Muñeca de porcelana

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Varvara Chein

El sonido del piano retumba por toda la casa y a nadie ya le importa, me duelen mis dedos pero aún no consigo lograr la rapidez que necesito para el acorde que aparece en mi cabeza, es como una sensación que aparece y yo tengo que darle forma, para luego sacarla al mundo exterior.

-¡Varvara, muevete Kanat te necesita en el despacho!-la voz de Dominic es calma pura.

Siempre me ha parecido súper loco lo diferente que son mis hermanos, mientras Kanat es fuego , Dominic es agua, mientras uno es oscuridad con luz , el otro es luz con destellos de oscuridad, son tan diferentes y a la vez tan iguales.

Me doy prisa y cuando entro al despacho Kanat está hablando algo con Gedeon, ya no le digo Geo, ya no hablamos y ya no me felicita en mis cumpleaños, siento como una herida que creí que estaba cerrada ni siquiera a empezado a sellarse. Está abierta ardiendo y quemando todo mi ser por dentro, no se que hice para merecer su desprecio, pero lo veo, cada vez que aparezco, todo su cuerpo se tensa, es como si estuviera aguantando el aire porque no soporta lo mal que huelo.

-¿Me necesitabas? -pregunto mientras mis ojos se desvían un poco al hombre sentado, su espalda ancha está arropada por una chaqueta roja de cuero que le queda malditamente perfecta, un tatuaje en sus dedos hace que un escalofrío recorra mi piel, ese tatuaje que guarde en mi memoria como un tesoro, el ultimo tesoro que me regaló Gedo.

-Si print -me hace señas para que me siente y yo solo hago lo que me pide para
quedar justo al lado de Gedeon, nisiquiera se gira a mirarme, es como si cada parte de mi le causará total repulsión.

—¿Que querías decirme?

Gedeon se levanta como si mi voz le perturbada , es como si yo fuera un mata insectos y el fuera uno, respiro tratando de no demostrar nada, cuando sale del despacho de Kanat, sin siquiera despedirse.

—Te necesito en las Vegas con los Korrat —su voz es tan autoritaria, que dudo un poco si renegar.

—¡No, no voy a quedarme con el! —señalo hacia el espacio que ya ha dejado Gedo.

—Literalmente no te vas a quedar con el, te vas a quedar con sus hermanos y con el —señala mientras observa unos papeles.

—¿Para que me necesitas allá?

—Necesito que te quedes tres meses allá encargandote de una empresa de comida —su voz es ahora calmada.

—¿No podías llamar a Vego para esto o a Dom?

—Varvara ya no eres una niña , necesito que empieces a entender como funcionan mis empresas para que en algún momento tengas las tuyas propias preciosa.

—¿El está de acuerdo?

—No, Gedeon no te quiere en las Vegas.

—Ire , voy a ir —digo levantando mi mentón —. Avisame cuando tengas el pasaje.

Salgo del despacho y entonces las lágrimas que estaba conteniendo delante de Kanat, se caen por mi rostro, corro por el pasillo para encontrarme justo en la mitad con Ébano, el viene hacia mi, como si supiera que mis heridas están sangrando y las lame "Gedeon no te quiere en las Vegas".

—Varvara —esa voz, esa voz que aparece en mis sueños, en mi imaginación en mi alma, después de cuatro años ha dicho mi nombre, nunca me ha gustado mi nombre pero cada que el lo dice, un remolino se forma en la boca de mi estómago, me giro para encontrarme con esos hermosos ojos castaños.

—¿Que quieres? —me levanto del suelo mientras intento ocultar mis lágrimas.

—Pense ... Necesito que mañana vayamos a sacarle un permiso de viaje a Ébano.

—¿Por qué no me quieres en las Vegas? ¿Por qué me miras como si fuera algo asqueroso?

Mis palabras me golpean, soy consciente de que me he desnudado de alguna forma delante de el.

—¡Las Vegas no es tu lugar Varvara! —su voz es ronca y profunda ¿Es una amenaza o una sentencia?

No ha negado su repulsión por mi, eso hace aún más daño que el que no me quiera en las Vegas.

—¿No es mi lugar? —le miró con rabia —. ¿Resulta ahora que usted sabe cuál es mi lugar?

Veo que los formalismos no le gustan entonces por alguna razón decido usarlos.

—Ya no importa Varvara , irás a las Vegas solo tres meses luego volveras aquí —esta seguro de que lo haré, esta seguro de que volveré corriendo de las Vegas.

—¡Quizás me acueste con un desconocido! —le sonrió divertida —. Puede que tenga mi noche loca en esa hermosa Ciudad, por algo la llaman la ciudad del pecado, quizás termine perdiendo mi soltería.

Todo su cuerpo se tensa, podría jurar que las venas de su cuello y rostro se volvieron casi visibles por completo, dió dos pasos y toda la distancia que nos separaba se volvió inexistente, su cuerpo grande y musculoso, malditamente musculoso, músculos ganados de mucho sudor y esfuerzo me eclipsaron.

—¡Escúchame bien muñequita de porcelana! —sus manos me agarran de la cintura apretándome fuerte pero sin siquiera lastimarme y me atrae a él—.¡Mientas estés en las Vegas , no perderás ni un maldito cabello!

Tenerle tan cerca me ha dejado sin aliento, estoy perdida en esos ojos avellanas, llenos de fuego, de rabia, de desprecio.

—Perdi muchas cosas aquí Gedeon , y lo disfrute tanto —miento y luego le empujó con puro sacrificio porque en realidad quiero es envolverme en sus brazos—. ¡Ya he probado cosas! ¡Después de probar he querido repetir!

Me giro dejándole allí, nisiquiera se porque me comportó de esa manera con el, nisiquiera se porque le dije eso, nisiquiera se porque le hago creer que tengo experiencia , nunca se cómo actuar delante de el.

Me encierro en la habitación y Ébano empieza a golpear la puerta, le abro y se sube en mi cama el muy atrevido, me subo a ella y me acuesto con el, Ébano es un recuerdo continuo de que Gedeon solo me ve como una niña estúpida, como una muñequita frágil y delicada, como esa cosa que pones en una vidriera para que no se rompa, y que piensas que está feliz allí encerrada, pero si te acercas, si te detienes , se daría cuenta de que soy más que eso, mas que una muñeca frágil, quizas solo tengo que romper ese maldito cristal y caerme , quizás así podrán ver que no soy tan frágil.

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora