Ámbar despertó sumamente emocionada, ansiaba el regreso de Samuel y esperaba darle el recibimiento que él se merecía.
Salió de compras muy temprano, en busca de todo lo que necesitaría para realizar las recetas que busco por internet, volvió a casa en un taxi y cargada de bolsas de compras. Encendió el computador y se dedicó toda la mañana a preparar unos exquisitos platillos para recibirlo, se sentía muy feliz haciendo su maximo esfuerzo, en cocinar para él, era como gritarle lo especial que se habia vuelto para ella.
Pasado el medio día, tenía todo listo, así como una buena botella de vino tinto enfriando, deseaba que todo fuese perfecto.
Tomó una larga ducha y se puso un lindo vestido. Lindos zapatos de tacón y secó su cabello, dejó sus preciosos rizos sueltos, cayendo libres más allá de su media espalda. Serían poco más de las dos y treinta, cuándo el timbre sonó, Ámbar sonrió nerviosa mientras su corazón se aceleraba, se apresuró a abrir la puerta y si, allí estaba él, quería echarse a sus brazos y besarlo en pleno pasillo, pero aquello sería muy perturbador para quien lo viera.
—Hola— la saludó —¿Puedo pasar?
—Bienvenido— le dijo con una enorme sonrisa— si, claro, adelante.— en cuánto Samuel entró, ella cerró la puerta, se giró hacia él y saltó sobre él, ansiosa de abrazarlo, Samuel sonrió, Ámbar era muy espontánea y eso le encantaba, con las piernas le rodeó las caderas, y con las manos su musculoso y varonil cuello— te extrañé tanto — Samuel la tomó de los muslos, ayudandola a mantener el equilibrio, y elevó el rostro para poder mirarla, estar alli cargándola era maravilloso.
—Y yo a ti— para satisfacción de Ámbar, fue Samuel quién cortó la distancia entre ellos y se apoderó de su boca en un hambriento beso. ¡Le encantaba, amaba que aprendiera tan rápido!, la lengua de él se deslizó dentro de su boca, hurgando sus rincones, mientras ella disfrutaba de besarlo y comérselo a sus anchas, el cuerpo de ambos se estremeció de deseo, y las respiraciones se volvieron irregulares, hasta que poco después tuvieron que separarse en busca de oxígeno.
—Lo paso tan mal cuando no estás—sonrió ella— al menos el trabajo me ayuda a entretenerme.
—Bésame de nuevo —aquello fue casi un ruego y Ámbar tenía deseos de todo, menos de hacerse de rogar, casi grita de alegría cuando Samuel comenzó a caminar en dirección a la habitación, todo su ser palpitó de amor y deseo.
Él se sorprendió de todo lo que ella lograba solo con un beso, ella se sorprendió de aquel deseo tan salvaje que solo él despertaba en su ser.
Al llegar a la habitación, Samuel la dejó sobre el suelo, ayudándola a ponerse de pie, aún sin poder dejar de besarse, las prendas comenzaron a volar por todas partes, eran dos cuerpos ansiosos, deseosos de amarse. Arrastrados hasta la cama en medio de besos y caricias, ansiosos de unirse, Ámbar no necesitaba más preámbulos, estaba lista para él, para sentirlo por completo llenandola toda.
—Me acostaré— indicó él, tomando la misma posición que la primera vez, pero Ámbar quería mostrarle que no siempre debe amarse de la misma manera.
—Hay muchas formas de hacerlo— le sonrió con dulzura y sentándose la miró— las formas son infinitas... cualquiera que se te ocurra.
—No se me ocurre nada—dijo con sinceridad, pero el gesto de su rostro causó en Ámbar una infinita ternura.
—Yo tengo imaginación por ambos—dijo sonriendo con picardía— pero probemos algo más tradicional—se acostó junto a él, Samuel se colocó de medio lado mirándola, ella le c
sonrió y el correspondió, comenzaron a besarse nuevamente de una manera tierna, lenta pero que poco tardó en ascender y convertirse en necesidad—Ven aquí, mi amor— lo ayudó a ubicarse sobre ella y con su ayuda e indicaciones poco tardó Samuel él deslizarse dentro de su ser llenándola por completo—Ámbar abrió su boca y gimió, le rodeó las caderas con las piernas y comenzó a instarlo a moverse—Eres tan grande... deliciosamente grande...—gimió mientras sus uñas se deslizaban sobre la espalda enviándole descargas eléctricas a través de la columna vertebral.
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¡He Pecado!
RomanceÁmbar Hobbs, está experimentando un momento caótico en su vida, ha perdido a su novio, su mejor amiga se ha mudado a otro país, acaba de perder su empleo... ¡Todo parece ir de mal en peor! Desesperada busca aliviar sus penas entrando a aquella igles...