Capítulo 43; Reproches.

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—No necesito acusarte de nada, madre, Tú deberías saber si ha sido o no una buena madre conmigo. — le dijo intentando contener la rabia y las lágrimas, después de todo, su madre también osaba hacerse la víctima en todo esto.

—Suficiente de tu reproche, como siempre eres difícil de comprender y nada fácil de complacer.No hay quien te entienda Ámbar, tan egoista como siempre.

—¿Por qué siempre tengo que ser yo la del problema?, ¿ Por qué no puedes asumir por una vez que piensas colocarme entre la espada y la pared solo para tu beneficio? tú misma te has quejado toda la vida de que me tuviste a una edad prematura, que no disfrutaste de tu vida, que te viste forzada a ser madre, me acusas constantemente de haber arruinado tu juventud y hasta tu vids, ¿porque quieres que yo pasé por lo mismo?, yo no quiero que un hijo mio se sienta como tu me has hecho sentir toda la vida.

—Un momento señorita, no pasarás por lo mismo, ya no tienes dieciocho, ni diecinueve, eres una mujer hecha y derecha, responsable de tus acciones.

—Creo que ambas se están poniendo a la defensiva, deberían calmarse un poco para que esta conversacion no termine en discusión— intervino el padre no creen que deberían dejar esta conversación para después.

—No, no lo creo —respondió la madre— no le diré a Ámbar lo que quiere escuchar solo para que esté tranquila, ni siquiera fue capaz de mantener una relación con William.

—Explícame madre, ¿ por qué sacas a mi ex en todo esto?, mi relación con William terminó porque era el momento de que se acabara, no iba a amargarme toda la vida en una relación que no tenía futuro.

—No tenía futuro porque seguramente no te esforzaste en que lo tuviera, eres caprichosa y egoísta, William siempre fue un buen muchacho.

—¿Qué vas a saber, madre si fue un buen muchacho o no?, nunca te has preocupado por mí, no sabes de nada de mí, no sabes de mis gustos, ni de lo que he vivido o de lo que tuve que pasar junto a William, para ti es muy fácil juzgarme y estar de su parte cuando ni siquiera te has tomado la molestia en preguntar cómo me he sentido yo con todo ésto.

—¿Y cómo se supone que te sientes?, perdiste a un buen muchacho Ámbar, cometiste una locura al dejarlo ir, era un buen partido para ser tu esposo, el padre de tus hijos, pero como siempre lo arruinaste, así como lo arruinaste con tus anteriores, o con el primer novio.

—Suficiente, madre— le dijo con los ojos llenos de lágrimas y el corazón lleno de dolor por sus duras palabras — no llegaremos a ninguna parte, evidentemente  tienes tu propia versión de mi vida pero desconoces mucho de quién soy y de las cosas que he hecho he vivido, seré madre cuando yo lo decida, me casaré cuando yo lo decida, si se acabó con William fue porque era lo mejor.

—Sí claro, me imagino que con esa frase es con las que sueles consolarte— le dijo de manera despectiva.

—Bien creo que es suficiente esta charla por ahora— intervino el padre preocupado al ver los ánimos caldeados entre madre e hija— creo que podríamos conversar de esto otro día.

—¿Otro día cuándo?—preguntó la madre.

—Otro día quizás, cuando no lo estés dándole la vuelta al mundo en un crucero— le dijo a modo de reproche— o cuando no te haya subido un avión para alejarte de mí, o mejor aún,cuando decidas quedarte lo suficiente a mi lado como para poder descubrir quién es tu hija realmente, lo que vive, lo que siente, lo que sufre y lo que padece porque tú no me conoces, madre.

—Como siempre no haces más que quejarte y reprochar, pero ni siquiera pones de tu parte para mejorar nuestra relación.

—¿Que yo no pongo de mi parte?, estoy constantemente intentando hacer cualquier cosa para ganarme tu cariño, para ganarme tu afecto, pero para ti siempre ha existido Ray y solo Ray, es como si ni siquiera fuese tu hija, y me importa muy poco lo que opines, padre, porque al parecer lo único que sabes hacer es asentir ante las ideas de mi madre, nunca te has puesto de mi lado, nunca han hecho el más mínimo esfuerzo por conocerme.

—Ha sido suficiente, Ámbar— dijo la madre tomando su bolso y colocándose en pie— es tu problema si quieres quedarte sola, es tu problema si no quieres tener una familia, es tu problema si quieres ser siempre la solterona del grupo, porque me imagino que tus amigas tienen muy buenas vidas, mira el ejemplo de Jessie deberías buscarte un extranjero y casarte, irte a vivir a la otra parte del mundo, pero no, la niña quiere seguir disfrutando de su soltería, quizás cuando quieras formar una familia ya sea demasiado tarde o quizás ningún hombre se atreve a acercarse a ti porque das muestra de lo inestable que eres.— Ámbar estaba furiosa miraba a su madre con desprecio, ¿ Cómo era posible que una madre se expresara así de una hija?, no lo entendía y nunca lo iba  a entender Pues pensaba que si iba a traer hijos al mundo para hablar de la manera en la que su madre le hablaba, para reprocharle cosas, para minimizar sus emociones y siempre darle a entender que él era el problema prefería mil veces no traer hijos al mundo que convertirse en una madre tan terrible como lo era la suya—es hora de irnos, querido— le dijo la mujer a su esposo.

—Pero cariño, creo que mejor deberíamos calmarnos e intentar quedarnos un tiempo acá con Ámbar, conversar con ella, terminemos nuestro postre.

—No habrá postre, ¿ no ves lo intransigente que se vuelve tu hija?, es imposible hablar con ella y lo mejor es que nos marchemos antes de que esto se salga de control.

—Bien si quieres irte madre, no seré yo quien te detenga— le dijo Ámbar enojada

—¡Qué grosera eres Ámbar, ni siquiera te preocupas de cómo puedo sentirme yo que soy tu madre!

—¿Acaso te preocupas tú de cómo me siento yo que soy tu hija?— le dijo con los ojos llenos de lágrimas, la mujer la miró en silencio por un par de minutos y ya, sin decir nada giró y se marchó en dirección a la puerta del departamento para abrirla y salir, el padre se puso en pie y caminó hasta su hija dejando un beso sobre su frente.

—Ya sabes cómo es tu madre, no te lo tomes muy personal.

—Ese es el problema que nunca me lo tomo personal, siempre intento evadir el hecho de que mi propia madre no me quiere y el hecho de que tú ,padre, solo sirves para estar de acuerdo con  lo que dice mi madre, es como si yo tampoco te importara.

—No digas eso cariño, tu madre no la pasa bien, ten un poco de paciencia—le dijo con una sonrisa luego besó su frente y salió del apartamento buscando a su esposa, Ámbar ya no pudo contener las lágrimas que bailaban en sus ojos y las dejó salir en medio de llanto, de gritos de dolor de frustración, le enojaba saber que su madre  tenía un concepto tan bajo y tan pobre de ella y lo que era aún peor era que nunca la había querido, y no iba a quererla jamas.

¡He Pecado!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora