48 Pasado

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Florence & The Machine - Spectrum

—¡¿Qué mierda es eso?!

Exclamó enfurecida Engell al ver a Erdnuss regresar al salón. Las dos mujeres se dirigieron hacia el sistema de música, trabajo de Erdnuss, para escoger la canción que bailarían. Vaggie que venía entrando dejando su copa vacía sobre la charola de un pequeño diablillo fue jalada bruscamente por Engell que ahora la miraba con un color rosa intenso en sus ojos.

—Estuvieron hablando por putas horas allá afuera y ahora entra tomando su mano...— gruñó la mujer al borde de la histeria. Vaggie la miraba con las manos en alto ligeramente asustada. Jamás pensó ver a Engell en ese estado. —¿De qué mierda hablaron? Dímelo todo o juro por dios que iré y le clavaré una bala en medio de sus ojos...

—Wow wow wow, bajemos eso.

Charlie que iba llegando alcanzó la mano de Engell que ya se encontraba apuntando a la overlord con su pistola sin seguro. La mujer apretó el mango de su arma apuntando al suelo pero sin despegar su mirada asesina del otro par. Charlie se abrazó a su novia sintiéndose olvidada por tanto tiempo. Vaggie con cariño cepillo la cabellera de su amada, pensando en todo lo que Velvette les había contado, antes de regresar su vista a Engell.

—Podemos hablar de eso luego, de verdad quiero bailar la siguiente canción con mi novia.

Charlie se animó al escuchar eso y se enderezó de inmediato clavando sus ojos en la mirada de su novia ignorando el quejido confuso y molesta de la persona junto a ellas.

—¿Qué? ¿Por qué es importante la canción?

Vaggie miro a Engell con una sonrisa. Regresó la vista a Erdnuss recordando todas sus bromas y pensó en hacerle pagar con la misma moneda. Con una sonrisa cómplice susurro coquetamente antes de irse tomando la mano de la princesa dejando atrás a una confundida Engell.

—Porque el tango es de dos.

Engell las vio partir y una furia se encendió en su interior. Tomó un vaso de vodka de la charola de un diablillo, pidiéndole traer más, y lo tomó de un solo trago. Su mano presionando cada vez más su arma. Mientras veía a su novia reír con la overlord. Verla sonreír con coquetería jugando con la mirada sensual de la otra mujer. Ambas eran peligrosas.

En un segundo tuvo la mirada de Velvette encima dedicando una radiante sonrisa. Levantó su arma en su dirección ignorando las exclamaciones de sorpresa. La overlord lejos de asustarse ladeo la cabeza sacando la lengua y guiñandole un ojo.

—¿Por qué no disparas querida?— La voz de Rosie la detuvo y volvió a bajar la mano. La mujer bebía una taza de té, supuso, pero conociéndola bien, sabía que era sangre. —Yo no recuerdo que te haya enseñado a dudar.— dijo con una voz carente de su habitual amabilidad.

Un escalofrio la recorrio.

—No quiero hacer un espectáculo aquí. Además, Erdnuss puede bailar con quien sea.— gruñó tomando otro vaso de Vodka que habían dejado junto a ella. —Incluso si es alguien como Velvette.

—Es así...— Rosie susurro viendo a la susodicha. —¿Acaso el tonto hotel de la princesita te ha hecho cambiar de opinion?— comenzó la mujer escondiendo su boca detrás de la taza, tan bajo que solo Engell logró escucharla. La chica se congeló a mitad de tomar su tercer vaso de vodka. —Pensé que querías convertirte en una overlord... ¿me mentiste?

Engell sintió un tirón detrás de su cuello. Una fuerte presión que buscaba tirarla. Se mantuvo fuerte y levantó la cabeza para tomar su trago y disimular el fuerte quejido que brotó de sus labios cuando la cadena en su nuca se materializó de un color rosa para desaparecer en un parpadeo.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora