45 Odio

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—No, yo...— se intentó excusar Vaggie sintiéndose avergonzada. A lo que Velvette solo río.

—No te preocupes.— regreso su mirada a la mesa. —Estoy dudando en tomar una copa, me preocupa confundirlo con sangre.— se rio viendo las botellas que en efecto no tenían diferencia.

Captando la tranquilidad con la que hablaba la chica las defensas de Vaggie fueron cayendo.

—¿Qué haces aquí? Disculpame, pero no esperaba ver a ninguno de los V's aquí.— comenzó sin tener acusación en su voz, pero notablemente seria, hasta el momento la overlord no parecía querer causar problemas.

—Entiendo tu preocupación pajarito, pero es más que nada una formalidad, la reina ha vuelto así que como señores superiores tenemos ciertas responsabilidad que rendir a los soberanos. Los V's son una unidad así que vengo en representación de los tres... de los dos.—dijo y su sonrisa se borró al final, recordando que Val ya no estaba con ellos.

Vaggie sintió una pequeña punzada de culpa pero decidió ignorarlo y centrarse en lo que importaba. No porque le preocupara él, sino porque entendía lo que era tener a alguien y perderlo para siempre en un parpadeo. Como sus alas, su halo, su familia, el cielo, aunque de eso ya no se arrepentía, y la lista continúa.

—¿Planeas algo acaso? ¿por lo sucedido con Valentino?

—Era cuestión de tiempo para que eso pasara, Val siempre fue una bomba de tiempo, finalmente su idiotez lo terminó trayendo aquí.— dijo con tal simpleza encogiéndose de hombros que sorprendió a Vaggie.

—¿A qué te refieres?

—Cuando nos enteramos de la fiesta que se iba a llevar a cabo por supuesto que Val enloqueció, él realmente deseaba poseer el cuerpo de Angel Dust ya que no pudo poseer su corazón, impulsado por la locura terminó siendo su muerte.— continuó recargada despreocupadamente en la mesa con una mano mientras alcanzaba un aperitivo.

—¿Entonces estás bien con eso?—preguntó dubitativamente sin estar segura de las verdaderas motivaciones de la overlord.

—Oh, no, realmente los odio.— aseguró con una sonrisa de dientes viendo a Vaggie que se tenso. —Pero no sé hacía quién es mi ira.— explicó regresando la mirada a la mesa. —Si hacía ustedes por matarlo, hacía él por ser un idiota, hacía mi por cuestionarmelo, no lo entiendo realmente, todo es confuso, por eso estoy aqui.

—¿Entonces estás aquí para espiarnos y luego vengarte?— acusó entrando en una postura de pelea que de inmediato se rompió al escuchar una baja risa de la contraria.

—No, bueno si, pero no hay mucho que pueda decirle a Vox que no sepamos ya.— dijo honesta mientras caminaba por la mesa en busca de algo que degustar, Vaggie siguiendola dos pasos detrás. —El regreso de la reina, nuevos huéspedes en el hotel, redimidos, aunque la sorpresa real es la ausencia de Alastor, además de eso, mi único informe será decirle a Vox sobre los canapés y si están más buenos que los de Val.— concluyó mordiendo uno y haciendo una mueca que le mostró al ángel la nostalgia en el sabor que sentía la otra.

Las pequeñas lágrimas acumuladas en la esquina de sus ojos fueron suficiente para que Vaggie girara la cabeza hacia la pista y de regreso a la mesa tomando un canapé.

—¿Cómo era tu relación con él y Vox?

—Era buena, funcionabamos los tres.— pareció alegrarse por la pregunta. —Val y yo cocinabamos juntos, era quien se aseguraba de contratar gente no solo para sus películas, sino también para ser mis modelos, mis atuendos eran muy vendidos para juegos de roll y cosas así. Hacíamos pijamadas, cantábamos, bailábamos y jugábamos con Vox, era divertido hacerlo enojar.— explicó cruzándose de brazos viendo a lo lejos con una sonrisa al ver que tenían prácticamente todos los ojos encima. 

La Princesa del InfiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora