05 Celibato

5.7K 273 198
                                    

La noche anterior, después de la batalla, y que Vaggie quedará agotada un par de golpes alertaron a la rubia que se sobresaltó en un segundo completamente alerta. Su máxima prioridad, proteger la vulnerabilidad de su pareja. Unos nuevos golpes sonaron en la puerta, Charlie cubrió su desnudes y caminó recelosa a la puerta.

Al abrir no había nadie, el pasillo estaba desolado pero al pie de la puerta se encontraba un sobre y una caja con cuatro botellas con un líquido dorado y un recipiente con pomada. La princesa tomó las cosas y entró a su habitación, dejó la caja sobre una cómoda revisando rápidamente el título de las botellas. 'Vitalidad Celestial'. Confundida abrió el sobre topándose con una carta con una pulcra letra.

"Charlie querida, no le daré vueltas al asunto, este elixir le ayudará a mi nuera a no amanecer muerta del dolor, y la pomada sirve para desinflamar, sé que sabes a lo que me refiero. Sé que tu instinto te insista a poseer pero no olvides que también debes cuidar y proteger a tu pareja. Aquí te dejo un par de hechizos que seguro te podría interesar, descuida no causan accidentes."

Al final la firma de Lucifer casi hizo avergonzar a Charlie, pero lo olvidó rápidamente, sin duda debía agradecer a su padre por cuidar de ella y de su pareja. Reviso los hechizos con los ojos bien abiertos, sin duda le preguntaría a Vaggie si estaba bien utilizar uno de esos hechizos.

Regresando al presente Charlie dejó caer en la cama a Vaggie que se encontraba agitada, la noche anterior, después de regresar al hotel tras esa demostración de pasión en el aire Vaggie había logrado mantener a su novia lo suficientemente agotada como para seguir a costa de su propia movilidad, ahora realmente creía que Charlie podría terminar por romperla. Y eso la emocionó casi tanto como la asustó.

—Vaggie, amor. Quiero intentar algo, ¿está bien?

Susurro la rubia besando delicadamente el cuello de su novia mientras se empujaba ligeramente contra el cuerpo de la más pequeña.

—Hablas de los hechizos...

—Si.

Vaggie trago duro viendo los ojos rojos de su pareja, su sonrisa que mostraba sus colmillos brillantes y filosos, estaba segura que si accedía mañana sin duda no iba a lograr mantenerse de pie, su centro de apreto contra nada deseando ser llenado y miles de imágenes depravadas pasaron por su mente, ella no podía decir que no.

—Está bien.

Eso fue lo único que necesito escuchar la rubia para tronar los dedos y hacer desaparecer la ropa de ambas en un parpadeo. Las piernas de Vaggie estaban abiertas sobre los muslos de Charlie y está acariciaba ambas con lentitud, bebiendo de la imagen de su novia a su merced, su cola salió disparada para acariciar el centro de su pareja que gimió al contacto y se humedecer con más facilidad. La princesa se agacho hasta el rostro de Vaggie y la beso con hambre, cargado de tanto amor, su lengua invadiendo la boca ajena, el gemido que resonó desde la garganta de Vaggie prendió aún más a la rubia que dejó de besarla para descender por su cuello, dejando besos húmedos por su cuello, clavícula y hombros.

Sin resistirlo más volvió a morder provocando gritos de placer y lágrimas de dolor en su pareja, no había nada que pudiera hacer para evitar que Charlie la mordiera, su pareja estaba obsesionada con marcarla y Vaggie no tenía un problema mayor más allá del dolor.

Charlie bajó por su pecho besando sus pezones antes de envolverlos con su lengua, apretarlos y jalarlos con ligera fuerza con los dientes. Vaggie se sentía cada vez más cerca de un orgasmo, la cola de Charlie presionaba en su entrada y jugaba con su clítoris. Finalmente cuando entro Vaggie no pudo reprimir el gemido, eso era nuevo sin duda, pero se sentía tan bien que comenzó a moverse para hacer que entrara más adentro de ella.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora