..., simplemente vámonos ya.— susurro Engell casi al final, su voz titubeando por un momento.
Erdnuss paso su mano derecha por el brazo de Engell subiendo y bajando hasta su codo, su otra mano sobando la cabeza de Stern. Considero las palabras de Engell e irse de una vez, pero no podía, debía descubrir qué ocultaba Rosie, y más importante, que ocultaba Engell.
—No puedo irme aún, tengo algo que hacer antes.
—¿Qué?— dijo con molestia entre dientes. —¿Qué tienes que hacer? ¿Acaso volverás a bailar con esa perra? ¿La vas a cargar por todo el salón otra vez?
Sus palabras cargaban coraje, más su tono de voz no había subido el volumen. Erdnuss se abrazó más a ella queriendo sentir cada emoción o sentimiento que se manifestaba.
—Necesito hablar con Rosie.— al escuchar el nombre Engell de inmediato se puso tensa. —Necesito saber si es un peligro para nosotras.
—¿Por qué Rosie? Creí que el problema desde el inicio era Velvette.— la pecadora se encontraba ansiosa y Erdnuss se dio cuenta de ello, más deseaba que estuviera equivocada.
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La Princesa del Infierno
Fanfiction-Estas en presencia de la princesa del infierno, puto. Adam se quejó viendo su sangre dorada manchar sus ropas, y al levantar la mirada vio frente a ella a la chica que lucía exactamente como se esperaría de la primogénita del gran Lucifer y Lilith...