Plan B

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Catrina Rizzo

No soy una mujer compasiva quizás porque cuando tenía quince años mi padre me vendió como se vende a un maldito cerdo, Pero ella me recuerda a mi yo de quince años, de alguna forma su inocencia y dulzura me recuerda una parte de mi que fue muriendo con los años, una vez también fui así.

—Magdalena —saludo a la rubia de caderas anchas que ha Sido una de las pocas mujeres con las que he podido hacer algún tipo de lazo.

—Catri —se guinda en mi cuello y me da un beso en la mejilla, yo simplemente le devuelvo el gesto.

—Me alegro de verte, tenemos trabajo.

Sus ojos verdosos me miran con diversión.

—¿Quien es el afortunado, este témpano de hielo?

Zacarías le da una mirada de esas que hace que todo el mundo se cague encima, eso es lo que tiene Zacarías que es como una pared fría, helada y esos ojos grises tan fríos que realmente yo no podría verle de otra manera, si no como un socio.

—No es otro hombre, vamos a unirnos con el pronto, necesito que me ayudes a mantenerlo entretenido.

—Me encanta entretener —me dice mientras me hace señas hacia Zacarías.

—El es Zacarías Korrat el capo de la mafia francesa —por alguna razón Magda se pone seria , quizás sus instintos de supervivencia son más fuertes que su lujuria.

—Mucho gusto, soy Magdalena pero no como la de la biblia —sonrie divertida, Zacarías apenas la mira.

—Zacarias Korrat y tampoco como el de la biblia —hay diversión en su voz como si fuera un chiste personal.

—Bueno vamos que ya Williams nos está esperando.

—Catrina dame un segundo —Zacarias me detiene mientras Varvara y Magdalena siguen caminando.

—No me interesa como vas a manejar eso allí dentro, pero a Varvara no es parte del menú fuerte ¿Lo entiendes ?

—Yo no estoy aquí de niñera Zacarías, ella tiene derecho a probar cosas nuevas —le sonrió con malicia.

—Yo también tengo derecho de cortarte la cabeza si eso pasa no lo olvides Catrina, yo no juego.

—Relajate no vamos acostarnos con ese imbécil, vamos hacerle creer que si.

Zacarías asiente mientras nos acompaña a las afueras del centro comercial, nos subimos al auto de alquiler y Zacarías pone el GPS para poner la ubicación del hotel, Kansas City se llama el hotel. Tardamos unos quince minutos en llegar al lugar, para mí admiración Zacarías no se equivoca ni una vez.

—Las esperaré aquí afuera, tienes solo una hora, si en una hora no han salido de allí entraré.

—Vale, relájate no vamos a unirnos con mafiosos.

—Los políticos son peores Catrina no lo olvides.

Al entrar al hotel la recepción nos atiende en español lo que es un alivio porque mi inglés es poco fluido salvo que sean canciones de Adele o de Lana. Cuando nos entregan las llaves de la habitación me giro a ver a Magdalena quien está relajada no es la primera vez que Magda seduce a un hombre sin llegar acostarse con el, en cambio Varvara parece que va a vomitar.

—Tranquila cerebrito no vas a perder tu virginidad aquí —bromeo mientras subimos hacia el quinto piso.

Al llegar frente de la puerta me aseguro de que mi arma está cargada uno nunca sabe cuando se necesita disparar. Al entrar busco al imbécil senador.

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora