𝐅𝐋𝐈𝐏𝐒𝐈𝐃𝐄 - Taylana

021 - False God {!}

—¿Quieres más vino?—Preguntó la rubia con la botella en su mano derecha.

Habían llegado al hotel hace un poco más de una hora, listas para lo que sea que la noche se trajera entre manos, usaban solo su ropa interior y una camisa, ambas con el cabello suelto y algo desordenado y la rubia aún con su labial color rojo escarlata que parecía integrar la entrada al cielo.

Ellas sabían perfectamente que esa noche acabaría como una de esas en las que habían estado juntas entregándose a la otra por completo, sus miradas parecían decirlo sin ninguna palabra, y sus ojos nunca mentirían.

Taylor se acercó con los pies descalzos hacia la castaña, quién tarareaba la canción que sonaba en la habitación, ambas tenían una sonrisa brillante y una copa en sus manos. Habían estado bebiendo vino tinto desde hace un rato, bailando con sus pies descalzos al mismo tiempo las provocaciones de manera indirecta se hacían cada vez más presentes.

Solo eran chicas queriendo divertirse y pasarla bien alejadas de todo y todos, dejando espacio solo para ellas en su propio paraíso. Taylor no podía esperar al momento en el que pudiese sentir los labios cálidos y dulces de Lana, que parecían ser su religión y algo que adoraría incluso si se trataba de un Dios falso.

Elizabeth observaba la ciudad de Las Vegas desde la ventana de la gran habitación de hotel mientras movía suavemente la copa en sus manos, Taylor estaba a su lado solo viéndola, ansiosa de lo que pasaría esa larga noche juntas.

—¿Recuerdas lo que te dije?—Dijo por fin, haciendo que Lana dirigiera su mirada hacia ella.

—¿Sobre qué Tay?—Preguntó con una sonrisa en su rostro.

Taylor solo se acercó a ella rodeando su cuello con sus brazos, haciendo que su abdomen rozara con el de Elizabeth y sus miradas conectaran como una constelación de estrellas en el cielo nocturno.

Lana tomó a la rubia de la cintura delicadamente, cuidando de la copa en su mano, mientras hacía que se balancearan lentamente, ambas sonreían y sus ojos tenían un brillo especial esta noche, ese brillo de amor combinado con el deseo creciente que se tenían. Las luces tenues de la lámpara de noche creaban sombras danzantes en las paredes, la música sonaba suavemente desde el reproductor de vinilos en la esquina. Era una melodía lenta y dulce que parecía hecha a medida para ellas y para esta noche.

Sus cuerpos se movían al ritmo de la música, mientras se adentraban a la habitación, dejando las copas de lado para entrelazar sus manos en un gesto tierno y sus miradas parecían ser cómplices de una aventura secreta a la que parecían ir. Cada paso era un suspiro compartido, una promesa de algo más profundo, cada risa era una melodía que parecía sonar como el cielo, cada curva en sus cuerpos parecía ser el camino directo a la gloria.

Bailaron lentamente, girando y acercándose. El mundo exterior parecía haber desaparecido hace mucho y solo existían ellas dos en esa habitación. Finalmente, cuando la canción parecía llegar a su fin, Taylor tomó el rostro de Elizabeth entre sus manos y la besó, fue un beso dulce y apasionado, lleno de todo lo que habían guardado durante tanto tiempo.

—Sobre lo bien que sabe el vino de tus labios—Sonrió.

La castaña no se resistió y decidió ir más allá, haciendo que sus lenguas desesperadas se entrelazaran dulcemente haciéndolas sentir ese sabor tan único y perfecto. Lana ejercía fuerza sobre las caderas de la rubia haciendo que estuviese mucho más cerca de su cuerpo, mientras que Taylor paseaba sus manos por cada parte del cuerpo de Elizabeth, dejándole en claro toda la lujuria que luchaba por reprimir.

Sus besos siguieron hasta que llegaron al suelo de la habitación, Taylor estaba a la completa disposición de Lana y a todo lo que ella quisiese hacerle, su nivel de excitación era lo suficiente como para entregarse por completo. Y no era cuestión del alcohol, o de solo una noche de fiesta, de hecho ni siquiera estaban ebrias, era algo mucho más fuerte.