Elizabeth una vez más se convenció de que el amor no es para ella. Su largo vestido negro se movía con la brisa nocturna, mientras ella fumaba a la luz de la luna, con la mente fuera de este mundo y el corazón destrozado, parecía que su destino era ser lastimada.
Ni siquiera lloró, no pensó en desperdiciar una lágrima en otro hombre otra vez, ella ya tenía claro que era demasiado para ellos, aunque seguía preguntándose por qué siempre la herían de tal forma. Para ella un engaño como ese era imperdonable, e inolvidable, y más para su sensible corazón que siempre ama tan profundamente, a pesar de terminar lastimado.
—Tal vez en el otro lado sí encuentre a la persona correcta—Dijo para sí misma mientras se deshacía de la colilla del cigarrillo ya gastado.
Dio un suspiro y jugó con su cabello mirando a un hermoso panorama que para ella era invisible en medio de sus ojos que ya se llenaban de lágrimas ante sus hirientes palabras, pero no, ella no soltaría ninguna. Oía su teléfono sonar y para ella era invisible, solo quería sentirse en su propio mundo.
La insistencia proveniente de este la hizo reaccionar—Carajo—Dijo enojada por la interrupción.
Para su sorpresa, los mensajes y llamadas eran de su amiga Taylor Swift, ¿Por qué la estaría llamando? Usualmente hablan todos los días, tienen conversaciones cortas pero siempre el cariño está ahí, y obviamente se ven de vez en cuando en el estudio e incluso en casa de Lana, pero para Elizabeth era muy extraño, ¿Qué necesitaba ella a esta hora?
Conteniendo sus lágrimas y dando un suspiro contestó la llamada entrante de la rubia—¿Tay?
—¡Lana!—Contestó ella con su dulce y reconfortante voz, que solo hizo que Lana quisiera romper en llanto al sentirse en confianza con ella—¿Liz, estás ahí?
—Sí, lo siento, ¿Qué necesitas Tay?—Dijo la castaña con la voz entrecortada, tratando de no mostrarse débil, no podía sabiendo que su amiga la necesitaba, y a parte, se lo había prometido a sí misma.
—¿Qué tienes Liz? ¿Está todo bien?—El tono de voz de Taylor ahora era de preocupación. Quería y conocía a Lana como para darse cuenta de que las cosas no estaban del todo bien.
Elizabeth solo calló, estaba destrozada y ya no podía más con su dolor. Limpió la lágrima que corría por su mejilla con rabia, y volvió a suspirar olvidando que Taylor la escuchaba del otro lado del teléfono.
—¿Liz dónde estás? ¿Estás en casa? Iré a verte—La rubia estaba desesperada, su intuición le gritaba que Lana necesitaba de su ayuda.
—No, no es necesario. Dime ¿Qué necesitabas?—En su voz era cada vez más evidente el dolor.
—Elizabeth—Para Lana esto fue una sorpresa, Taylor nunca la llama por su nombre a menos que esté muy seria, incluso enojada—Voy en camino, y no es una pregunta.
La rubia colgó la llamada sin más, Lana sintió ese incómodo vacío en su estómago, ella quería superar esto sola, o al menos intentar eso. Estaba arrepentida de haber amado tanto otra vez para terminar así de lastimada.
Volvió a su habitación preocupada por la posible llegada de la rubia a la casa. Vió su rostro al espejo, su maquillaje estaba intacto, sus labios rojos brillando y su cabello algo desordenado después de haber visto y oído tanto hoy. Pensó en quitarse el vestido, no quería volver a verlo nunca más sabiendo que se lo puso para ir a ver a ese maldito tipo, pero pensó en que Taylor estaría ahí pronto, y quería al menos verse presentable.
Y en efecto, unos momentos después oyó el sonido del timbre de su departamento, y vió a sus gatos correr hacia la puerta, como si le quisieran decir que la "Tía Tay-Tay" había llegado. Con las pocas fuerzas que le quedaban, Elizabeth se levantó de su cama a abrir la puerta, el rostro de la rubia parecía estar iluminado, era como si un ángel la hubiese venido a salvarla.
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𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana
FanfictionUna de las amistades más icónicas de la industria, Lana Del Rey y Taylor Swift. Dos de las mejores artistas de la década juntas otra vez, pero esta vez mucho más cerca la una de la otra. Dos estrellas brillando como si formasen una hermosa constelac...