Las Vegas

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Varvara Chein

Estár en las Vegas ha Sido una locura, apenas tengo medio día aquí y ya siento el acelerador montado en mi ritmo , hay ciudades que son lentas, otras rápidas, pues las Vegas es de esas. Las luces, los colores, es un espectáculo digno de admirar.

Gedeon va manejando un auto que había dejado en el aeropuerto. No puedo dejar de mirarle de reojo lleva puesto unos Rayban negros, una cazadora negra azulada y unos jeans deslavados,está hermoso de una manera que solo Gedo sabe serlo, es como un huracán que te arrastra a el, es como un magneto, el es como ese atardecer rojizo que te hace dudar de si lo que ves es real o no.

—¿Donde voy a quedarme?

—En la mansión Korrat,  Varvara todos vivimos allí por seguridad.

—Me da miedo Zacarías —susurro mientras me arrepiento de lo dicho.

—Por lo menos tienes sentido común  —bromea y es la primera vez que se relaja desde que hemos vuelto hablar, mientras le sube a la música como si quisiera terminar lo más rápido está conversación, suena Coldplay the scientif y Ébano intenta meterse entre nosotros dos.

Cuando llegamos a la Mansión no es cualquier mansión esto es una locura, esto es un puto museo con forma de mansión las piedras gigantes, ese estilo medieval impresionante, mi boca se abre y se cierra.

—¡Wow , es una locura! —me dirijo a a sacar a Ebano y luego a buscar mi maleta cuando llegó al maletero,ya Gedeon la sostiene como si fuese una pluma ligera, entonces aprieto la cuerda de Ébano y le sigo.

—¿Te gusta? —su voz es suave pero aún indiferente, agarra mi maleta junto a una pequeña que es obvio que es la de el, y empieza a guiarme por el largo espacio abierto, sin decir mentiras es media cuadra hasta que por fin llegamos a la puerta de madera y cristal, me quedó allí rezagada, mientras Gedeon saluda a dos hombres que estan en la puerta, no me los presenta de hecho despues de darle la maleta a uno, sin siquiera rozarme siento como todo mi espacio personal a quedado eclipsado por el.

Cuando entramos a la mansión me quedo sin habla una escalera de esas que se abren como una letra c gigante está en medio del lugar, muebles grises combinados con tonos marrones, verdes, una cosa de diseñador, me despabilo para no quedar como una persona que jamás ha salido de su casa, lo que es básicamente verdad.

—¡Vamos Varvara voy a mostrarte tu habitación y la mansión!

Me dice mientras me hace seña para que suba por la hermosa escalera, subo delante de el, Ébano va a mi lado, mientras Gedeon viene siguiendo mis pasos, justo cuando voy a girarme para decirle que vaya delante porque no quiero que vea mis gorditos de las caderas, el pasa delante, como si estuviera furioso.

¡Bravo! ¡Maldito bipolar!

—¿En qué ala me voy a quedar? —digo al ver que hay tres divisiones.

—En la mía, Zacarías no le gusta que nadie ronde por su espacio y mi hermana no es muy diferente, además necesito asegurarme de tu seguridad. Por otro lado Ébano tendrá que estar en mi ala, hasta que Roco y Gody se acostumbren a su presencia.

—¿Tienes un perro?

—No son de Zacarías, no tengo tiempo de cuidar a uno.

No digo nada mientras le sigo abre una puerta y veo que esta llena de cosas, es la habitación de alguien hay libros, una guitarra y un montón de discos antiguos, vinilos.

—¿Es tu habitación?

—Si, te quedarás en ella, te agradezco no hurgar en mis cosas , hasta que la otra habitación esté acta para ti —entra a la habitación y veo que deposita la maleta allí.

Peligrosa Audacia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora