Lilith llamó a todos al interior del hotel de nuevo con una sonrisa. Con todos en la sala Engell se excuso con llevar a Stern arriba a descansar siendo seguida en silencio por Erdnuss que se mantenía con las manos detrás de la espalda. El ambiente era tenso pero Lilith intentó romperlo con sutileza y en minutos todos se encontraban en la cocina escuchando algunas historias de cuando recién se creó el infierno.
Charlie se disculpó incómoda y fue a su cuarto con la intención de ir al tocador. Cuando salía del baño en su cuarto la figura de Alastor la asustó.
—Mierda, Al.
—Querida, no tienes idea de lo mucho que me alegra finalmente hablar contigo.
—¿Finalmente?— pasando de largo al pecador Charlie se dirigió a su comoda para verse al espejo y volver a delinear sus ojos de negro ya que se había lavado la cara para quitar un poco de estres. —¿Qué sucede, Al?
Alastor caminó detrás de la chica y cuando la rubia tomó asiento tomando su delineador un par de manos se posaron en sus hombros viendo esa sonrisa brillante por el espejo.
—¿Cómo te sientes con respecto a tu madre de vuelta, querida?— bajo sus manos Alastor sintió a la chica tensarse. Soltandose camino hasta recargarse en la cómoda a un lado de la rubia que lo ignoraba viendose al espejo. —No puedo evitar pensar que no estas feliz.
—¿A dónde quieres llegar Alastor? No estoy para juegos así que dime ya que quieres...— Charlie suspiró cansada reclinándose en su silla acolchada. —Perdona yo... estoy feliz de que mi mamá haya regresado, solo que paso mucho tiempo y yo solo... no sé, es algo raro, satan...— se lamentó en un quejido cansado la princesa sin lograr precisar que es esa extraña incomodidad asentada en su interior.
No había nada de qué preocuparse Rosie y Carmine habían aplacado sus dudas, esa mujer en el vestíbulo era su madre sin lugar a dudas, pero algo en la princesa seguía inquieta y por ende no podía dejar de sentirse incómoda cuando estaba muy cerca de la mujer.
—Manténlo así.
—¿Qué?— pregunto confundida viendo al demonio que la miraba con detenimiento, esa sonrisa de colmillos afilados más prominente que nunca acompañado de esa intervención de radio.
—Querida...— y tronando los dedos ambos se vieron sumidos en un especie de escudo idéntico al que usó en la batalla contra los exorcistas hace algún tiempo. —Es hora de hacer cumplir nuestro trato.— dicho eso una cadena verde se hizo presente en el cuello de la princesa que lo miró con odio cuando el otro hizo el ademán de jalar, siendo detenido con relativa facilidad por Charlie que lo sostenía en su lugar. —¿Acaso planeas romper nuestro trato, princesita?— preguntó ligeramente molesto, pero la rubia no dijo nada.
Jalando la cadena de las manos del pecador Alastor cayó hacia adelante su rostro a centímetros del de Charlie cuyos ojos rojos y largos cuernos estaban presentes junto a una mirada fría y con total calma aun sentada en su silla.
—Hicimos un trato, pero no olvides que sigo siendo La Princesa del Infierno, Alastor.— gruño provocando que la intervención se intensificara. Charlie soltó la cadena y Alastor la hizo desaparecer y dio un paso hacia atrás para que Charlie se pusiera de pie. —¿Qué favor quieres?— pregunto cruzada de brazos con su forma demoniaca en pleno apogeo.
—Quiero que debilites a Lilith Morningstar.
—... ¿Qué?
Un largo silencio se estanca en ese pequeño espacio entre ellos dentro del escudo a su alrededor. La rubia está perpleja sin saber realmente cómo reaccionar ante eso, sus brazos cayendo a su lado viendo como el pecador seguía erguido sin perder la sonrisa con ambas manos sobre su bastón frente a él.
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La Princesa del Infierno
Fanfic-Estas en presencia de la princesa del infierno, puto. Adam se quejó viendo su sangre dorada manchar sus ropas, y al levantar la mirada vio frente a ella a la chica que lucía exactamente como se esperaría de la primogénita del gran Lucifer y Lilith...