Primer Capitulo

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Años antes

Varvara Chein

—¡Feliz cumpleaños muñeca! —Gedeon me alza en volandas y luego me deposita en el suelo, mi corazón late frenéticamente,se ha acordado de mi cumpleaños.

—¡Gracias Gedo! —el me sonríe ampliamente , tiene la sonrisa más preciosa que alguien puede tener, es de esas sonrisas que alumbran todo el lugar, te ciegan completamente.

—¡Te tengo una sorpresa flaquita! —se ríe mientras revuelve mi cabello, yo solo puedo mirar su hermoso mechon castaño oscuro caerle ligeramente en la frente—. Cierra los ojos.

Obedezco porque confío en el, confío en Gedeon desde que tengo once años , hoy es mi cumpleaños número catorce, y quisiera que su sorpresa fuera mi primer beso, uno de esos que cuentan mis amigas, que te hacen sentir mariposas o cosas allí abajo, de esos que te hacen ir a la luna y todas esas cosas que cuentan las que lo han vivido.

—¡Abre! —pide y al abrir mis ojos hay dos emociones, una de decepción, no hay un beso en mis labios y la otra es de ternura un pequeño cachorrito está en una cajita color pastel—. ¿Que pasa no te ha gustado?

— ¡No, si, me encanta! —sonrio tomando al cachorro oscuro como una noche negra —. ¡Es precioso!

—Se que no es como tu lobo, se que nadie puede reemplazarlo, pero ...—se detiene y no dice nada mas—.

—¡Es perfecto! ¡Gracias Geo!

—¿Cómo le llamaras? —su cazadora de cuero rojo se pega en su cuerpo de una manera malditamente perfecta.

—No lo se, ¿Que nombre te gustaría a ti?

—Carbon —dice encogiéndose de hombros y yo reviró mis ojos.

—¿Es enserio Gedo, Carbón?

—Bueno, no sé, algo negro.

Pienso un poco mientras observo al cachorro, me mira con esos ojos oscuros y esa mirada tan necesitada de amor, que no puedo evitar sonreír.

—Ebano, lo llamaremos Ébano.

—Me gusta —sonrie ampliamente en eso su teléfono empieza a sonar—. Disculpa.

Hace un gesto y contesta la llamada.

—¡Hola amor! —dice a través del auricular—. Si nena, allí estaré hoy.

No logro escuchar nada, de lo que dice la chica pero por su hermosa sonrisa y picardía supongo que es algo que una niña de catorce años no puede ofrecer, y que un hombre de veinticuatro años no querría tomar, no soy de esas chicas de catorce años que parece tener veinte, soy de esas que tienen catorce y parecen de catorce.

—Claro preciosa , yo también —se ríe de algo y cuelga, mi corazón se estruja por dentro, no estará para cantarme cumpleaños, ni siquiera le importa estar allí para mí, se irá con una tipa mientras...—. Bueno flaquita debo irme, espero que Ebano y tu se vuelvan buenos amigos.

Le doy una sonrisa de esas genéricas y nisiquiera se da cuenta de ello, pasa por mi lado y alborota con su mano mi melena, para luego marcharse, marcharse con alguien de su edad, alguien que si sabe todo lo que un hombre quiere, no una niña que escucha  a Billie , que viste con ropa ancha y que tiene un sueño loco de ser pianista.

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora