024 - White Mustang

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Besos dulces, caricias letales, otra noche secreta y dos almas perdidas en su propio cuento de hadas ficticio.

La alborada de un amanecer suave y rosáceo iluminaba el parabrisas y vidrios algo empañados del auto de Taylor, los rayos del sol creciente apenas se podían apreciar entre los árboles y las nubes en el cielo parecían tomar lugares específicos en el cielo que aún conservaba algunos tonos oscuros de la noche.

Lana peinaba su cabello castaño mientras veía su reflejo en el retrovisor del auto, sus mejillas estaban completamente rosas y el rojo intenso de sus labios parecía haber desaparecido por completo. Taylor en cambio solo la observaba desde el asiento trasero, con solo el abrigo de Lana cubriendo sus hombros desnudos y sonriendo dulcemente.

—¿Qué tanto me ves, Tay?—Preguntó la castaña con una pequeña sonrisa observando atentamente la manera en la que Taylor la veía.

—Creo que me gustas un poco—Su voz era dulce, pero al mismo tiempo parecía ser un hilo que destilaba tristeza—Me gustas un poco demasiado.

Su mirada color azul se volvió distante, su semblante pareció cambiar por completo al terminar su frase, a Lana le resultó extraño, podía contar las veces que Taylor le había mencionado eso y esta vez era una de las primeras, que tomara esa actitud fue simplemente extraño.

—¿Eso es bueno o malo, nena?—Preguntó Lana tratando de actuar tranquila e incluso riendo un poco, intentando que Taylor se sintiese en confianza.

La rubia lo pensó durante unos cuantos segundos, demasiados para responder una pregunta tan simple y de la cual debía tener una respuesta casi automática. Pero no la tenía. La sonrisa de Lana se desvaneció como una melodía en el dulce viento, dejando solo confusión en la expresión de su rostro.

—¿Te pondrás el labial rojo?—Taylor evadió la pregunta por completo, lo que hizo que Elizabeth sintiera un dolor algo raro en su pecho, no sabía el porqué pero así había sido—Te queda hermoso.

Elizabeth posó su mirada en Taylor a través del cristal, le llamó la atención la manera en la que sus ojos brillaban como si estuviese apunto de llorar, pero conservaba era pequeña sonrisa llena de dulzura característica de ella. Lana la observó por un momento, fijamente, como si quisiese captar la esencia de sus sentimientos con tan solo ver el océano que había en sus tiernos ojos.

—Taylor…—El tono de voz de Elizabeth parecía quebrarse poco a poco, como si fuese una muñeca de porcelana—¿Qué tienes?

—¿Lo harás?—Volvió a preguntar la rubia sin siquiera ver a Elizabeth a los ojos.

Una lágrima solitaria y silenciosa corrió por la mejilla rosácea de Lana, se preguntaba por qué Taylor había cambiado su actitud tan rápidamente, como si hubiese tenido algún recuerdo desgarrador o simplemente estuviese tan asustada como su rostro lo decía.

Elizabeth volteó su rostro hacia ella encontrándose con la expresión distante y extraña de Taylor, parecía solo concentrada en el reciente amanecer y en sus propios pensamientos en los que se estaba hundiendo.

—¿A qué le temes?—Murmuró Elizabeth preocupada por la actitud de la rubia—Si tan solo pudiese leer tu mente...

—A nada, son solo cosas que pienso—Dijo por fin algo aparentemente coherente y conectó su mirada con los ojos verdes brillantes de Elizabeth—¿Por qué no te has puesto el labial, bonita? Te dije que me gusta.

𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora