El peor momento

50 6 0
                                    

Varvyra

Estoy pegada al pecho de Gedeon, el miedo aún sigue latiendo en cada milímetro de mi piel, los recuerdos de esta noche permanecen como una huracán en mi mente, me aferró con todas mis fuerzas a su cuerpo, el olor de su piel es una mezcla de menta y hierva buena, sus dedos rozan ligeramente mi espalda y su voz se va volviendo un aire cálido que me da vida.

Cuando llegamos frente a la casa de Dimitri mi estómago comienza a revolver se, mi vida como hermana de Kanat y Dominic fue una total burbuja, ellos me mantuvieron tanto al cubierto de todo esto, que aún la imagen del disparo que Gedeon le dió a mi supuesto medio hermano, me hace salir del auto y vaciar mi estómago.

La mano de Gedeon acaricia suavemente mi espalda mientras su otra mano está puesta en mi frente, su voz se vuelve casi una caricia.

—Ya paso mi muñequita, vamos ven, entremos.

Me agarra con una suavidad que es casi impropia en el, nunca me había tratado como si fuera un objeto quebrado. Me enderezó antes de entrar, cuando por fin estamos dentro, me reciben Ámbar y Vegoña, quienes me aprietan como si su vida estuviera en riesgo si me sueltan.

—Estabamos preocupadas —asegura Vegoña mientras se acaricia la panza creciente y se lleva una mano a su pecho.

—¿Estás bien? —Ambar se acerca hasta que yo solo pueda escucharla—. ¿Te tocaron?

—No, no de esa forma —el alivio en sus ojos grises es evidente.

Mis ojos viajan por la habitación y veo el cuerpo de Silas, está manchado de sangre y su rostro parece febril. Ahogo un grito.

—¿Que le ha pasado? —demando furiosa.

Miró a Gedeon, sus ojos oscuros estudian mi reacción. Me acerco al cuerpo de Silas , tiene fiebre.

—Solo le dieron un tiro cuando yo intentaba alcanzar a los que te llevaron.

—Tranquila señorita Chein, ya le hemos atendido, la fiebre debe bajar en un par de horas.

Tocó el rostro de Silas, este no emite ningún sonido. Verle así de alguna manera me perturba, me duele profundamente, se que no le amo, se que no es Gedeon, pero una parte de mi no quiere que nada le pase.

Los golpes de la puerta hacen que Gedeon y Dimitri se coloquen con sus armas a la defensiva. Cuando abren es Pavel con la marroquie.

—¿Estás bien? —corre hacia a mi y me inspecciona como una madre lo hace con un niño.

—Si, estoy bien —Pavel no suele ser muy mostrador de afecto así que aprovecho la oportunidad de abrazarlo, para mí sorpresa me devuelve el abrazo, un beso suave cae en mi cabeza.

—Este momento nunca existió —me suelta y se dirige a Dimitri.

Pavel estaba luchando por mantener la calma de los hombres de la bratva para mí suerte a logrado poner una fecha límite, si Kanat y Dominic no salen pronto, yo tendré que tomar el lugar y debo hacer mi iniciación en la bratva. Un escalofrío me recorre.

—¿Dónde está Mateo y Leonel?

Pregunta Ámbar mientras trae unas tazas de te junto con Olivia.

—Deben estar en algún hospital, Sadaharu se los llevo, voy a llamarlo para ver qué ha pasado.

—¿Cómo que está herido Mateo?

—Calmate Varvyra el va a estar bien, asegura Gedeon acercándose a mi —su mano toma la mía y yo miro nuestras manos unidas, justo cuando va a decir algo, somos interrumpidos por Tadeo el hermano de Vegoña y su mujer que aparecen en la sala con su hija la niña tiene tanto parecido con los ojos de su  padre que si no hubiera sabido que era adoptada jamás lo hubiera sospechado.

—¿Que está pasando?

—Es un largo cuento —asegura Dimitri mientras toma un vaso de té, el vaso se ve tan pequeño ante el que parece un juguete de niños.

—Leonel y Mateo están heridos eso espero —Suelta Gedeon sin filtros, Tadeo palidece y suelta la mano de su esposa.

—¿Dónde los tienen?

—Ya estoy averiguandolo.

La tensión en el cuerpo de Tadeo me hace darme cuenta de que Mateo y Leonel no son solo cualquier socios son su familia. Gedeon habla con Sadaharu y le pide a Dimitri dónde anotar, para mí sorpresa Dimitri solo abre un cajón y saca lápiz y papel, Gedeon garabatea un par de cosas y antes de pueda colgar , Tadeo le arranca el papel y lo lee.

—Estan al cuidado de mi esposa y mi hija, si algo les sucede me pagarán sus vidas —no se gira después de eso y sale de la casa como un demente,Vegoña siempre me habló de su hermano como alguien dulce y cálido pero este Tadeo está lejos de eso.

—Alcanzalo Gedeon y asegúrate que Mateo esté bien —pido mientras Gedeon da una mirada hacia el cuerpo de Silas, me levanto de allí y me acerco a el—. Por favor confía en mí.

Sus ojos oscuros me miran como si quisieran revelar algo más allá de lo que hay en el exterior, me da un beso en la frente y sale a alcanzar a Tadeo.

El silencio llena el lugar, miró a todos , Vegoña sigue con su mano sobando su panza, Rebbeca tiene a la niña muy cerca de ella, Dimitri habla con Olivia algo, mis ojos se quedan fijos en Ámbar, está tapando su nariz con su chaqueta, es como si hay un olor que apestara en el lugar, antes de que pueda hacerle alguna pregunta, sale corriendo tapando su boca. Silas abre sus ojos, sus ojos grises me miran por un instante antes de volver a cerrarse.

—¿Silas, Silas? —golpeo su mejilla, hace un intento de abrir sus ojos, Pero siguen cerrados.

—Tigresita estás aquí —es todo lo que dice mientras su mano aprieta la mía tan fuerte como si sosteniendo mi mano pudiera retenerme.

Se vuelve a quedar dormido, la hermana de Ámbar me hace señas. Me acerco a ella y me jala hacia un pasillo fuera de la sala.

—¿Cuando llegaste? —le pregunto, se supone que debería estar en Londres estudiando.

—Ayer, ya estoy de vacaciones —hace comillas con sus manos—. Vaya mierda todo esto.

Asiento mientras niego y paso mis manos por mi rostro.

—Una mierda totalmente.

—Hay algo que quiero decirte.

Mi ceño se frunce en confusión que podría decirme Lina, le hago señas para que hable y cuando lo hace mi corazón se descontrola.

—Ambar está embarazada, bueno eso creo, se la pasa vomitando y no soporta los perfumes de nadie.

Dominic va a ser papa, mis hermanos no pudieron elegir peor momento para dejar a sus esposas embarazadas.

—¡Mierda ahora tiene sentido porque se tapa la nariz con la chaqueta! —Lina asiente.

—Mas tarde hablaré con ella, ahora no puedo pensar en nada más que no sea en Mateo y Silas.

Ella asiente mientras se queda en silencio a mi lado, todo esto es un caos.

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora