Capítulo 56; Un acto de amor❤️

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Ámbar sonrió feliz no sólo porque él hubiese decidido seguir con aquel  acto simbólico que ella estaba haciendo, sino también por el hecho de que se refiriera a ella como "la novia"

—Por supuesto que puedes besarme siempre que lo desees— le dijo mientras le rodeaba el cuello y se acercaba hacia él, Samuel acarició  su mejilla con el dorso de la mano con tal ternura que la caricia parecía el aleteo de una mariposa, los ojos de ella se llenaron de lágrimas. ¡Qué hermoso era poder amar a alguien de una manera tan fuerte como ella lo hacía con Samuel, pero la bendición era doble cuando aquel ser al que amabas con tal intensidad correspondía a los sentimientos!

Por primera vez en su vida se sentía amada de una manera tan plena y tan profunda.

Sus labios se unieron en un beso cargado de ternura, poco tardó Samuel en deslizar su lengua dentro de la boca de ella, hurgando los rincones de ella con tal delicia que Ámbar gimió y se acercó a él. El beso subió la intensidad y Ámbar estaba enloquecida con la idea de ser suya, sus sentimientos eran tan fuertes que no solo su cuerpo clamaba a gritos por Samuel, sino que su ser entero gritaba con desesperación que le diera libertad para amarlo.

Las manos fueron directamente al alzacuello y lo retiró mientras las manos de Samuel se movían por la espalda de ella, Ámbar comenzó a desabotonar  la camisa de Samuel, él suspiró al sentir el contacto de sus suaves manos contra la piel de su pecho, sintió como todo su cuerpo entró en tensión al ser acariciado por ella y es que no podía evitarlo Ámbar era su maestra en el amor y en el placer, y su piel se estremecía ante el contacto de reconocimiento de quien fuese su instructora el arte del placer carnal.

Cuando Ámbar tiró de la camisa logrando sacarla de sus pantalones Samuel abrió los ojos volviendo a la realidad, rompiendo abruptamente el contacto de sus bocas le miró y le dijo;

—No podemos hacer esto aquí.

—¿Por qué no?— preguntó ella ansiosa mientras seguía tirando de la camisa para desabotonar los últimos botones que le faltaban.

—¡Estamos en el altar Ámbar, es algo turbio hacer el amor aquí!

—¿Por qué?— insistió ella con una sonrisa pícara— Dios es amor, creo que jamás miraría con reprobación un verdadero acto de amor entre dos seres que han decidido amarse por encima de todo.

—Lo sé pero aún así, me resultaría algo bastante incómodo— le dijo con las mejillas sonrojadas y Ámbar sonrío ante la ternura del hecho que Samuel pudiese sonrojarse de aquella forma.

—¿No has pensado que quizás tenga yo alguna fantasía  de que me hagas el amor precisamente en este lugar?

—¿En el alta?, ¡no!— sonrío mientras llevaba un rebelde mechón detrás de la oreja— no lo he pensado y realmente espero que no  tengas esa clase de fantasía,  porque no creo ser capaz de  cumplirla— se giró para mirar la imagen de Jesús en la cruz.

—En ocasiones te pasas de santurrón— le dijo en tono de broma— Si no vas a hacerme el amor en el altar entonces llévame de inmediato a tu habitación, porque estoy ansiosa de ser tuya y que seas mío después de nuestros votos de amor.

  —Vamos a mi habitación, no creo resistirme por mucho tiempo— Ámbar estaba feliz así que lo tomó de la mano y le permitió que la guiara por el oscuro lugar, y los largos pasillos estrechos hasta llegar a la habitación, Samuel cerró la puerta después de que ambos ingresaron, ella observó todo a su alrededor, le parecía bastante una habitación bastante simple, solo una cama, un guardarropa y una mesita de noche. —Es este mismo lugar le rogué tanto a Dios para que me quitará esto que siento por tí — le dijo mientras la abrazaba y la acercaba a él.

—Yo por el contrario rogaba día y noche para poder ser digna de ganarme tu amor. Ahora que te tengo, déjame amarte.

  Ámbar termino de desabotonar  la camisa de Samuel y con lentitud la deslizó de sus hombros y luego de sus brazos dejándolo con el pecho desnudo, sus manos bajaron libremente tocando la piel, haciéndolo estremecer, sintió satisfacción al sentir como el cuerpo del él temblaba bajo su contacto.

—Es increíble todo lo que puedes hacerme sentir con solo tocarme— le con voz temblorosa.

—Es igualmente increíble todo lo que siento con solo tocarte, eres perfecto y eres mío— le dijo con una sonrisa mientras daba un paso al frente y se inclinaba para depositar besos en el pecho de Samuel haciendo los suspirar con fuerza, las manos fueron directamente al cinturón que sujetaba su pantalón rápidamente lo liberó y se puso de rodillas para quitarle también los zapatos ayudándolo luego a sacarse pantalón y ropa interior, quedando completamente desnudo y expuesto delante de ella, allí desde su posición vulnerable y de sumisión absoluta, Ámbar alzó la vista para verle. — amo cada parte de tu cuerpo— le dijo mientras tomaba su masculinidad entre sus manos y comenzó un masaje de ascenso y descenso, él suspiraba llenándose de satisfacción, ella lo masajeó durante largo rato sin hacer nada más, el cuerpo de él se estremecía y ella sonrío victoriosa cuando lo escuchó gemir y suplicar.

—Hazlo de una vez cariño, por favor no me hagas esperar más— su voz temblorosa demostraba que aunque  ella  estaba de rodillas, era Samuel quién estaba completamente vulnerable, Ámbar  dispuesta a complacerlo acercó su boca hacia él permitiéndose saborearlo a sus anchas, trabajó ardua y dedicadamente para hacerlo experimentar placer y se vio recompensada cuando Samuel le advirtió que estaba en su punto de no retorno, fue el momento exacto en el que ella se dedicó aún más, logrando así que Samuel explotara inundándole la boca de su esencia.

Cuando Samuel recuperó el aliento, tiro de Ámbar  ayudándola a colocarse de pie y le dio un arduo beso, saboreando su  esencia en la boca de su amad, las manos de él vagaron por el cuerpo de ella despojandola de cada una de las piezas de su conjunto, acariciando a su paso  la ardiente piel de ella, cuando estuvo igualmente desnuda y expuesta,  la elevó en brazos y la llevó hasta la estrecha cama en donde la depositó de forma lateral antes de arrodillarse como muchas veces lo había hecho para elevar su plegarias, ahora lo hacía con Ámbar frente a él, la tomó de las caderas y tiró de ella para acercar sus piernas y colocarla sobre sus hombros antes de lanzarse al ataque a saborearla, Ámbar  pronto estuvo con la espalda arqueada gimiendo y suplicando a causa de la boca de él.

El había querido comandar aquella noche pero, cuando llegó el momento de la unión de sus cuerpos fue Ámbar quien tomó una posición dominante, ubicada sobre él como una experta amazonas lo miró directamente a los ojos mientras comenzaba su descenso de caderas permitiéndole así a Samuel llenarla por completo, ambos gimieron al momento del contacto, Samuel estaba perdido en el placer que ella le ofrecía y entendía que si se habia privado de aquello durante todos esos años, aparte de hacerlo por su servicio a Dios, lo había hecho esperando el momento exacto en el que Ámbar llegara su vida, pues estaba completamente seguro que ninguna mujer lograría encender su cuerpo como solo ella lo hacía.

Le permitió cabalgarlo mientras las manos de él ascendieron por su abdomen hasta apoderarse de sus senos y acariciarlos a su antojo...

Para muchos aquello podría ser visto como un pecado, un sacrilegio, como un acto de perdición, como la consumación del pecado, pero para ellos era sin duda alguna un acto de amor, un acto de fe, era la confirmación de que sí vienes a este mundo para amar y ser amado, de que sí hay en este mundo alguien que te complementa, alguien destinado a amarte...




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