Varvara Chein
Me despierto sintiendo a Gedeon aún pegado de mi cuerpo, una sensación de calidez me arropa al tenerlo tan cerca, sus cabellos negros azabaches le caen ligeramente por la frente, sus pestañas largas hacen que sus ojos cerrados se ven tan perfectos como se ven cuando están abierto, su nariz tiene ese toque francés pero aún así eso no le resta belleza, sus labios tienen un diminuto lunar debajo de su labio inferior carnosos, es hermoso.
Acaricio su mejilla y siento que es un sueño estar tan cerca de Gedeon, nunca pensé que podría ser real estar aquí. .
—Buenos días Caperucita —su voz gruesa sale está vez suave mientras aún tiene los ojos cerrados.
—Buen día lobo —hago un movimiento para levantarme pero su brazo se sube en mi cintura y me retiene allí.
—Dame un minuto —aun con sus ojos cerrados deposita un beso en mi hombro—. Me cuesta un mundo levantarme.
—Bueno, vas a tener que hacerlo rápido porque necesito llegar a las empresas de Kanat.
—Vale, ya me levanto pero dame un beso —susurra pero ahora abre sus ojos para verme —. Estás preciosa.
Deposito un beso en su mejilla y el niega con la cabeza.
—Un beso real —sonrie aún recién levantado se ve casi como si ya se hubiera duchado y arreglado.
Le hago una inclinación exagerada como de la realeza y le doy otro beso en la mejilla.Su sonrisa es ancha pero vuelve a negar.
—Un beso real Varvara —su voz ronca y gruesa hace estragos en mi, trago profundo y me acerco a su boca, sintiendo que su boca es mi perdición, mis labios buscan los suyos, hay un deseo corriendo por cada célula de mi cuerpo, la suavidad de estos, la humedad y la perfección, no deberían ser legal, de hecho deberían ser tan ilegales como todo lo que Gedeon es.
—Ahora si Caperucita alístate —su mano se levanta dejándome salir, y vuelve a enterrar la cara en la almohada.
Busco mi ropa esa que escogí para ir a las empresas que consiste en un traje gabardina color morado, uno de mis colores favoritos después del verde olivo. Me meto en la ducha rápidamente sabiendo que solo tenemos una hora para llegar a las oficinas y no tengo tiempo para darme duchas reales. Así que hago mi mejor esfuerzo en minutos.
Cuando salgo me envuelvo en una toalla y con la otra envuelvo mi cabello, lo bueno de que mi cabello sea ondulado es que puedo usarlo también en rulos cuando no los he secado. Me asomo para ver si Gedeon se ha levantado y me chocó con su pecho.
—Lo siento solo quería asegurarme de que estabas levantado yo...—sus manos viajan a mis caderas y su cuerpo se pega al mío haciendo que esté pierda toda fuerza de voluntad, su pecho está descubierto y apenas soy consiente de la tinta que lleva en el cuerpo, pues mi cabeza no procesa nada ante la cercanía de su cuerpo, su cabeza se inclina haciéndome darme cuenta que aunque soy una mujer alta ya que mido un metro setenta y cinco , sigo siendo una enana para Gedeon, sus manos van despegando la toalla que apenas cubria mi cuerpo, su boca impacta en la mia, sin darme tiempo a protestar me sube en el mesón del lavado, sus labios hacen estragos en mi cuerpo y en mi cerebro.
—Gedo —susurro tratando de apartarlo con las manos pero mi boca sigue buscando la suya con vehemencia.
—Var —sus manos viajan por mis piernas con una paciencia desesperante.
—Voy tarde, yo debo estar —me muerde el labio y yo le empujó, tengo que detener esto, no voy hacer de esas que caen a la primera.
El me da espacio sonriendo divertido, mientras yo me cubro como puedo y salgo corriendo del baño, me visto casi a la velocidad de la luz y decido esperarle afuera para evitar caer en cualquier tentación.
Al cabo de unos quince minutos Gedeon sale por esa puerta lleva unos jeans y una cazadora negra, su sonrisa sigue siendo divertida mientras camina hacia mi.
—¡Estas huyendo Caperucita!—me extiende su mano, y sus dedos se unen con los mios—. Vamos antes de que Nikita nos obligue a quedarnos una hora más.
Salimos escabullidos de la mansión, Gedeon camina a mi paso, sus dedos acarician los míos en el camino hasta al auto, al llegar me abre la puerta y una sonrisa se dibuja en mi rostro.
—No digas nada, vamos por café, comida y luego te dejo en las oficinas de la hotelería y cuando termines allí, entonces reanudamos lo que teniamos alla.
Dice esto último cerrando la puerta y pasando en frente para regalarme un guiño mientras llega a su asiento.
—¿Que tipo de café te gusta?
Sigo pensando en sus últimas palabras pero me repongo rápido.
—Me gusta el marrón —digo mientras me giro para mirarle —. Y a ti?
—Depende en las mañanas tomo negro sin azúcar me ayuda a pasar el día sin dolor de cabeza y a veces tomo marrón también.
—Cafe sin azúcar —¿Quien tiene el alma tan oscura para tomar algo así?
—¿Que que tiene?
—Eso debe saber horrible, quien te hizo tanto daño.
—Te acostumbras y ya no te sabe tan mal—sonrie mientras me mira por el rabillo del ojo.
—No se porque me torturaria a mi misma —digo más para mí que para el.
—Es como ir al gym , haces ejercicio y duele mucho Pero luego están los beneficios.
—Otra cosa que odio hacer —solo voy al gym por pura necesidad porque no fui bendecida con la genética de los hermanos Chein, de hecho a mí me excluyeron de ella en su totalidad.
—Mas tarde vamos a entrenar juntos —hay diversión absoluta en su voz, sus ojos oscuros me miran con un brillo inmenso y no se si lo dice en doble sentido o si me llevará a algún gimnasio a hacer una sesión de boxeo, pero espero que sea eso, una sesión de boxeo en algún cuadrilátero de la ciudad.

ESTÁS LEYENDO
Peligrosa Audacia
Fiksi RemajaVarrvyra Chein ha pasado años amando cada parte de Gedeon Korrat, cada minúsculo gesto. Hasta que de repente el empieza alejarse de ella, tanto que incluso su mera presencia lo hace salir huyendo. Algunos corazones son fuertes y duros, otros son bla...