Por la mañana no hubo rayos del sol despertando a la castaña, aunque no eran necesarios, Elizabeth había pasado toda la noche despierta. Era una mañana lluviosa, extraña para el clima habitual en la ciudad, pero parecía ser perfecta para su estado de ánimo. Seguía sentada en la misma posición, con los brazos alrededor de sus rodillas y sus ojos verdes parecían querer desbordar una lágrima mientras veía con atención la fotografía y la carta, aún cerrada, sobre la cama.
Su corazón latía con lentitud mientras dejaba un par de lágrimas caer por sus mejillas, comenzaba a sentir el verdadero vacío de estar sin Taylor. Ni siquiera ella misma podía entender cómo se había vuelto tan dependiente de su a veces desleal amor, aquel que solo podía recibir cuando nadie ve.
Aún así, ella necesitaba de ese amor como si fuese su oxigeno, a pesar de saber que no era algo sano, pero estaba tan acostumbrada a buscar el amor en tantos lugares equivocados que sí el de Taylor era uno de ellos, francamente no le importaba. Estaba consciente de que todo el amor que le tenía podría terminarla destruyendo, pero quería tomar el riesgo.
Se levantó de la cama y limpió sus lágrimas, caminó al espejo y sonrió falsamente tratando de engañar a toda la tristeza que había en ella, pero era algo imposible. Decidió tomar un baño, tal vez eso la relajaría, y junto a ella a sus pensamientos completamente desordenados luego de esa noche.
Pensó en tomar el consejo de Eilish, tal vez si hablaban otra vez y trataba de entenderla todo podría estar mejor, la amaba demasiado como para dejar ese amor a la deriva. Tal vez si hablaban como dos adultas y no actuando como dos niñas inmaduras, todo estaría mejor. Solo tal vez.
Esa mañana solo decidió tratar de darse un tiempo para ella misma, para relajarse y reflexionar acerca de tantas cosas que habían estado pasando en su vida últimamente. Estuvo en el jardín, su lugar favorito en la casa, cortó unas cuantas rosas para decorar su comedor, nadó un par de horas en la piscina y luego leyó un libro de poemas sentada a la orilla de ésta, comió su comida favorita escuchando uno de sus vinilos favoritos, y pasó tiempo con sus gatos como tanto amaba hacer.
Se sentía bien pasar tiempo con ella misma, hace bastante no lo hacía y realmente le había relajado hacerlo esta vez y la había ayudado a ordenar la montaña de pensamientos y sentimientos que crecía en su mente.
Veía las rosas recordando lo mucho que Taylor las amaba, y aquellas veces que las había halagado cuando estaban juntas en el jardín. Decidió tomar un par de ellas y unirlas con una cinta blanca, para luego enviarle un mensaje a la rubia pidiéndole que se encuentren en Venice Beach.
Después de todo, la noche anterior no habían tenido la mejor conversación. Lana estaba algo arrepentida de haber dejado todo así y no intentar entender a Taylor, pero sabía a la perfección cuáles eran los errores de la rubia, y prefería hablar con ella acerca de ellos antes de solo dejarla sin ninguna explicación. No estaba dispuesta a seguir con ella si no escuchaba una disculpa, y junto a ello algo que le pudiese confirmar que Taylor estaba dispuesta a cambiar, algún día.
Sonrió al ver que Taylor había aceptado, se sentía preparada para tener una conversación finalmente madura con ella, ambas la necesitaban y urgentemente.
Se puso uno de sus vestidos favoritos, color violeta como esas flores que prometían amor eterno y que ella tanto amaba, dejó su cabello suelto y mantuvo su maquillaje en tonos naturales, dejando su labial rojo escarlata de lado. Tomó las flores y las llaves de su auto, y tomó el camino directo al lugar que habían acordado.
La playa siempre era un buen lugar para hablar, y donde se sentían libres y cómodas, mucho más tratándose de Venice Beach, uno de sus lugares favoritos.
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𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana
FanfictionUna de las amistades más icónicas de la industria, Lana Del Rey y Taylor Swift. Dos de las mejores artistas de la década juntas otra vez, pero esta vez mucho más cerca la una de la otra. Dos estrellas brillando como si formasen una hermosa constelac...