009 - Dress {!}

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Ahora la mirada de la castaña también se llenaba de deseo y se oscurecía, esta vez no había ninguna excusa, no había alcohol de por medio, no había nada que negara las ganas de tenían de probarse.

Lana rió un poco, le causaba gracia que Taylor estuviese tan celosa—En cinco minutos en el elevador, preciosa—Acarició la mejilla de su compañera mostrando complicidad, lo que hizo que ese deseo ya incontrolable aumentara en Taylor.

Elizabeth logró salir del lugar en secreto, sin que nadie la viera y sin levantar sospechas. Y tal como lo habían acordado, la rubia estuvo ahí en menos de cinco minutos, de igual manera se fue sin levantar sospechas, aunque sabían que cualquiera se podía dar cuenta de que ya no estaban. De todas formas, todos piensan que conocen a la perfección acerca de su amistad, pero en realidad no saben nada.

—No tienes idea de lo que estás haciendo Elizabeth—La voz de la rubia parecía ser más grave e imponía una especie de autoridad a la que Lana sabía que estaba desafiando.

—Créeme que lo sé, sino no estuviese aquí, preciosa—Su voz era más dulce y suave de lo habitual, tratando de actuar inocente, lo que la hizo reír de nuevo, una risa pícara que Taylor amaba.

Esos pequeños instantes antes de llegar a su suite parecían eternos, se necesitaban tanto la una a la otra, ese deseo ardiente entre ambas crecía cada vez más y necesitaban saciarlo.

Apenas la rubia cerró la puerta de la habitación, acorraló a la castaña a una de las paredes y la tomó por la cintura trayéndola hacia ella para besarla, sus besos sabían dulces como siempre, ahora con un toque de vino que la hacía sentir la gloria.

—Sabes tan bien—Dijo la rubia antes de volver a sentir esos dulces labios.

Elizabeth lo disfrutaba, disfrutaba de sentir sus cuerpos tan cerca y poder sentir el sabor de los labios de Taylor, era una tentación en la que siempre caería.

Sus besos eran largos y sabían al jodido cielo, sus lenguas se entrelazaban y parecían pelear de lo desesperadas que estaban por sentirse. La rubia llevó sus besos al cuello de Elizabeth, besos que se convertían poco a poco en marcas color rojo de los ahora chupetones que le hacía Taylor. Lo único que se podía escuchar en esa habitación era la respiración agitada de Lana y los gimoteos que daba al estar en esa posición con la rubia.

Lana tomó el control por un momento al tomar con su mano suave la mandíbula de la rubia y besarla de nuevo, esos besos con un sabor indescriptible. Al separarse, sus labios quedaron unidos por un pequeño hilo de saliva que hizo que Taylor sonriera, así de intensos eran sus besos.

Volvieron los besos en el cuello—Te ves tan hermosa con ese vestido—Murmuró Taylor sin dejar de besar a la castaña—Lástima que ya es hora de quitarlo—Terminó irónicamente, es obvio que es el momento que más ha estado esperando.

Tomó la mano de Elizabeth y la llevó a la cama haciendo que se recostara allí, la observó por unos minutos torturandola y admirando la belleza en ella, lucía como un ángel en tierra de dioses y monstruos.

La rubia volvió a lo suyo, se subió encima de la castaña y volvió a besarla antes de seguir, realmente nunca se cansaría de su sabor. Jugueteó un poco con el vestido de Lana antes de bajarlo, tenía tantas ganas de burlarse de ella y verla rogando por atención.

—¿Qué pasa Liz?—Dijo en un tono burlón al escuchar sus gimoteos de queja—¿Quieres que lo haga ya?

Lana solo podía soltar quejidos aún sin gemir, estaba desesperada por sentir las suaves manos de Taylor en su pecho, lo necesitaba.

—Solo hazlo, maldita sea—Logró decir suplicando.

Taylor bajó las mangas del vestido con delicadeza, quería disfrutar de ese momento y por supuesto, torturar a Elizabeth. Lo hizo lentamente hasta que por fin liberó los pechos de su compañera, era como ver el paraíso, eran tan perfectas, sus areolas eran de un tono parecido al rosa y lucían tan dulces que moría por probarlos.

𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana Donde viven las historias. Descúbrelo ahora