Hablemos

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Silas Ferrer

—¿Cómo carajos mi sistema de seguridad fue burlado por un imbécil? —le grito a Tony quien se ajusta las gafas mientras empieza hacer un sonido con el pie, haciendo que mi ira crezca aun mas.

—No puede encontrar como lo hizo lo único que se señor es que entro en las cámaras de toda la casa.

Golpeó la silla que tengo en frente y Tony se cubre haciéndome enojar aún más.

—No voy a golpearte imbécil , arregla esto, y si el logra conseguir como entrar a mi sistema juro que voy a matarte.

Tony no pide permiso para retirarse simplemente huye por su vida, si no fuese el mejor en lo que hace estoy seguro que ya lo hubiera despedido.

Busco el número de la niña Rusa, mi sangre hierve, veo el papel y sin pensarlo marco el número, para mí sorpresa lo coge rápido, pero se escucha un correteo.

—¿Si dígame? —su voz suena fatal, ahogada.

—¿Tigresita estabas llorando? —no quiero que esté llorando.

—¿Que quieres burlarte de mi?

—No respondiste a mi pregunta ¿Dime estabas llorando?

Necesito saberlo,  necesito volver a verla.

—No tengo por qué darte esa información.

Me gustan sus garras pero ella no sabe que es solo una cachorrita de tigre delante de mi.

—Te quiero mañana en mi despacho 8am , sin nadie, no quiero a nadie contigo y si tú novio vuelve a entrar a mis camaras de seguridad, juro que lo mato.

Cuelgo sin darle tiempo a protestar o a decirme que es imposible, la quiero sola, sin la castaña manipuladora y obviamente sin el chucho ese que tiene por novio. La idea de pensar en que ella y el sean algo hace que mi ira crezca inmensamente necesito pensar en algo más, necesito drenar mi ira.

Voy a mi habitación y me cambio poniéndome ropa deportiva, me meto en mi cuarto de gimnasio y comienzo hacer ejercicio, para luego terminar en el saco de boxeo, dando golpe tras golpe, no voy a caer ante ella, yo tengo el control,solo es atractiva , puedo con eso, puedo con ella.

Es malditamente preciosa, esos ojos parecen ser unas piedras hipnóticas y cada milímetro de ella es tan perfecto, nunca me han gustado las mujeres llenitas pero ella , ella definitivamente es la excepción.

Mi respiración se vuelve agitada después de tanto ejercitarme me tiró en el banquillo, no puedo dejar de pensar en la rubia. Me levanto frustrado y me dirijo a la cocina, justo suena mi teléfono.

Tigresa

¿Tienes algún vehículo que pueda recogerme ?

Una sonrisa se dibuja en mi rostro, si no lo tuviera Tigresita lo conseguiría solo para ti.

Yo

A las 7:30 estará un sedan negro frente al hotel. Nos vemos mañana Tigresita.

Espero y espero una respuesta pero no llega nada, me siento como un estúpido colegial esperando un mensaje.

—Silas vas a comer algo —la abuela Tata me hace casi saltar del susto.

—¿Que preparaste?

—Tu comida favorita —sonrie mientras va directo al refrigerador y me muestra la bandeja, pasticho , si hay algo que me guste en la vida es el pasticho.

—Eres la mejor —beso su frente mientras agarro la bandeja para calentar la comida, después de este entrenamiento creo que me comeré todo esto.

—¿Quienes eran esas personas?

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora