Había pasado un largo mes en la melancolía de la fama y el luchar contra una marea de emociones y situaciones que las sobrepasaban, en la que pronto terminarían ahogándose. O nadando contra ella.
Swift, como toda una muñeca perfecta ante el ojo público, una artista con una trayectoria brillante digna de admirar y sin ningún aparente error, seguía su vida cotidiana como normalmente lo hacía, viviendo en los flashes de las cámaras y en las portadas de incontables revistas hablando maravillas de ella y su historia.
Tenía todo lo que quería: Fama, dinero, un nombre con poder y todo tipo de lujos, aparentemente todo lo que necesitaba para ser medianamente feliz y estable. Estando en el escenario era como si ni siquiera pudiese sentir arrepentimiento por lo que le había hecho a Del Rey, como si fuese alguien completamente diferente. Observar como miles de personas la adoraban parecía llenar un espacio completamente vacío en su corazón, su sonrisa brillaba más que las estrellas en el cielo, al igual que sus ojos azules al escuchar su nombre por doquier.
Era algo así como su droga. La mantenía fuera de sí y aparentemente la alejaba de la tristeza que había dentro de ella, que no podía salir a la luz y sabía ocultarla muy bien tras su máscara de perfección, que terminaría rompiéndose pronto. Pero mientras eso no pasara, la fama le daba todo.
En el fondo sabía que no tenía absolutamente nada y que todo era otra de sus mentiras, como diría Lana. Lo único que necesitaba para vivir se había ido, y probablemente jamás regresaría a su lado. Sabía que Elizabeth no era una persona que guardara rencores u odiara a muerte a alguien, su corazón era demasiado puro para algo así, pero estaba segura de que jamás lo olvidaría.
Al terminarse cada concierto, volvía a sentirse completamente vacía, ya no había nadie ovacionándola, no habían aplausos, ni gritos, ni absolutamente nada que pudiese llenar su corazón.
Últimamente sus noches habían sido interminables, lloraba sin consuelo cada una de ellas y ahogaba sus lágrimas en champagne cuando sentía que estaba tocando fondo, incluso llegaba a perder la noción del tiempo estando en tal estado y las pocas fuerzas que le quedaban parecían agotarse. Pero sabía que al ponerse su labial rojo y ver las cámaras encendidas por y para ella, se sentiría viva de nuevo.
A veces se escondía en la alegría de las fiestas dentro de la industria, al menos estaría con sus amigas y viviendo un buen momento, buscando tener diversión y sentirse glamurosa en medio de un mundo caótico que parecía buscar destruirla. Cuando estaba ebria su mente parecía alucinar estar acompañada de Elizabeth, era en lo único que pensaba y provocaba una sonrisa brillante en su rostro, con la que podía bailar toda la noche mientras sintiera la ficticia presencia con ella.
Tal vez estaba enloqueciendo, pero era la única manera de mantenerse viva.
Mientras tanto, Lana se había convertido en una alcohólica funcional. Daba tantos conciertos e iba a tantas fiestas como días había en la semana, vivía del éxito y del público que la aclamaba, pero no valía nada al saber que cada noche terminaba completamente alcoholizada sin ningún lugar a donde ir, estaba sola en un mundo cruel del que no podía salir. Había pasado el último mes viviendo en lujosos hoteles de Los Ángeles y Nueva York, incluso había pasado algunos días en Florida, luchando por mantenerse sobria, pero le era imposible ahora que sentía que su vida no valía nada.
Pasaba horas en la barra de uno de los bares a los que habitualmente asistía, en alguna esquina alejada del bullicio de la ciudad, pidiendo copas de vino tinto o bebiendo botellas enteras de Jack Daniels, como si el mundo ya no tuviese ningún otro sentido. Se sentía como volar a la luna, soñando con escapar de su terrible realidad.
Sentía que su vida era dulce como la vainilla lo era, pero la realidad es que estaba atada a cadenas de tristeza que terminarían acabando con ella si es que acaso lo permitía, pero al paso que iba, probablemente terminaría siendo más grande de lo que podía razonar. Recordaba aquellos oscuros días en su adolescencia que se asemejaban a los de ahora, con la diferencia de que ahora había cumplido su sueño de grandeza y estaba rodeada de fama, pero no le servía de nada estando es tal estado de bajeza fingiendo que todo estaba mejor que nunca.
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𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana
FanfictionUna de las amistades más icónicas de la industria, Lana Del Rey y Taylor Swift. Dos de las mejores artistas de la década juntas otra vez, pero esta vez mucho más cerca la una de la otra. Dos estrellas brillando como si formasen una hermosa constelac...