Eran aproximadamente las nueve de la mañana cuando Samuel recibió una llamada de su padre;
— Buenos días hijo, ¿Cómo amaneces?— Samuel sonrió para sus adentros, quiso contestar que tras una noche en brazos de Ámbar solo podía amanecer excelentemente bien, sin embargo, aunque sabía que no era necesario limitar sus comentarios con su padre creyó conveniente no ceder a dar aquel tipo de información.
—Estoy muy bien padre, ¿y tú?
—Bien, bien. Te llamaba para decirte que he hablado con Melina y que hemos acordado que nuestra cena sea el día de hoy, le he explicado la situación y hemos acordado encontrarnos en una propiedad que le regalé hace un par de meses, te enviaré la ubicación por mensaje de texto y nos veremos allá a eso de las siete, espero que tengas paciencia para el viaje pues la vivienda queda a las afueras de la ciudad y decidí que fuese así para que tuviésemos más libertad y no nos sintiésemos cohibido ante la posibilidad de que alguien pueda verte.
—Te lo agradezco enormemente padre, mientras llega mi baja ministerial necesito guardar mi imágen, no por mi, sino por la iglesia.
—Lo entiendo hijo, entonces te mando la conversación para que le digas a tu novia, que tenga feliz día— y así le cortó la comunicación, Samuel sonrío porque su padre siempre se refería a Ámbar como su chica o su novia, aquello le resultaba maravilloso.
Ana se sentó frente aquel hombre y lo miró muy seriamente, como analizandolo, queriendo descubrir si realmente era tan confiable como su reputación decía.
—¿Desea tomar algo, detective?
—No señora Thompson, estoy bien, ansioso por conocer para qué necesita mi servicio y poderme ocupar de mi nuevo trabajo.
—Bien, lo primero que quiero decirle es que para este trabajo necesito suma discreción, porque no es un trabajo cualquiera. Así que necesito que me asegure que lo que averigüe quedará solo entre usted y yo.
—Por supuesto que sí señora, soy un hombre muy profesional en lo que hago, tengo la mitad de mi vida trabajando como detective privado y todo lo relacionado al trabajo que usted me solicite me lo llevaré a la tumba.
—Espero que así sea porque el asunto que me atañe es bastante delicado y supongo que solicitará un buen pago porque este es un trabajo doble, necesito que siga a mi esposo — le tendió una flor una foto de Aníbal— mi esposo ha decidido irse de casa asegurándome que tiene un amante— dijo un poco avergonzado— quiero saber quién es la mujer, quiero saber todo de ella; en donde trabaja, en donde vive, a qué se dedica. Así mismo quiero saber qué hace mi esposo cuando está fuera de la oficina, le daré la dirección y todo lo pertinente para que pueda efectuar un trabajo eficaz.
—Muy bien señora Thompson, le aseguro que tendrá toda la información que me pide y mucho más.
—Lo segundo es aún más delicado, se trata de mi hijo— le extendió una foto de Samuel y el hombre frunció el ceño ligeramente al ver que se trataba de un sacerdote— Cómo puede ver mi hijo es un hombre de Dios, recientemente me ha dado la noticia de que ha solicitado su baja ministerial y no sé por qué, pero tengo sospechas de que esto se trata de algo más.
—¿Quiere decir que sospecha que su hijo se ha enamorado?
—No, no lo creo, mi hijo sería incapaz— negó la mujer segura de su intuición— Samuel nunca se preocupó por ese tipo de cosas, ni siquiera cuando era un adolescente hormonal, siempre estuvo enfrascado en la obra de Dios, creo que esto se trata de algo más y no sé por qué pero tengo la leve sospecha de que mi hijo está siendo influenciado por su padre para que deje el ministerio.
—Bien, entonces me dedicaré a investigar a ambos; padre e hijo y en cuanto tenga información pertinente se la haré llegar personalmente como resultado de mi investigación.
—Recuerde lo que le he dicho detective, esto tiene que ser algo que se maneje con mucha discreción, solo entre usted y yo.
—Por supuesto que sí señora, tiene mi palabra— le dijo el hombre y Ana asintió agradecida internamente porque sabía que estaba un paso más cerca de descubrir qué era lo que estaba ocurriendo en la vida de sus hombres y por qué habían cambiado tanto.
Ámbar estaba muy emocionada tras la llamada de Samuel indicándole que conocería a su padre aquella noche, así que tras el día de trabajo se retiró rápidamente para ir a su departamento, quería tener especial cuidado de su aspecto ya que esperaba dar una buena primera impresión a quién se convertiría en su suegro. Decidió usar un vestido, queriendo ser formal escogió uno color negro que le quedaba unos cuantos centímetros por encima de la rodilla, tenía un precioso escote en forma de corazón que acentuaba su busto y se ajustaba a su plano abdomen. Decidió usar un maquillaje ligero pero, delineó sus ojos con criollo negro con la intención de intensificar su mirada resaltando así el hermoso color miel de sus ojos, su rebelde rizos estaban libres acentuando así su rostro.
Samuel llegó a pocos minutos para las seis de la tarde, la observó detalladamente, sonriendo con satisfacción.
—Estas preciosa— le dijo mientras la estrechaba tomándola de la cintura y plantandole un beso— te extrañé todo el día.
—Y yo a ti— le devolvió el beso— ahora en marcha, no quiero llegar tarde. — viajaron en el auto de Ámbar mientras conversaban de lo feliz que estaban por aquella cena. Ámbar insistió en que Samuel manejara pero el se disculpó asegurando que no sabía hacerlo. —descuida mi amor, yo te enseñaré — le guiñó un ojo —¿Crees que le agrade a tu padre?
—Por supuesto que si, ¿quien podría no amarte en cuanto te ve?
—Quizas tu madre— rió triste porque realmente le tenía cariño a la mujer— sé que en cuanto se sepa lo nuestro va a odiarme por ser el instrumento de perdición que te alejó de tu camino.
—Mi madre tendrá que aceptarlo, no tiene otra opción pero, no hablemos de eso ahora. Este es un momento agradable— dijo el y ella asintió feliz.
Llegaron a la dirección que Aníbal le había otorgado...
—Es una casa preciosa— dijo ella mientras deslizaba el auto hasta la entrada.
—Un regalo de amor de mi padre — informó Samuel orgulloso.
—Bien, hagamos esto, pero antes— Ámbar después de estacionar el auto se giró hacia él y le arrancó el alzacuello arrojandolo al asiento trasero— en estos momentos no eres el padre Samuel— extendió la mano despeinando un poco su cabello, dandole asi un aspecto mas relajado y menos severo.
Salieron del auto y llamaron a la casa, ni dos minutos pasaron cuando la puerta se abrió, la cara de Anibal reflejó la misma sorpresa de Ámbar.
—¡Padre!— exclamó Samuel feliz.
—¡Aníbal!
—¡Ámbar!
—¿Se conocen?— preguntó Samuel confundido mirando a uno y luego al otro.
Ámbar se sintió incomoda al instante mientras su mente trabajaba rápidamente en atar hilos...
Aníbal era la pareja de Melina, su amiga era la amante... Aníbal era el padre de Samuel, el esposo que había abandonado a Ana... aquella era una coincidencia bastante extraña, en cuanto todo saliera a la luz Ana los.odiaria a todos pensando que aquello había sido planeado, y la verdad es que el mundo es un pañuelo...
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¡He Pecado!
RomanceÁmbar Hobbs, está experimentando un momento caótico en su vida, ha perdido a su novio, su mejor amiga se ha mudado a otro país, acaba de perder su empleo... ¡Todo parece ir de mal en peor! Desesperada busca aliviar sus penas entrando a aquella igles...