—¿Entonces podemos tener nombres?
—Por supuesto que sí, de lo contrario sería más complicado entendernos.
Afirmó Emily en el tercer cielo frente a todas las ex ángeles exorcistas. Su entrenamiento consistía en recuperar sus recuerdos, para algunas de ellas era más fácil, pero había recuerdos que se mantenían cubiertos que les costaba a las ángeles hasta el punto de sentir impotencia. Sin embargo, el verdadero destino, orquestado por Dios, la misión que les dará se mantenía en completo secreto.
—Entonces me gustaría llamarme Luzzy.
—Un placer.
Actualmente Sir. Pentius, Emily, Layla y Luzzy se mantenían conversando en lo que alguna vez fue el salón de entrenamiento que se había transformado en un espacio de paz y tranquilidad, con jardines y fuentes para meditar y reconectar una vez más con sus vidas pasadas.
—Señorita Emily, ¿hablara ya con Charlie?
—Sí, hemos estado incomunicados mucho tiempo, lo mejor será planear una reunión para advertirle sobre Lute.— dijo presionando su abdomen, aquel dolor fantasma la comenzaba abordar cuando pensaba en la exorcista. —Solo espero que no haga algo que termine con ella...
—Charlie siempre ha dado segundas oportunidades, sé que ella sabrá accionar dependiendo la situación.
En el infierno, en la mansión Morningstar, los reyes regresaban después de la más emocionante reunión con su hija y sus amigos para otra lección de amistad. Habían pasado pocos días desde la gran gala para darle la bienvenida a la reina.
Ahora, en su habitación, la temperatura de la habitación parecía aumentar con cada prenda que se deslizaba por el cuerpo de la reina con extrema lentitud. El Rey por otro lado se encontraba recluido en el baño viendo detenidamente su reflejo en el espejo.
Veía sus brazos negros magullagos y lastimados por los años de autolesion, miro su cuerpo palido casi desnutrido, había logrado recuperar parte de su salud durante todo este tiempo pero aun era visible ciertas marcas del pasado que lo hacian sentirse cohibido frente a su esposa. Habían dormido juntos ya desde que Lilith mejoró, pero él siempre usaba una pijama completa de patitos e ignoraba los avances y suaves toques de su esposa que buscaban lo mismo.
Pero Lucifer se excusaba o fingía no darse cuenta para irse a la cama más rápido. Pero desde la gala sus dedos han cosquilleado una y otra vez queriendo sujetar a su esposa como siempre ha querido. Al ver que nunca fue Lilith quien lo alejo o rechazo en el pasado no hay nada más que no quiera él que no sea ir allí y besar a su esposa como siempre ha soñado durante los últimos siete años.
Además, sabe que Lilith está tardando en sanar y recuperar su poder debido a que su parte sucubo, que pasó años hibernando y que ahora, a pesar de desear saciarse, no ha presionado a su marido en absoluto. Ahora él es quien debe de ir allí y demostrarle a su esposa que sigue siendo el Rey del Infierno y ella su esposa, la bellísima Lilith Morningstar, su reina.
~Tú..., no sabes lo que luche allí, atrapada en la oscuridad.— se escuchó una suave voz desde la habitación compartida. ~Deseaba volverte a ver.
~Pensé que nunca me perdonarías,
y me juré rogar por que me volvieras a besar como la primera vez.
Lucifer desde el baño, viendo su reflejo, fue testigo de las lágrimas que ya corrían por sus mejillas al escuchar la hermosa voz de su mujer cantar una suave melodía que cargaba dolor, culpa y amor.
~No hay nada más, no hay nada más que yo quiera que estar contigo en paz.
La voz de su esposa se cortó casi al final, un suave sollozo ahogado por la puerta de madera que los separaba. Unos suaves pasos se escucharon acercándose a la puerta del baño, los sollozos cada vez más notorios.
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La Princesa del Infierno
Fanfiction-Estas en presencia de la princesa del infierno, puto. Adam se quejó viendo su sangre dorada manchar sus ropas, y al levantar la mirada vio frente a ella a la chica que lucía exactamente como se esperaría de la primogénita del gran Lucifer y Lilith...