Arreglando

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Zacarías Korrat

Al despertar busco a Niki pero ya no está, me levanto bruscamente, busco mi pantalón y salgo afuera debe estar en la cocina, siempre en las mañanas está en la cocina tomando café y leyendo. Respiro el olor del café y una pequeña sonrisa se dibuja en mi rostro, pero al entrar a la cocina, no la encuentro.

Salgo afuera al jardín, está sentada cerca de unos lirios, lo se porque me hizo comprarlos, una taza de café juega en sus manos.Me acerco a ella con cuidado, su cuello se gira justo antes de que pueda alcanzarla, sus ojos avelllanados están enrojecidos por las lágrimas, eso me golpea.

—¿Nika porque estás llorando?

—No es nada olvídalo —se seca las lágrimas con el dorso de la mano y me vuelve a mirar —. ¿Quieres cafe?

—Respondeme la pregunta —pido mientras intento no sonar brusco Pero no me sale muy bien.

—No quiero hablar ahora Zacarías.

Me siento a su lado sintiendo un muro inmenso que se ha construido entre ella y yo, eso me molesta.

—¿Es lo del bebé? —la sola palabra me causa terror.

Sus ojos permanecer fijos en algún punto distante de mi.

—No es solo el bebé Zacarías, yo no estoy bien, he pasado mi vida tratando de que todo lo que me pasó no me afectará, siendo fuerte, siempre fuerte y no se Zacarías me rompí , estoy muy rota Zacarías y no es tu culpa, no es por ti o el bebé, es más profundo, es la Nikita de cinco años que está llorando,es la Nikita del pasado que está rota y no es justo que yo ponga sobre ti el deber de arreglarme.

Siento como mi corazón se encoge dentro de mi, la atraigo hacia mi, no tenía idea de que ella se sentía así y eso me duele profundamente. La envuelvo en mis brazos y ella no se resiste se rompe en un llanto.

—Quiero morir Zacarías yo no quiero seguir viviendo, yo me duele mucho, yo no tuve una mamá o un papá que cuidara de mi, yo no tuve muñecas de niña, yo no tuve ropa nueva, yo...

—Lo se amor, se que fue muy duro, se que te pasaron muchas cosas duras, pero no me digas que te quieres morir,no digas eso más nunca nena, tu eres mi todo—le agarro la mejilla haciendo que me mire —. No te atrevas Nika hacerte daño, eres mi todo.

—No es verdad, yo leí tu carta para ella, leí como le decías cosas preciosas a mi nunca me dices ningún apodo de esos, no tienes ningún tatuaje para mí en cambio ese —maldigo por enésima vez esa vieja carta de adolescente ¡Joder!

—Nika tenía dieciséis años , era solo un niño —digo tratando de que lo entienda—. No sabía nada de la vida, creía que eso era amor, hasta que tú llegaste.

—¡Querías tener hijos con ella! Ese tatuaje de la flor lo hiciste por ella, ella te dió el dibujo.

—Voy a taparlo, si eso te está causando tanta angustia nena lo tapamos con algo que tú quieras ¿Dime qué quieres Nika? Yo no soy bueno leyendo señales lo sabes, yo no soy bueno para las emociones amor, pero dime qué necesitas para que estemos bien y olvides esa tonta carta.

—Me da mucha rabia Zacarías que es una flor preciosa —intento no reírme—. No te atrevas a reírte de mi, es una flor preciosa, la muy perra sabía de flores.

No creo que supiera de flores, tampoco me importa.

—Ven quiero que hagamos algo hoy —sus ojos me miran desconfiada.

—¿Vas a ir a taparte el tatuaje? —no es lo que tengo en mente pero si eso es lo que quiere tocará sufrir, tengo solo cuatro tatuajes.

—¿Quieres que lo tape?

—No.

Eso es un si rotundo.

—Vale lo taparemos, vamos Niki —le tiendo mi mano, pero me mira como si me hubiera salido otra cabeza.

—¿Lo harás por mi?

—Eres muy tonta Mon poussin —una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios.

—No ese apodo no me gusta —se queja mientras se levanta.

— Mi chica, suena genial —le guiño, ella me tapa la cara con su pequeña mano.

—Ma pomme d’amour —un rubor leve se dibuja en sus mejillas—. ¿Podemos irnos al mar y cuando regresemos nos encargamos de la flor?

—Si, pero si me vuelves a llamar caramelo de manzana te golpearte.

—Ma pom... —me golpea en el brazo un puño fuerte.

—Auch malvada.

—Eso es por no querer bebés conmigo —vuelve a golpearme —. Eso es por tatuarte algo ahora otra mujer imbécil.

—Te ves preciosa Nika.

La envuelvo en mis brazos.

—Zacarias , regálame un bebé nuestro.

La forma en que lo pide es dolorosa.

—Deja de cuidarte entonces.

Las palabras abandonan mi boca antes de que sea consiente de ello ¿Podré con un bebé?

—¿Estás diciendo que si?

—Al buen entendedor pocas palabras.

—¿Tendremos bebés?

—Solo uno Nika.

Se lanza sobre mi, sus brazos envuelven mi cuello y yo solo la sostengo cerca de mi, una sonrisa llorona se forma en su rostro precioso.

—Gracias Zacarías , de verdad no ...

—No me agradezcas por eso calabacita.

Beso su frente y el olor floral me roba una sonrisa.

—¿Quieres desayunar?

—Quiero llevarte a un lugar, vamos a cambiarnos y antes podemos intentar crear uno de esos que quieres.

—Un bebé Zacarías un bebé.

Agarro una flor y se la coloco en el cabello, sus ojos me miran enfurecidos, odia que arranquen flores, ella considera que eso es un sacrilegio, la flor violeta adorna su mejilla y cabello.

—Acabas de matarla.

—Te ves preciosa y no importa podría matarlas a todas para ti, podría matar un jardín entero para ti.

—Sabes que las prefiero vivas —se ríe pero luego me mira seriamente —. No te atrevas Zacarías a regalarme flores muertas porque voy a golpearte fuertemente.

—Te ves muy sexy cuando te enojas —la atraigo hacia mi—. Eres preciosa Niki, no comprendo porque no te das cuenta.

—No creo que sea preciosa Zacarías, mírame —niega mientras me acaricia el cuello.

—Te estoy viendo y eres la mujer más hermosa que he conocido.

—Incluso más que ella.

—No existe un ella, nena, solo existe un tu, un tu y yo —metete eso en tu cabeza loca.

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora