Varvara Chein
Después que todos se fueran cada uno a su habitación, me di una ducha, el agua tibia cayó por mi cuerpo como si está de alguna forma pudiera limpiarme de todo esto, como si pudiera relajarme, pero no puedes quedarte debajo del agua para siempre, tienes que seguir.
Pensar en la libertad de mis hermanos es lo único que me mantiene anclada a esto, mañana haremos a reunirnos con el tal Silas, a quien debo encantar para conseguir la libertad de ellos, se que parece una idea descabellada e improbable pero en la mafia no todo es como sería en una vida normal, Kanat y Dominic siempre buscaron la manera de mantenerme alejada de esa realidad de que yo no me diera cuenta de la sangre que iban quedando en sus manos, me protegieron tanto, que siento que no estoy lista para esto.
El sonido de la puerta me hace cerrar los ojos con fuerza, no quiero darle la cara en la soledad, no quiero escuchar sus reclamos porque se que tiene razón, uno no droga a su novio y luego espera que le sonría de oreja a oreja nisiquiera en nuestro mundo.
Lo veo ir directo a su maleta, saca algo de ella y se mete en el baño, el sonido de la ducha dura un rato y me quedo así con los ojos cerrados esperando su salida, pensando si podré lograrlo mañana, si todo esto de verdad servirá para salvar a mis hermanos o terminaré perdiendo a Gedeon en el proceso.
Abro mi ojo izquierdo un poco para verle, su cuerpo es macizo a simple vista se ve lo grande y pesado que es, un tatuaje en sus costillas cruza hasta su espalda dibujando una silueta de un pez en su piel cremosa, hay algunas letras marcadas y un reloj roto en su hombro.
Se deja caer en la cama, el peso de su cuerpo hunde ligeramente el colchón haciendo que mi cuerpo caiga cerca del suyo.
—Deja de fingir que estás dormida —su voz es bajita—. No voy a reclamarte nada.
Me giro despacio para encontrarme con su pecho desnudo, tiene sus manos debajo de su cabeza y lo único que lleva puesto son unos boxers, me concentro en respirar porque creo que deje de hacerlo por unos segundos.
—Sabes Gedo esto está siendo dificil para mí, yo no quería hacer eso.
—Lo siento no debí gritarte delante de todos—su voz es casi inaudible —. Pero hoy rompiste algo entre nosotros Varvara, algo que estaba en una montaña alta, lo tiraste al suelo,yo confiaba en ti, si hubiera alguien incluso antes de Zacarías en quien confiara mi vida eras tú, pero hoy ...
Sus palabras me rompen profundo, me quedo en silencio sintiendo un nudo en mi garganta que si no se abre puede que termine estallando.
—Lo siento.
—Se que no sientes haberme drogado Varvara si te tocará volver hacerlo lo harías.
Y eso me hace sentir peor porque sin duda es una verdad brutal, no podría yo poner a Kanat y a Dominic en esta situación por debajo.
—Lo siento Gedeon, mis hermanos me necesitan y no hay condiciones con ellos, creo que deberíamos dejar esto entre tu y yo...
—No pienso romper contigo Muñeca de porcelana —su cuerpo se gira haciendo que mi corazon lata fuertemente, sus dedos rozan mi camisa suavemente en un movimiento torturoso—. Espere años, me tomo años aceptar esto, no te voy a dejar ir por esto, aunque eso no hace que esté menos enojado contigo.
Su boca toca mi oreja y siento como mi piel se eriza, sus dedos van abriéndose camino entre mi blusa y mi piel, la calidez de sus dedos rozan suavemente por encima de mi obligó, un deseo que no sabía que existía empieza a abrirse camino. Sus labios se pegan a los míos con suavidad, no hay rabia en ellos solo dulzura, solo ternura, suaves, lentos y cada uno profundo, va moviéndose por mis pechos mientras sus labios me devoran con vehemencia y redención.
Sus manos se encargan de mi ropa, dejándome con rapidez en ropa interior, sus ojos brillan con deseo, hay una sonrisa peligrosa en sus labios de esas sonrisas de lobo y eso me encanta, mis manos viajan a su cuerpo rozo con mis dedos los tatuajes de su pecho mientras fijo mis ojos en esos ojos oscuros como la noche. Antes de que sus labios formen alguna pregunta choco con estos, no se si esto es lo que quiero, pero si quisiera que pasara con alguien sería con Gedeon, su boca me sigue el ritmo buscando cada pedazo de mi, sus labios empiezan a jugar en mi cuello haciéndome cerrar los ojos y perderme entre su melena de cabello oscura entre mis dedos, su boca roza mi pezón y mis ojos se abren ante la sensación deliciosa, pero al verle allí es tan sexy, tan perfecto, sus ojos permanecen fijos en mi cuando su lengua traza círculos que se pierden en el rosa de mi pechos. Su boca sigue su camino entre mi vientre y mis caderas, cuando siento sus dientes tomar mis bragas, vuelvo abrir los ojos.
¡Dios santo!
Su espalda ancha, sus ojos oscuros, sus mechones de cabello que se han alborotado le dan ese toque salvaje que tanto me encanta de el. Sus dientes toman la prenda y va bajando la tan torturosamente que siento la necesidad de ayudarle a quitarmelo, cuando subo mis piernas para sacar el estorbo, un pequeño guiño es todo lo que necesito para jalarlo a mi boca y morderlo.
—Estas impaciente muñequita —su voz es aún más ronca que nunca, sus dedos acarician el exterior de mi intimidad y es delicioso, pero cuando su dedo roza la entrada de mi sexo, me quedo sumergida en lo delicioso que es lo que se está formando.
—Gedo...—digo buscando sus dedos con una voluntad impropia.
—Mi princesa Rusa disfruta —es la primera vez que me dice eso, pero yo estoy tan sumergida en el placer que cuando mis ojos caen en cuenta en su paquete le detengo.
Aún su boxer no ha desaparecido y me siento en la obligación de hacerlos desaparecer, así que me acerco a la tela.
—Este momento es para ti muñeca.
—Los quiero afuera —demanda dándole una mirada autoritaria, eso hace que sus ojos oscuros tomen un color brilloso.
—Eres demasiado sexy mi princesa Rusa —dice mientras se levanta de la cama y termina quitándose la tela que sobra, cuando mis ojos observan lo que había debajo trago duro, no es que sea una experta, pero esto va a romperme.
—Vamos Gedo deja de jugar y hazme tuya —le pido antes de que vaya a repentirse.
Se sube de nuevo sonriéndome, una sonrisa preciosa sus dientes blancos me hacen un desfile y niega con la cabeza, vuelve a mi boca ahora con más furia y con más deseo. Sus piernas ruedan las mías haciendo que se abran.
—Te va a doler un poco mi princesa Rusa —jala mi labio —. Pero solo será un momento.
Yo simplemente asiento perdida entre sus manos que sujetan las mías y las llevan arriba de mi cabeza, mientras vuelve a perderse en mi cuerpo con besos.
Cuando siento la intrupcion, aprieto sus manos, está mierda duele , arde y molesta. Las lágrimas caen por mi rostro sin poder evitarlo. El acaricia mis mejillas y besa mi frente quedando sus labios un rato allí para luego volver a mi boca.
—Sigo —su voz suave junto a mis labios , yo solo asiento, el va abriéndose espacio lentamente y el dolor va pasando, cuando está dentro se queda quieto apoyando su cuerpo en su brazo y aún su otra mano acariciando las mías—. ¿Estás bien?
—Me dolio —susurro , el asiente mientras roza mi cabello.
—Lo se muñeca, voy suave hasta que te adaptes —su cuerpo empieza moverse lentamente y siento como la sensación de dolor es reemplazada por una menos molesta.
—Eres perfecta —susurra en mis labios —. Me encantas.
—Tu a mi —susurro comenzando a perderme en el placer, en el placer de sentirle dentro de mi, sintiendo como me llena completamente, me gira haciéndome quedar encima de el, sus manos agarran mi trasero y empieza a moverme suavemente, le sigo el ritmo mientras comienzo a buscar el mío propio, uno que no sabía que tenía hace cinco segundos y parece encantarnos a ambos.
—Eso es muñeca disfrútalo, así estás preciosa, amo todo de ti Varvara Chein—sus manos me aprietan el trasero ayudándome a movernos y no se cómo pero lo siento es una sensación de querer más y más, hasta que explota en mi un placer inmenso, mi cuerpo tiembla y siento a Gedeon maldecir y luego me quedo alli en su pecho, mientras sus manos rozan mi espalda.
—Te amo Varvara —susurra en mi oído, pero mi voz aún no se recupera y no sale nada de mi.
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Peligrosa Audacia
Teen FictionVarrvyra Chein ha pasado años amando cada parte de Gedeon Korrat, cada minúsculo gesto. Hasta que de repente el empieza alejarse de ella, tanto que incluso su mera presencia lo hace salir huyendo. Algunos corazones son fuertes y duros, otros son bla...