31.5 BONUS

815 70 52
                                    

—Yo morí y reviví, mi cuerpo fue un saco de boxeo así que yo me voy a dormir aquí junto a mi niña, el resto lo dejo en sus manos.

En cuestión de minutos la ex pecadora cayó dormida. Y tras unos instantes su cuerpo fue levantado con suavidad por Engell listas para dejar atrás el hotel parcialmente destruido. Fueron los minutos en que llegaban al barrio caníbal que cierto ser se manifestó como una voz en los sueños de Erdnuss.

🎶~Le Monde — Richard Carter

Oscuridad fue lo que la mujer vio en sueños, como una chispa a su alrededor pequeñas fogatas aparecieron, una tras otra desconcertandola. Comenzó bajo, apenas un murmullo y con cada nueva fogata que aparecía el ruido comenzaba a ser más fuerte y espeluznante.

—¿Qué mierda?

Su respiración se aceleró sintiéndose nerviosa, ansiosa, el primer aplauso la hizo saltar en su lugar, como si el sonido estuviera reventando justo en sus oídos, las orejas se aplanaron sobre su cabeza mientras giraba sobre su eje intentando averiguar qué sucedida, dónde se encontraba.

—Veo... que ahora eres un ángel.

Esa voz, ella reconoció esa voz a pesar de ser la segunda vez que la escuchaba, sintiéndose repentinamente extraña como si algo se presionara en su garganta cayó de rodillas, sus manos apretando sus muslos mientras mantenía la cabeza baja.

—Mi Dios, ¿que puedo hacer para pagar su ayuda?

Otro aplauso y esa voz se hizo aún más fuerte, luchando con la necesidad de cubrirse sus orejas se mantuvo en su lugar apretando los dientes, ignorando el gran calor que se extendía a su alrededor.

—¿Qué harías por mi?

—Le ofrezco mi alma santa, es todo lo que tengo...

—Mientes.

Dentro del sueño algo retumbó, un fuerte sonido se escuchó seguido de más calor, apretando con fuerza los ojos se negó a darse la vuelta para ver las llamas que iban creciendo y se agitaban furiosas. Pero era cierto, ella ya no tenía nada más que dar. Su alma era lo único que podía ofrecerle al dios. Temiendo haberlo molestado guardó silencio.

—Tú ya no me debes nada, me he llevado lo que me pertenece.

Esas palabras la dejaron confundida, levantando la cabeza hacia la gran nube de humo que ya se había formado sobre ella debido al fuego, cenizas flotando y ese incesante sonido dijo.

—¿A que se refiere mi Dios?

Hubo un silencio bastante largo, parecía que todo estaba llegando a su final, que en cualquier momento despertaría, la música cada vez se hacía más baja, el fuego se estaba extinguiendo y la nube de humo y cenizas eran menos que antes.

—El talismán ya no existe. Lo que te di te lo he quitado.

Dicho eso la oscuridad regresó y se vio sumida en un frío atropellante, su cuerpo se congeló y por un segundo olvido como respirar, bajando su mirada a sus manos sintió pequeñas lagrimas cayendo en las misma, ¿era libre? ¿de que? Ella nunca ofreció su alma, el regalo que se le dio para no sentir dolor y su auto sanación había desaparecido, si era eso a lo que se refiere el Dios, pero estaba segura de haber visto su pluma cuando regresó.

¿Qué significa eso?

{...}

Muchas horas más tarde Erdnuss despertó en una suave cama completamente sola, a su lado el estuche con su pluma, sentándose recta tomó el escuche abriéndolo sobre sus rodillas con cuidado. Allí estaba su pluma, era blanca con detalles negros de plumas de ave, una gran cruz de plata en el centro con grandes alas doradas a cada lado, era una combinación hermosa de su antigua pluma del ave fenix con su nueva apariencia. Al final ella no deja de renacer de las cenizas.

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora